Fritzl indicó que decidió encerrar a Elisabeth después de que ésta comenzase a ‘romper todas las normas’, justo al inicio de su adolescencia. Según su padre, de 73 años, la joven iba a bares, bebía alcohol y fumaba, y en dos ocasiones se escapó de casa.
‘Intenté sacarla de esa ciénaga, le organicé un aprendizaje para que se convirtiese en camarera’, relató Fritzl, quien añadió que Elisabeth acabó en el zulo desprovisto de ventanas donde crió a tres de sus hijos --ya que uno murió al nacer y los otros tres estaban a cargo de su abuela y su abuelo-padre-porque él consideró que debía ‘tomar precauciones’. ‘Necesitaba crear un lugar en el cual pudiese, hasta cierto punto, mantenerla alejada del mundo exterior, por la fuerza si era necesario’, agregó.