Barry White
Forero del todo a cien
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- 16 Feb 2006
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Guerra y Hambre. Humildad, sacrificio por tirar para adelante.
Mi abuela ha muerto.
No era ni mejor ni peor que nadie. Simplemente era una luchadora. Eran los años de la post-guerra, no los de ahora en la que cualquier niñato tiene 3 móviles, dos playstation y pantalones de 90 euros. Años en los que mi abuela y abuelo trabajaron y lucharon por su familia.
Era el año 1955, mi abuelo se despertaba todos los días a las 6 de la mañana para ir a trabajar a la fábrica de mármol. Mi abuela se dedicaba a trabajar todo el día cosiendo para los ricos. Años duros en los que se les calló la casa de alquiler en la que estaban, incluida mi madre y mis tías, mi tía abuela y toda su familia, por culpa de las lluvias. Y gracias que no se les cayera encima. Lucharon para seguir adelante, con tesón, con entereza, pasando momentos malos y algunos buenos. Y nunca me lo contaba para darme una lección, sino como consejo y para que abriera los ojos y viera que ahora tenemos muchas más oportunidades, y para que no las desaproveche y de lo mejor de mí en todo.
Siempre que podía iba a verla, le cogía la mano y me contaba sus "batallitas" sobre la vida, que de eso sabía mucho. Siempre que me iba se le saltaban unan lágrimas, me soltaba 5 euros los cuál yo rechazaba amistosamente, ella me los metía en la mano y me la cerraba. A su vez me hacía ver que "había mucho malo", y que me cuidara mucho. Yo le decía: Abuela no veas más programas de esos de la tele que luego te preocupas...
Los últimos días de su vida solo deseaba lo mejor para sus hijas y nietos. Aún después de su derrame cerebral siguió tan activa como siempre, sin querer ser un estorbo para nadie, con una energía abrumadora para sus 93 años, y dando ejemplo a muchos jóvenes de hoy en día. Me hablaba de hambre, de miseria, de no tener nada para comer. De como aún así toda la familia era una piña, ayudándose unos a otros. En una palabra: respeto. Simplemente respeto y ayudarse, hombro con hombro, por el simple hecho de haber dado todo por ti.
Como se ha perdido el respeto por los mayores es lo que más me duele. Ver a diario como nuestra sociedad se está degenerando. Ver a críos perdiendo sus vidas en los parques, fumando porros, drogándose, sin querer saber nada más, sin aspirar a nada más, sin querer luchar. Ver como nuestros mayores son cada día más apartados, olvidados, ignorados por esta sociedad del consumismo, la diversión y el libertinaje. Falta de respeto, donde ya nuestros mayores, esos que dieron todo por nosotros para que saliéramos adelante, son tan solo un trasto inútil y un estorbo.
Nuestros mayores piden respeto y cariño a gritos y a veces nadie los escucha. Yo, por lo que a mí respecta, seguiré siendo tal y como me educaron, como me dijeron que deben de ser las cosas, como si hubiera luchado en una guerra, pasado hambre, miserias... Dando gracias a mi familia por todo lo que me han dado, con sus errores y sus aciertos, pero siempre con el respeto y la educación que me enseñaron.
Trabajo día a día para ser mejor persona, con los que me rodean, intentar estar a gusto conmigo mismo, como lo estaba ella. Esa gran luchadora que era.
Hasta siempre Abuela.
Mi abuela ha muerto.
No era ni mejor ni peor que nadie. Simplemente era una luchadora. Eran los años de la post-guerra, no los de ahora en la que cualquier niñato tiene 3 móviles, dos playstation y pantalones de 90 euros. Años en los que mi abuela y abuelo trabajaron y lucharon por su familia.
Era el año 1955, mi abuelo se despertaba todos los días a las 6 de la mañana para ir a trabajar a la fábrica de mármol. Mi abuela se dedicaba a trabajar todo el día cosiendo para los ricos. Años duros en los que se les calló la casa de alquiler en la que estaban, incluida mi madre y mis tías, mi tía abuela y toda su familia, por culpa de las lluvias. Y gracias que no se les cayera encima. Lucharon para seguir adelante, con tesón, con entereza, pasando momentos malos y algunos buenos. Y nunca me lo contaba para darme una lección, sino como consejo y para que abriera los ojos y viera que ahora tenemos muchas más oportunidades, y para que no las desaproveche y de lo mejor de mí en todo.
Siempre que podía iba a verla, le cogía la mano y me contaba sus "batallitas" sobre la vida, que de eso sabía mucho. Siempre que me iba se le saltaban unan lágrimas, me soltaba 5 euros los cuál yo rechazaba amistosamente, ella me los metía en la mano y me la cerraba. A su vez me hacía ver que "había mucho malo", y que me cuidara mucho. Yo le decía: Abuela no veas más programas de esos de la tele que luego te preocupas...
Los últimos días de su vida solo deseaba lo mejor para sus hijas y nietos. Aún después de su derrame cerebral siguió tan activa como siempre, sin querer ser un estorbo para nadie, con una energía abrumadora para sus 93 años, y dando ejemplo a muchos jóvenes de hoy en día. Me hablaba de hambre, de miseria, de no tener nada para comer. De como aún así toda la familia era una piña, ayudándose unos a otros. En una palabra: respeto. Simplemente respeto y ayudarse, hombro con hombro, por el simple hecho de haber dado todo por ti.
Como se ha perdido el respeto por los mayores es lo que más me duele. Ver a diario como nuestra sociedad se está degenerando. Ver a críos perdiendo sus vidas en los parques, fumando porros, drogándose, sin querer saber nada más, sin aspirar a nada más, sin querer luchar. Ver como nuestros mayores son cada día más apartados, olvidados, ignorados por esta sociedad del consumismo, la diversión y el libertinaje. Falta de respeto, donde ya nuestros mayores, esos que dieron todo por nosotros para que saliéramos adelante, son tan solo un trasto inútil y un estorbo.
Nuestros mayores piden respeto y cariño a gritos y a veces nadie los escucha. Yo, por lo que a mí respecta, seguiré siendo tal y como me educaron, como me dijeron que deben de ser las cosas, como si hubiera luchado en una guerra, pasado hambre, miserias... Dando gracias a mi familia por todo lo que me han dado, con sus errores y sus aciertos, pero siempre con el respeto y la educación que me enseñaron.
Trabajo día a día para ser mejor persona, con los que me rodean, intentar estar a gusto conmigo mismo, como lo estaba ella. Esa gran luchadora que era.
Hasta siempre Abuela.