¿QUE ES ESTO? - Concurso para gente culta y/o gafapastis

Mwahahaha, no es ni estilo ni época medieval ni místico ni nada parecido, pero el autor sí se puede considerar un poco rarito y una de las cosas que no le gustaba hacer era dejar vacíos en los cuadros (¿Qué tipo de gente puede tener esas manías?).

Como se busca un estilo aquí dejo otras dos obras, una pictórica del autor anterior y otra escultórica-arquitectónica que será más conocida. Si queréis decir el autor de cualquiera de las obras también vale.


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Los cuadros creo que son naif........


La escultura o lo que sea es:

Le Palais Idéal du Facteur Cheval

Ferdinand Chéval (1836 – 1924 ) Fue un cartero, escultor y arquitecto naïf francés. En 1879 inicia él solo la construcción de su Palais idéal que no terminara hasta 1905, hecho de extrañas piedras talladas por él mismo, de una fantasía surrealista y de enorme tamaño.

Proceso:
Estaba ya hasta las pelotas de los barandas con las cruces clavadas en el tarro y me centre en la escultura.....

No tenia ni puta idea de lo que era, ni de donde, ni de quien.
Me centre en observar la imagen y encontre esto, que fue la clave para descifrar lo demas......

A partir de aqui, be google my friend.........


Como creo que he acertado, me dispongo a continuar con el tema......
Que es esto?
 
Así es, no lo dejé muy difícil, ¿no?. Sólo aclarar que el término buscado era 'art brut' o arte marginal, obras frecuentemente realizadas por gente con algún trastorno psicológico, normalmente esquizofrenia.

El Art Brut es un término acuñado en 1945 por Jean Dubuffet para referirse al arte creado por gentes ajenas al mundo artístico sin una formación académica.

Sus obras son el reflejo de una creatividad pura sin contaminar por la imitación de modelos ya establecidos. Dubuffet afirma que todos llevamos un potencial creativo que las normas sociales actuales anulan. Esto se observa en las creaciones de personas que se mantienen al margen de la sociedad, tales como: internos de hospitales psiquiátricos, autodidactas, solitarios, inadaptados o ancianos. Desde 1945 Dubuffet recoge estas obras, fundando en 1948 la "Compagnie d´Art Brut" junto a André Breton, Michel Tapié y otros. La colección formada llega a las 5000 obras, que se exponen por primera vez en 1967 en el Musée des Arts Decoratifs de París, instalándose definitivamente en 1976 en el Château de Beaulieu de Lausana. La colección está formada en su mayoría por obras de enfermos psiquiátricos, generalmente esquizofrénicos; pese a ello, Dubuffet rechazó siempre la idea de "arte psiquiátrico" afirmando que "no existe un arte de los locos". El art brut constituye un aspecto fundamental del primitivismo asumido a lo largo de todo el siglo XX por ciertos artistas que permanecen al margen de la modernidad.
 
Schweinhund rebuznó:

¿Puede ser la bandera de Groenlandia?
Si es así, pondré la pregunta sobre las dos y media de la tarde, que ahora no tengo tiempo.
 
Acabo de comprobarlo. Espero que no se refiriese a otra cosa, como un significado especial.
Sobre cómo lo adiviné: me gusta bastante la vexilología (las banderas) y, además, vi el mundial de balonmano de Alemania.


Ahora va una fácil: ¿Qué es esto y dónde está?
Pongo tres fotos por si alguna es demasiado pequeña.

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Selbst rebuznó:
¿Y cuál es la historia de ese jabalí?

Según google, Escultura renacentista en bronce, de Pietro Tacca—Florencia (1577-1640)
además también es tradición para los turistas tocarle el hocico.

Cuento de Andersen sobre el jabalí.

El jabalí de bronce
[Cuento infantil. Texto completo]

Hans Christian Andersen

En la ciudad de Florencia, no lejos de la Piazza del Granduca, corre una calle transversal que, si mal no recuerdo, se llama Porta Rossa. En ella, frente a una especie de mercado de hortalizas, se levanta la curiosa figura de un jabalí de bronce, esculpido con mucho arte. Agua límpida y fresca fluye de la boca del animal, que con el tiempo ha tomado un color verde oscuro. Sólo el hocico brilla, como si lo hubiesen pulimentado -y así es en efecto- por la acción de los muchos centenares de chiquillos y pobres que, cogiéndose a él con las manos, acercan la boca a la del animal para beber. Es un bonito cuadro el de la bien dibujada fiera abrazada por un gracioso rapaz medio desnudo, que aplica su fresca boca al hocico de bronce.

A cualquier forastero que llegue a Florencia le es fácil encontrar el lugar; no tiene más que preguntar por el jabalí de bronce al primer mendigo que encuentre, seguro que lo guiarán a él.

Era un anochecer del invierno; las montañas aparecían cubiertas de nieve, pero en el cielo brillaba la luna llena; y la luna llena en Italia es tan luminosa como un día gris de invierno de los países nórdicos; y le gana aún, pues el aire brilla y adquiere relieve, mientras que en el Norte el techo de plomo, frío y lúgubre, deprime al hombre, lo aplasta contra el suelo, ese suelo húmedo y frío que un día cubrirá su ataúd.

Un chiquillo harapiento se había pasado todo el día sentado en el jardín del Gran Duque, bajo el tejado de pinos, donde incluso en invierno florecen las rosas por millares; un chiquillo que podía pasar por la imagen de Italia, tal era de hermoso, sonriente y, sin embargo, enfermizo de aspecto. Sufría hambre y sed, nadie le daba un céntimo y al oscurecer -hora de cerrar el jardín- el portero lo echó. Durante un largo rato se estuvo entregado a sus ensueños en el puente que cruza el Arno, contemplando las estrellas que se reflejaban en el agua, entre él y el magnífico puente de mármol «della Trinitá».

Se dirigió luego hacia el jabalí de bronce, hincó la rodilla al llegar a él y, pasando los brazos alrededor del cuello de la figura, aplicó la boca al reluciente hocico y bebió a grandes tragos de su fresca agua. Al lado yacían unas hojas de lechuga y dos o tres castañas; aquello fue su cena. En la calle no había ni un alma; el chiquillo estaba completamente solo; se sentó sobre el dorso del jabalí, se apoyó hacia delante, de manera que su rizada cabecita descansara sobre la del animal, y sin darse cuenta se quedó profundamente dormido.

Al sonar la medianoche, el jabalí de bronce se estremeció y el niño oyó que decía:

-¡Agárrate bien, chiquillo, que voy a correr!

Y emprendió la carrera, con él a cuestas. ¡Extraño paseo! Primero llegaron a la Piazza del Granduca, donde el caballo de bronce de la estatua del príncipe los acogió relinchando. El policromo escudo de armas de las antiguas casas consistoriales brillaba como si fuese transparente, mientras el David de Miguel Ángel blandía su honda. Por doquier rebullía una vida sorprendente. Los grupos de bronce que representan Perseo y el rapto de las Sabinas se agitaban frenéticamente; de la boca de las mujeres surgió un grito de mortal angustia, que resonó en la gran plaza solitaria.

El jabalí de bronce se detuvo en el Palazzo degli Uffizi, bajo la arcada donde se reúne la nobleza en las fiestas de carnaval.

-Agárrate bien -repitió el animal-, vamos a subir por esta escalera.

El niño permanecía callado, entre tembloroso y feliz.

Entraron en una larga galería que él conocía muy bien; ya antes había estado en ella. De las paredes colgaban magníficos cuadros, y había estatuas y bustos, todo iluminado por vivísima luz, como en pleno día. Pero lo más hermoso vino cuando se abrieron las puertas que daban acceso a una sala contigua. El niño no había olvidado cuán magnífico era aquello, pero nunca lo había visto tan esplendoroso como aquella noche.

Había allí una maravillosa mujer desnuda, como sólo pueden moldearla la Naturaleza y el cincel de los grandes maestros. Movía los graciosos miembros, delfines saltaban a sus pies, la inmortalidad brillaba en sus ojos. El mundo la llama la Venus de Médicis. Todo en torno relucían las estatuas de mármol, en las que la piedra aparecía animada por la vida del espíritu: figuras de hombres magníficos, uno afilando la espada -por eso se le llama el Afilador-, más allá el grupo de los Pugilistas; la espada era aguzada, y los combatientes luchaban por la Diosa de la Belleza.

El chiquillo estaba como deslumbrado por todo aquel esplendor; las paredes ardían de color y todo era vida y movimiento. Podían verse dos Venus, representando la Venus terrena, turgente y ardorosa, tal como Tiziano la había apretado sobre su corazón. Eran dos soberbias figuras femeninas. Los bellos miembros desnudos se extendían sobre los muelles almohadones; el pecho se levantaba y la cabeza se movía dejando caer los abundantes rizos en torno a los bien curvados hombros, mientras los oscuros ojos expresaban ardientes pensamientos. Pero ninguno de aquellos personajes osaba salir por completo de su marco. La propia Diosa de la Belleza, los Pugilistas y el Afilador permanecían en sus puestos, pues la Gloria que irradiaba de la Madonna, de Jesús y de San Juan, los mantenía sujetos. Las imágenes de los santos no eran ya imágenes, sino los santos en persona.

¡Qué esplendor y qué belleza de sala en sala! Y el niño lo veía todo; el jabalí de bronce avanzaba paso a paso por entre toda aquella magnificencia. Una visión eclipsaba a la otra, pero una sola imagen se fijó en el alma del niño, seguramente por los niños alegres y dichosos que aparecían en ella, y que el pequeño ya había visto antes a la luz del día.

Son muchos los que pasan por delante de aquel cuadro sin apenas reparar en él; sin embargo, encierra un tesoro de poesía. Es Cristo descendiendo a los infiernos; pero a su alrededor no se ve a los condenados, sino a los paganos. El florentino Angiolo Bronzino pintó aquel cuadro, lo más sublime del cual es la certeza reflejada en el rostro de los niños, de que irán al cielo: dos de ellos se abrazan ya; uno, muy chiquitín, tiende la mano a otro que está aún en el abismo, y se señala a sí mismo, como diciendo: «¡Me voy al cielo!». Todos los restantes permanecen indecisos, esperando o inclinándose humildemente ante Jesús Nuestro Señor.

El niño empleó en la contemplación de aquel cuadro mucho más rato que en todos los demás. El jabalí de bronce seguía parado delante de él. Se percibió un leve suspiro; ¿salía de la pintura o del pecho del animal? El niño extendió el brazo hacia los sonrientes pequeñuelos del cuadro, y entonces el jabalí prosiguió su camino, saliendo por el abierto vestíbulo.

-¡Gracias, y Dios te bendiga, buen animal! -exclamó el muchacho, acariciando a su montura, que bajaba saltando las escaleras.

-¡Gracias, y Dios te bendiga a ti! -respondió el jabalí-. Yo te he prestado un servicio, y tú me has prestado otro a mí, pues sólo con una criatura inocente sobre el lomo me son dadas fuerzas para correr. ¿Ves?, hasta puedo entrar dentro del círculo de luz que viene de la lámpara colgada ante el cuadro de la Virgen. A todas partes puedo llevarte, excepto a la iglesia; pero si tú estás conmigo, puedo mirar a su interior a través de la puerta abierta. No te apees de mi espalda; si lo haces, caeré muerto, tal como me ves durante el día en la calle de la Porta Rossa.

-Me quedaré contigo, mi buen animal -respondió el niño; y el jabalí emprendió veloz carrera por las calles de Florencia, no deteniéndose hasta llegar a la plaza donde se levanta la iglesia de Santa Croce.
 
¿Puede ser Lev Sergeievich Termen, inventor del "theremin"?
 
Lockheed SR-71, conocido como Blackbird (mirlo).
Equipado con dos estatorreactores, para poder volar necesita ser lanzado desde otro avión en régimen subsónico alto, porque por sí solo no puede despegar. Es de los años 60, una auténtica joya de la aerodinámica, teniendo en cuenta que en aquella época no había ordenadores capaces de integrar numéricamente el perfil.

Me pone burrote :oops:.
 
Yo diria mas aun.......es una camara de combustion tipo CAN:

Cámara de combustión tipo Can:

Este tipo de cámara de combustión fue comúnmente empleado en los primeros diseños de turbinas de gas. Dependiendo del diseño del motor, un sistema de combustión puede tener una o varias cámaras tipo can, cada una conformada por un inyector de combustible, una pared perforada en forma cilíndrica o tubular (liner) y una cubierta individual que la contiene. Las cámaras están interconectadas por pequeños tubos de propagación de llama que permiten que la combustión iniciada por las bujías en dos de las cámaras se propague a las demás.

De todas formas la respuesta anterior podriamos darla por correcta, no?

Su turno suave.
 
Mío Cid Campeador rebuznó:
Lockheed SR-71, conocido como Blackbird (mirlo).
Eso está bien.

Mío Cid Campeador rebuznó:
para poder volar necesita ser lanzado desde otro avión en régimen subsónico alto, porque por sí solo no puede despegar. Es de los años 60, una auténtica joya de la aerodinámica, teniendo en cuenta que en aquella época no había ordenadores capaces de integrar numéricamente el perfil.

Me pone burrote :oops:.

Eso es una imbecilidad absoluta. El SR-71 despega desde pistas de aterrizaje como cualquier otro avión. Cojones, es que sólo viendo el tamaño ya te puedes dar cuenta de tu error.
Y por cierto, tampoco usa estatorreactores: sus motores son híbridos entre estatorreactores y turborreactores.

EDIT: por cierto, escribir todo el rato en cursiva no es de tener estilo, es de ser un perfecto gilipollas.
Saludos cordiales.
 
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