Misógino Empedernido rebuznó:
Hokusai rebuznó:
Tengo más caché que todos vosotros juntos. De histérica no tengo nada (la histeria es una enfermedad), pero si soy dominanta y era antes bastante posesiva. El que no lo haya sido que tire la primera piedra.
Como yo no soy un histérico, tiro la primera piedra y le recuerdo la segunda acepción de la palabra histerismo que provee la RAE:
2. f. Estado pasajero de excitación nerviosa producido a consecuencia de una situación anómala.
No me gustan las escenitas públicas (ni privadas) de celos. No creo que pudiera tolerar a una mujer que hiciera esta clase de cosas. Yo tampoco las he hecho nunca y no creo que las vaya a hacer... aunque nunca se sabe.
El hecho de que una mujer se vuelva loca porque su mancebo no le coge el teléfono en dos horas y que prejuzga las amistades de él y sus intenciones, es una de esas cosas que refuerza mi misoginia.
P.D: Felicidades a Gina Gross (aunque con un día de retraso). Ya que el año pasado dijo que le alegraba ser felicitada, no cuesta nada darle el gusto. Que cumpla muchos más
Ante todo, tiene razón en la definición de 'histerismo', pero yo prefiero llamarlo 'pasión'. Ya sabe, un eufemismo absurdo, pero la cosa cambia mucho.
Por favor, yo también soy una chica bastante misógina y probablemente compartiría muchas de sus opiniones acerca de las mujeres, pero en este caso, no nos englobe a todas, por favor. No refuerce su misoginia al leer mi relato, ya que yo soy un caso aparte, y normalmente, a no ser que la mujer tenga un complejo de inferioridad demasiado fuerte (el cual yo no tengo), una mujer no tendería a protagonizar semejantes espectáculos.
Simplemente es que yo soy un poco 'especial', y aunque sé perfectamente que estos 'shows' no cuadran con mi formación intelectual, moral y emocional, a veces se me cruzan los cables.
No crea que mi pareja no se enfadó conmigo. Como, gracias a Dios, tengo una memoria de elefante y soy capaz de recordar de una manera increíble datos, fechas, números, atuendos, nombres propios, lugares, rostros y especialmente, puedo reproducir conversaciones acontecidas en el pasado con un mínimo del 80% de fiabilidad, le expongo brevemente el diálogo que mi pareja y yo mantuvimos tras la salida del piso del colega de mi pareja, de forma ligeramente novelesca.
Durante el breve minuto que estuvimos en el ascensor, evidententemente no me dirigió la palabra. Una vez abajo, me dijo:
- Vámonos en mi coche. El tuyo lo dejas ahí aparcado que mañana venimos a por él.
Durante el trayecto, no dijo ni pío, y yo me atreví a abrir la boca:
- ¿Estás enfadado?
- Te voy a decir una cosa. Procura no tocarme muchos los cojones hoy porque todavía estoy asimilando lo que has hecho y no me lo puedo creer, así que saltaría a la mínima. Te aconsejo que no me digas nada en lo que queda del día.
Yo, insistente y rabiosa, seguí:
- ¡Ah, claro! ¿Estás enfadado porque ahora la puta zorra esa no te va a volver a llamar nunca?
Tras unos segundos de silencio, mi pareja, pegándole un puñetazo al volante, exclamó:
- ¡¡No es por la tía esa, hostia!! ¡¡La tía esa me suda la polla!! Son las formas, hostia, son las formas, ¿tú te has visto?.
Supe que era mejor no decir nada, y abochornada, me callé. Cuando vi que cambiaba la dirección y en vez de dirigirnos a casa íbamos rumbo al hospital, no dije nada, pero una vez aparcados cerca del área de urgencias, se baja diciéndome:
- Te vamos a poner la antitetánica.
- ¿Por qué? - dije yo sorprendida.
- Porque me sale de los huevos - respondió él de forma solvente.
Durante el rato en urgencias, que por cierto se hizo interminable, mientras mirábamos continuamente como pasaban viejos en camilla, gente en silla de ruedas con sueros, gente accidentada en altercados de tráfico, etcétera, por supuesto mi pareja, a mi lado, en un ambiente deprimente como la sala de espera de un hospital, no me dirigió la palabra en toda la hora que estuvimos esperando mi turno.
Una vez con la inyección puesta, nos fuimos a casa, y lo último que me dijo ese día antes de dormir fue:
- Mañana llamamos a seguros Ocaso.
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Jojojo.
Como puede ver, así fueron las cosas.
No diga jamás 'de este agua no beberé', que nunca se sabe. Siempre pensaba que mi ego nunca permitiría rebajarme a semejantes escenas bochornosas, y lo hice. Soy celosa, pero no hasta tal punto. Aquel día supongo que me iría a venir la regla (excusa femenina universal para todo), o me levantaría con el pie izquierdo.
No puedo decir más, mi actitud fue claramente criticable.