Lo que Podemos ha demostrado es que, en este país, cualquier mediocre puede vivir como un millonario si le echa un poco de jeta.
Porque esta gente ni siquiera tuvo que currárselo desde la adolescencia en las juventudes de ningún partido.
Empecemos por el amado líder, un acomplejado que no le pudo aguantar ni diez minutos de bofetones dialécticos a Escohotado.
Pero ahí le tenemos, con su ceño y voz de intensito dando lecciones morales e intelectualoides al personal, con una pedantería solamente equiparable a su ignorancia.
Luego tenemos a Errejón, más acomplejado todavía, viviendo de hacerse el interesante, con un mensaje todavía más vacío que el anterior.
Monedero, la vergüenza ajena elevada a la enésima potencia, con su cara de ridículo y todavía más acomplejado que el anterior, tratando de hechizar a sus alumnas con más palabrería.
No nos olvidemos del betazo premium, Alberto Garzón, venido a ministro con un cociente de dos cifras. Cocinillas con su camiseta de la RDA, pero que nadie le quite su luna de miel en Nueva Zelanda por lo que cuesta un palacete rural.
Irene, una pija insoportable y psicóloga que nadie la quería para ejercer, quitando novios con mucha sororidad para desatar su bilis freudiana en un ministerio ad hoc y luego de paleta en Bruselas.
Yolanda, más pija pero todavía más ñoña, soltando estupideces a sabiendas de la oligofrenia de su votante promedio.
Y Echeminga, el odio hecho verbo, medrando desde la liga autonómica a base de dar penita, con cero misericordia cuando tuvo algo de poder.
Y la cuestión es, ¿hicieron una sola cosa de la que prometieron?
No, sabían que no les hacía falta.
Saben que les basta con verter sus complejos y resentimientos personales para remover a quienes están igual de podridos que ellos.
SÍ SE PUEDE, por supuesto, se puede vivir del odio con ideas y eslóganes reciclados de sus referentes estadounidenses.