Si no hay un alcalde moro en Talayuela debe de ser porque de ese 30% de moros de mierda la mitad deben de tener menos papeles que una liebre.
Lo bueno es que si no tienes dinero para ir a África puedes escaparte un fin de semana y visitar el pequeño Marruecos, con sus calles sucias, sus viejos sentados en las puertas de las casas sucias espantándose las moscas de la cara, la calle principal toda ocupada por recuas de parados revoloteando alrededor de los cajeros automáticos para ver si ya les han ingresado la paga, sus jaurías de zagales moros molestando a los extranjeros infieles y blanquitos, sus coches destartalas sacados de los desguaces, sus mujeres tapadas y nodrizas de un ejercito invasor silencioso con plenos derechos, sus tienditas mugrosas con el género manoseado mil veces antes de dejarlo. Ese olor a calles estrecha y tortuosa sin alcantarillado donde los regueros de aguas domesticas son arrojados para que corran calle abajo. El eco preciosos de ese lenguaje que parece que hablan con un esputo en la garganta, sus caras sucias y arrugás, sus miradas de desprecio, sus camisetas del barsa, sus camisones fantasmagóricos y esos putos gorritos de conexión con Alá, sus chancletas, las putas y asquerosas chancletas que llevan a todas horas incluso en invierno con putos calcetines, me cago en las putas chancletas de los putos moros ya. Toda a 14 km de un desvió de la A-5. Están tan integrados como el aceite y el agua en una botella.