Estuve tres meses en Buenos Aires pateándola bien, interactuando con la población local, visitando amigos en sus casas, y me leí unos cuantos libros de la historia de Argentina, antes, durante y después de mi estadía, así como absorbiendo a través de glosarios en Internet todo el lunfardo que pude. También puede ver bastantes telediarios con el nivel que se gastan de violencia, secuestros y mafia que nada tiene que envidiar a la Ndrangheta; o vergonzosos programas de televisión para entretenimiento del populacho, las artimañas de los políticos que compran votos en las villas miseria con amenazas o a cambio de lavadoras, etc, etc.
Obviamente, siempre ignoramos cosas, pero de ahí a que me tome por ignorante a secas, como que no.
A mí, personal y subjetivamente me parecen
una panda de insoportables hijos de la grandísima puta, desde el último cartonero hasta los niños bien que se pasean con sus uniformes de polo por la calle Florida y aledañas con sus egos superlativos y sus genes de tanos de mierda, o las niñas tontas con uniformes de lacrosse que pasean por Belgrano R a la salida del colegio de monjitas.
También es interesante ver pasar un autobús con barras bravas sacando medio cuerpo por la ventanilla e insultándote en plan banda de The Warriors escoltada por motos de la policía, quien te sugiere que ni te acerques al paso de cebra.
O ver cómo discriminan a chavales por el color de la piel no ser lo suficientemente "europeos", darles una paliza de muerte, y al día siguiente ver cómo se va calentando el ambiente, hasta que mágicamente se pone a arder en directo la discoteca delante de todos los medios de comunicación.
O ir a comprar la cena al delivery, y ver niños mugrientos de 3 años descalzos y con la cara sucia pedirte comida, no ya un eurito como hacen los putos negros por Barcelona.
O darte un paseo por Palermo Soho y ver los restaurantes étnicos petados de chetos ajenos a esas madres que pasean empujando un carrito y dos niños por la noche buscando como llevarse algo al buche. O esos hombres de negocios cenando en las terracitas por ese decorado de cartón piedra que atiende al nombre de Puerto Madero, que crea una falsa ilusión de estar en América del Norte.
Poner las noticias y poder ver el futuro de España reflejado en un hospital que no tiene insumos (suministros, queridos ignorantes amigos), etc.
Yo me quedaría con la arquitectura, con la vegetación, y la tranquilidad de algunos rinconcitos, en los que parece que uno está en una ciudad española mucho más pequeña y tranquila en plenos años ochenta.
Y ahora, minutos musicales. Le iba a poner
Adiós muchachos (compañeros de mi vida...) o algo de Folclorisísimo, Soda Stereo, Babasónicos o Charly García, pero a mí lo que me camela son Los pibes chorros y asimilados porque son parias e ignorantes. ¿Y eso es lo que somos nosotros, no, doc?
A jugar a pala.