típicocasadoquenofolla
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- 28 Nov 2017
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Llegué a El Japón ya hace unos años tras haber obtenido un puesto como profesor becario en cierta Universidad después de haber estudiado magisterio ya tardíamente tras unos diez años trabajando en un burguer king. Comencé a estudiar magisterio con treinta años ya cumplidos y acabé los estudios con 33.
Eran años en los que apenas salían plazas en la pública y era casi imposible encontrar plaza así que me puse muy contento por ir al país del sol naciente.
Gran orgullo hubo entre mi familia al saber que iba a ser becario en una universidad allá y mi mami contaba toda orgullosa en la carnicería de debajo de casa que tenía un hijo que iba a ser profe de universidad nada menos.
Pero pronto descubrí en el país del sol naciente que la vida era extraordinariamente cara y que la asignación de becario apenas daba más para algo más que pagar el alquiler.
Así que puse a buscar ingresos extras y me di cuenta de lo dificil que era encontrar trabajo allá. La japonesa es una sociedad muy racista y xenófoba y como por ejemplo a alguien se le ocurra contratar a un extranjero en su cafetería nadie entrará en su establecimiento.
Por lo tanto tuve que ser imaginativo y encontrar ingresos de formas heterodoxas.
Y encontré trabajo como kyūban, que es el/la que en las pinículas porno entre corte y corte está listo/a para chupar pollas cuando se va a reanudar la filmación para que los travelos u actores pornos tengan los cipotes listos. Al ser macho sólo trabajaba en pinículas de porno gay o de travelos.
Sin embargo tampoco ganaba lo bastante y yo me negaba a salir en cámara no fuera que mi mamá me llegara a ver alguna vez.
Así que entré a trabajar en un laboratorio donde era cobaya humano y probaba los medicamentos nuevos antes de salir al mercado.
Allí sí que pagaban bien y empecé a ser feliz en el país del sol naciente donde empecé a follarme a chortinas a pelito.
(Continuará).
Eran años en los que apenas salían plazas en la pública y era casi imposible encontrar plaza así que me puse muy contento por ir al país del sol naciente.
Gran orgullo hubo entre mi familia al saber que iba a ser becario en una universidad allá y mi mami contaba toda orgullosa en la carnicería de debajo de casa que tenía un hijo que iba a ser profe de universidad nada menos.
Pero pronto descubrí en el país del sol naciente que la vida era extraordinariamente cara y que la asignación de becario apenas daba más para algo más que pagar el alquiler.
Así que puse a buscar ingresos extras y me di cuenta de lo dificil que era encontrar trabajo allá. La japonesa es una sociedad muy racista y xenófoba y como por ejemplo a alguien se le ocurra contratar a un extranjero en su cafetería nadie entrará en su establecimiento.
Por lo tanto tuve que ser imaginativo y encontrar ingresos de formas heterodoxas.
Y encontré trabajo como kyūban, que es el/la que en las pinículas porno entre corte y corte está listo/a para chupar pollas cuando se va a reanudar la filmación para que los travelos u actores pornos tengan los cipotes listos. Al ser macho sólo trabajaba en pinículas de porno gay o de travelos.
Sin embargo tampoco ganaba lo bastante y yo me negaba a salir en cámara no fuera que mi mamá me llegara a ver alguna vez.
Así que entré a trabajar en un laboratorio donde era cobaya humano y probaba los medicamentos nuevos antes de salir al mercado.
Allí sí que pagaban bien y empecé a ser feliz en el país del sol naciente donde empecé a follarme a chortinas a pelito.
(Continuará).