Ruidos caseros

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3 Feb 2005
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De pequeño me reía cuando veía dibujos animados y un elefante se asustaba al ver un ratón y retrocedía espantado.

elefante-raton.jpg


También cuando era un niño, me aficioné a los libros sobre ciencias ocultas y aprendí muy joven las diferentes formas que podía tomar un espíritu al manifestarse, y cuáles eran los lugares donde las apariciones eran más comunes.

Al mismo tiempo, los mayores me contaban historias inquietantes. Una vez, mis dos tías solteras me juraron y perjuraron que habían tenido un sueño paralelo: mientras una veía cómo un hombre intentaba acuchillar a la otra, la otra soñaba con que un hombre iba a asestar una puñalada a su hermana. Las dos se despertaron a la par y las dos vieron al onírico homicida sentado a los pies de la cama de una de ellas. Yo me lo creí.

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En unas vacaciones en un pueblo de la Tierra de Campos vallisoletana, un demoniaco preadolescente nos dijo que había un espíritu en su casa que tiraba todas las noches una jarra de agua y que tenía un método infalible para saber que era una entidad no humana: dejaba por la noche una vela encendida en la cocina sobre la que situaba un vaso. Si por la mañana la vela seguía encendida, eso es que había un espíritu en su casa. Un día, al ir a llevar el pan a su madre por encargo de mi tía, entré y la casa estaba vacía. No había nadie. Sólo una vela encendida y un vaso al lado de ella. Salí corriendo.

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Unos años después, en una noche de viento, estaba desvelado intentando coger la estela del sueño en mi habitación. Al darme la vuelta en la cama, noté cómo una mano tocaba ligeramente mi espalda, me di la vuelta y, evidentemente, no había nada. Sin embargo, unos chasquidos en el suelo imitaron unas pisadas cuya trayectoria fue desde la puerta hasta la ventana. Pasé noches sin dormir.

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Aturdido por el miedo, pasaba noches en vela aprendiéndome de memoria cómo era el adorno de escayola del techo de mi habitación, y contando el número de pegotes de gotelé que había en el pasillo, iluminado por una luz amarilla que yo mismo pedía para no colapsarme por el terror.

Una noche de domingo, estábamos mi madre, mi hermana y yo viendo una película cuando escuchamos un vaso romperse. Intrigados, inspeccionamos toda la casa buscando qué se había roto y cómo había sucedido. Al abrir el armario de los vasos en la cocina vimos uno partido. En ese mismo momento, el calentador de la caldera saltó y fuimos al baño y la ducha se había puesto en marcha, emandando ligeras gotas de agua. Ni que decir tiene que lloré de miedo.

ducha1.jpg


Durante un campamento de verano, unos monitores con ganas de traumatizar a los prepúberes asistentes, nos llevaron a una casa abandonada, que se encontraba en el pueblo de Hoyos del Espino, enclavado en la Sierra de Gredos, en Ávila.

Allí, hicieron una fogata que, decían, se movía al ritmo de los espíritus. Uno de ellos, intentando rizar el rizo, intentó entrar en la casa, con la mala suerte de cortarse con el óxido del picaporte de la puerta y hacerse una herida bastante escandalosa. Del susto que le entró al ver emanar la sangre, se desmayó. La explicación que nos dieron es que estaba poseído por el espíritu de Jesucristo y que le había salido un estigma. A la vuelta del campamento, cuando conté en mi casa la experiencia, mi padre fue y le agarró de la camiseta de perroflauta al monitor del campamento, zarandeándole ante los lloriqueos del entonces manco. Yo pasé noches sin dormir.

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Una mañana de domingo, delirando de miedo y en estado de parálisis del sueño, comencé a escuchar risas enlatadas y a ver sombras negras en el pasillo. Intentaba llorar pero, en ese estado, lo único que puedes hacer es hacer el esfuerzo de respirar y mover las piernas, espasmódicas.

Ahí terminaron los episodios "paranormales" de mi infancia.

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Hace siete meses murió mi abuelo. La misma tía a la que escuchaba sentado frente a la lumbre cuando era un crío, mientras me contaba historias de sanatorios y casas abandonadas, aseguró que el difunto se había puesto en contacto con ella desde el más allá, y que le había mandado un mensaje de tranquilidad. Desde la madurez que te da la experiencia, que te hace ver que todas estas cosas son una milonga y malas pasadas de una mente demasiado inquieta en momentos de tranquilidad, esbocé una ligera sonrisa de incredulidad absoluta.

Sin embargo, llevo siete meses durmiendo con la luz encendida, con serios episodios de insomnio que me hacen perder la concepción espacio-temporal en el desarrollo de mi trabajo.

Bien es cierto que he desechado todo lo paranormal y que, en este momento, todas esas historias me suenan a jauja. Sin embargo, creo que mi desmedido afán por esas historias en mi infancia y los episodios de pánico no comprendidos que atravesé me han traumatizado. Acaricio la locura cada noche. Mi enemiga es la oscuridad y cada terrorífico contacto con ella provoca que me despierte y, en medio de un incontenible ardor de creatividad, escriba sin parar, cree sin parar, plasme sobre el papel mis extraños delirios de loco aterrado.

No tomo ningún medicamento, pero bebo más. Cada día salgo a tomar las tres o cuatro cañas de rigor con cualquiera que me lo ofrezca, llego a casa medio torcido, apago la luz cinco minutos, la enciendo cuando no puedo estar más a oscuras y me pongo a apretar con fuerza el bolígrafo contra el papel. Cuando veo que mi mente ha conseguido plasmar en el papel algo genial, suelto una carcajada, me pongo en la cama boca arriba y, mirando el techo, encuentro la felicidad más absoluta.

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El motivo de este hilo es preguntaros, panda de parafílicos, si os habéis familiarizado como yo con los ruidos nocturnos, los cuales, para mí, ya son como insustituibles compañeros de viaje. Hasta los he clasificado:

Radiador: Se escuchan precedidos de un chasquido de ventana por alguna conjunción astral que no llego a entender, pero emiten un golpe seco, como de campana vieja, que te inquieta, pero no mucho, pues rápido puedes identificar la fuente sonora.

Tubo de calefacción: En ocasiones, el agua se comporta de forma extraña por razones que desconozco. Entonces, se escucha caer una gota y otra, y otra, y otra; cada vez con una frecuencia más lenta que culmina con la extinción de esa sinfonía acuática. Reconozco que este sonido me ha ayudado a dormirme en alguna ocasión.

Madera: Una de las principales protagonistas de la acústica nocturna. Su manifestación se produce de forma inesperada y rápida, se multiplica en frecuencia cuando llueve y, en ocasiones, provoca un efecto en cadena apasionante.

Aluminio: Es como el tapado de la casa. Sólo está en las ventanas y no tiene mucho protagonsimo. Sin embargo, por la noche reclama su sitio y se erige como el perfecto vigía que te avisa cuándo llueve o cuándo hace viento. Ahí es nada.

Irrupciones externas: Me refiero al ruido del ascensor al cerrarse, a los vecinos que suben por la escalera, las voces desde sus casas, los llantos de las mujeres y los niños, el camión del supermercado descargando a primera hora de la mañana, las motos con el tubo de escape tuneado al pasar por tu calle, los coches al arrancar, unas llaves al caerse en la calle, el vecino estornundando, etc. En ocasiones, he pensado que todos estos sonidos eran enemigos que venían a por mí.

Manifestaciones de las otras personas de la casa: Desde el inquietante susurro que produce el que se den la vuelta en la cama y escuches el movimiento de las sábanas, hasta los gritos en sueños, el amplio mundo de las manifestaciones nocturnas de los humanos es una cosa que me apasiona y sobre la que he escrito ríos de tinta. Ojalá viviera con un sonámbulo. Le encerraría en una mazmorra y analizaría cada uno de sus movimientos nocturnos. Le alimentaría con raspas de sardinas todo el día para que se viera obligado a levantarse a comer por la noche. Entonces, le ofrecería los más diversos manjares, por aquello de que si comes mucho tienes pesadillas.

Cristales: Los de las ventanas emiten un golpe seco y fuerte, como si se quisieran ajustar al marco de la ventana. No hay más problema. Lo terrorífico viene cuando el cristal se encuentra encima de una mesa y, sobre él, algún objeto. Cuando el cristal hace el chasquido, el objeto, por ejemplo, un cenicero, vibra y emite otro sonido. No pocas veces me he levantado para ver quién estaba fumando en el comedor y me he encontrado que no había nadie. El corazón late con fuerza de taquicardia, casi.

Ahora, tú, forero medio de PL, quiero que expongas aquí las historias que te aterrorizaron o los sucesos de tu vida que, aunque no te los creas, cambiaron un poco tu percepción de las cosas.

A) No me hablo un blog porque soy pobre y no me apetece.
B) No soy un maricón por estar enfermo mental. Respétame y yo lo haré contigo. Insúltame y te estarás metiendo con un desviado homicida en potencia. Quizá vaya a por ti y haga de tu vida un infierno.
C) Si no te apetece leer el ladrillo me la suda, estoy acostumbrado a que los temas que abro fracasen y me da igual que así sea. Sólo que ojalá te mueras pronto y los tuyos y tú sufráis lo más posible.
D) Si eres clon de Makukular, mándame un privado o agrégame al messenger, pero no me toques los cojones y me obligues a broncochatear. Prefiero casi pasarte una foto y que me ownees que tener que aguantarte cansino style.
E) Si algún director de cine español me quiere para sacar adelante la industria en España diré que no. Que se mueran de hambre en un poblao chabolista todos esos titiriteros incultos que se atreven hasta a reinterpretar la historia en sus inaguantables películas.

Gracias.

Sabéis que os hamo.
 
Manifestaciones de las otras personas de la casa: Desde el inquietante susurro que produce el que se den la vuelta en la cama y escuches el movimiento de las sábanas, hasta los gritos en sueños, el amplio mundo de las manifestaciones nocturnas de los humanos es una cosa que me apasiona y sobre la que he escrito ríos de tinta. Ojalá viviera con un sonámbulo. Le encerraría en una mazmorra y analizaría cada uno de sus movimientos nocturnos. Le alimentaría con raspas de sardinas todo el día para que se viera obligado a levantarse a comer por la noche. Entonces, le ofrecería los más diversos manjares, por aquello de que si comes mucho tienes pesadillas.


A mí me pasa lo contrario, es oir a mi padre o a mi madre toser, estornudar o revolverse en la cama, y quedarme más tranquilo que una balsa de aceite.

Antes, cuando estaban vivos, no me pasaba eso.
 
El hilo esta interesante, pero por dios, no saqueis otra vez lo de la canica.
 
paquirring rebuznó:
A mí me pasa lo contrario, es oir a mi padre o a mi madre toser, estornudar o revolverse en la cama, y quedarme más tranquilo que una balsa de aceite.

Antes, cuando estaban vivos, no me pasaba eso.

:lol::lol::lol::lol:

Por otro lado yo de pequeño oí un par de veces voces extrañas en casa a altas horas de la madrugada (no, no era nadie follando). En una de ellas se dijo algo de "chevere" (...). Tener un fantasma en el piso es pasable. Tener un fantasma SUDAKA en el piso es para pegarse un tiro.

P.D: A veces oigo canicas extrañas y los cuadros se mueven (Edición Especial para Rarito :lol:)

(Este hilo va de eso, ¿no?)
 
Vacaciones con familia política y tal, en un apartamento de la costa. Son gente muy rara, hay curanderos en la familia, mediums, y dicen que en el pasillo de su casa está el alma errante de la abuela (muerta hace 15 años). Me llevo bien con esos frikis.

Había 4 vasos en la cocina, alineados. Sin líquido, sin nada que los tocase. Estalla uno, después el de al lado, el tercero y el cuarto. Me pongo a dar voces, me escondo detrás de mi cuñada. Perdí el color, el hambre, la sed y el control de los esfínteres. Y ellos tan normales, diciendo que les pasa habitualmente y que no ganan para vajillas. Cuando duermo en su casa me sobresalto con cualquier movimiento, hasta el sonido de la cisterna me da pavor.

Ya en mi casa, sueños premonitorios a mansalva, y soñar con alguien que me da un aviso, siempre aplicable en alguna extraña situación en la que me encuentro al día siguiente.

Nunca duermo, permanezco acostada durante 7 horas con los ojos abiertos atenta a los ruidos del vecino, al crujir de la madera, a los ronquidos de mi padre en la habitación de al lado, al lento digerir de los alimentos ingeridos en la cena y al ulular del viento.
 
Joder el hilo esta muy bien. Yo no duermo demasiado tampoco y la verdad es que coincido totalmente con las características de los ruidos y también es verdad lo de los monitores de campamentos, en los míos también se inventaban cosas y luego nosotros las contábamos como nos salia de la polla a nuestros padres para que les zurrasen a los maricas esos.
 
Ya en mi casa, sueños premonitorios a mansalva, y soñar con alguien que me da un aviso, siempre aplicable en alguna extraña situación en la que me encuentro al día siguiente.

Coño, menos mal que no soy el único que sueña con cosas que le pasan después.
 
Ya en mi casa, sueños premonitorios a mansalva, y soñar con alguien que me da un aviso, siempre aplicable en alguna extraña situación en la que me encuentro al día siguiente.


Ah, pues mira que yo creía que a Albacete eso de los fantasmas aún no había llegado, igual que la cobertura 3G o el papel higiénico doble capa.


Ahora hablando en serio, desde que conozco hembra y duermo con ella, he perdido toda la atención que le prestaba antes a esos ruiditos, que antes me hacían dormir tapado hasta las orejas en agosto. Será porque ahora los crujidos, suspiros y exhalaciones tienen un erótico resultado.
 
A mi me suele pasar que sueño con que entro en una página de internet buscando algo y me aparecen de repende un maromo enculando a otro mientras a este se le mueve el cimbrel al ritmo de una pegadiza canción. El ordenador se me bloquea y lo tengo que tirar por la terraza siguiendolo yo después...

Tengo miedo de volverme a dormir.
 
No acabo de entender si el hilo va de sonidos que nos dan miedo por la noche, o simplemente de sonidos que nos hemos acostumbrado a oir mientras intentamos dormir. Pero bueno, no importa:

El segundero del reloj: con el silencio de la noche, el chasquido que emite la aguja al cambiar de posición cada segundo puede convertirse en un serio obstáculo para conciliar el sueño. Además, intentar concentrarse en otra cosa para no oirlo suele ser una tarea imposible.

El vecino del 5º vomitando en el cuarto de baño: no sé si es bulimia o cáncer de pulmón, pero todos los días, a las 4 o 5 de la mañana, puedo oir con claridad las arcadas que da un señor (de edad y aspecto desconocidos, nunca le he visto) y el posterior chapoteo que produce el vómito al chocar contra el agua del váter. Luego, se escuchan sus jadeos producto del cansancio. Debe de tener los abdominales como la roca después de tanto esfuerzo diario.

La yonki cuarentona del piso de arriba follando: cada día es un tío diferente, pero el ruido es siempre el mismo. Primero el chirrido intermitente de la cama metálica, que aumenta su frecuencia con el correr de los minutos, luego un par de gemidos, ahogados por la escayola que hay entre ella y yo, y finalmente, el sonido producido por los dos cuerpos al desplomarse sobre el colchón.
 
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El vecino del 5º vomitando en el cuarto de baño: no sé si es bulimia o cáncer de pulmón, pero todos los días, a las 4 o 5 de la mañana, puedo oir con claridad las arcadas que da un señor (de edad y aspecto desconocidos, nunca le he visto) y el posterior chapoteo que produce el vómito al chocar contra el agua del váter. Luego, se escuchan sus jadeos producto del cansancio. Debe de tener los abdominales como la roca después de tanto esfuerzo diario.

Un amigo mío tenía un vecino, jubilado y viudo, que hacía todos los días eso, hasta que los hijos, alertados por los demás vecinos, se lo llevaron, se supone que a vivir con ellos. Parece ser que, tras la muerte de su mujer, se gastaba el dinero de la pensión en alcohol, bebiendo día y noche sin control para tener un suicidio etílico.

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A ver qué toca hoy...
 
Una vez conocí a un tipo que trabajaba de noche, en una oficina perdida en medio del monte, era la dirección técnica de una obra, empezo a obsesionarse con los ruidos hasta que tuvo que dejar el trabajo, no he visto a nadie tan al límite como aquel tio, sabía decirte de donde provenia cada crujido, a que hora saltaba el ventilador del servidor, si la fosa septica estaba llena, por que ventana entraba el aire....

Hasta que un día empezo a oir voces, dejo de leer y de escuchar la radio, su atención se centraba en mantenerse despierto y escuchando, con las luces apagadas, sin nada que le distrajese, era demencial.

El tio estaba supersugestionado, de las voces paso a las luces y ahí se acabo su trabajo.

Creo que ahora curra de portero en una finca.

La sugestión es peligrosa.

Por cierto, interesante hilo.

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El vecino del 5º vomitando en el cuarto de baño: no sé si es bulimia o cáncer de pulmón, pero todos los días, a las 4 o 5 de la mañana, puedo oir con claridad las arcadas que da un señor (de edad y aspecto desconocidos, nunca le he visto) y el posterior chapoteo que produce el vómito al chocar contra el agua del váter. Luego, se escuchan sus jadeos producto del cansancio. Debe de tener los abdominales como la roca después de tanto esfuerzo diario.

Hernia de hiato + Apnea del sueño.

Lo raro es que no lo oigas salir a coger aire a la terraza.
 
Crujido de la televisión: Fuerte chasquido que se produce al enfriarse una vez apagado. Supongo que será de la contracción de ciertos materiales.

Vajilla en el fregadero: Esa torre imposible de platos y tazas mezclada con el aceite sucio de la sartén no podia sostenerse durante más tiempo.

Nevera: El silencio total de la casa mezclada con la paredes de pladur hacen buen coctel para que el motor de la nevera cobre protagonismo. Cuántas veces he tenido que levantarme en plena madrugada mientras me arrasco el culo por el camino para ir a cerrar la puerta de la cocina.
 
De mis años de estudiante, uno de ellos viví en un piso en el que había muerto un chico por sobredosis unos tres años antes. Sí sé este relevante dato es porque los dueños del piso eran mis suegros. Viví solo todo el año.

Sólo hubo una noche en la que oí cosas raras. Sí, oí cosas raras... y también oí pasos en el tejado, oí golpes en las puertas, sentí presencias y, sobre todo, pasé el mayor frio que haya podido pasar en mi puta vida.

Fue en mitad de toda la orgía de demostraciones metafísicas. De repente sentí cómo la temperatura bajaba varios grados, fue en cuestión de un par de segundos. Llevaba pijama y dos mantas, los cuales no evitaron que me quedase tieso como el palo de un magnum blanco.

Eran las cinco de la madrugada y si no me levanté y salí echando ostias de aquel maléfico lugar era simplemente porque tenía tanto miedo que no podía mover ni un solo músculo. Me limité a taparme con la manta y hacerme una bola para coger calor.

Por fortuna un rato después todo terminó, me dormí, y sigo vivo.

Al dia siguiente hice una especie de búsqueda cutre de psicofonías. Sin resultados.




Recientemente en casa de mis padres he oido un par de cosas (entre ellas , lo que parece ser una variante de las putas canicas, lo juro), pero al lado de lo que ocurrió y sentí aquel dia, esto es de risa.
 
Yo estoy hasta los huevos de oír interferencias de alguien hablando por los altavoces de madrugada.

Lo del crujido de la televisión también me pasa, y el sonido del frigorífico me mata, tengo que cerrar la puerta del pasillo. Tampoco puedo tener al lado relojes que hagan ruido ni nada de ese estilo.

Por último, el tema de los sueños... pues es curioso, pero hace muchísimo tiempo que no recuerdo los sueños. Desde hace años, prácticamente nunca recuerdo lo soñado. En todo un año, por ejemplo, puede que alguna que otra vez me despierte por una pesadilla, y ni aun así la recuerdo.
 
Khali rebuznó:
Yo estoy hasta los huevos de oír interferencias de alguien hablando por los altavoces de madrugada.

Lo del crujido de la televisión también me pasa, y el sonido del frigorífico me mata, tengo que cerrar la puerta del pasillo. Tampoco puedo tener al lado relojes que hagan ruido ni nada de ese estilo.

Por último, el tema de los sueños... pues es curioso, pero hace muchísimo tiempo que no recuerdo los sueños. Desde hace años, prácticamente nunca recuerdo lo soñado. En todo un año, por ejemplo, puede que alguna que otra vez me despierte por una pesadilla, y ni aun así la recuerdo.


A mí me pasa igual, no recuerdo nada de lo que sueño desde hace años. Quien sabe si algún ilustrado de por aquí nos lo responderá... :shock:
 
Error de syntaxis rebuznó:
El vecino del 5º vomitando en el cuarto de baño

Espero que no vivas en un 1º...

Respecto al tema del hilo... si, tenian que salir a colación.

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Pero ahora en serio. ¿Qué produce semejante ruido, tan característico de algo que no es habitual oir pero que inmediatamente se identifica con la puta canica made in hell?

Hay cosas que no estamos preparados para saber

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Icarvs rebuznó:
Pero ahora en serio. ¿Qué produce semejante ruido, tan característico de algo que no es habitual oir pero que inmediatamente se identifica con la puta canica made in hell?

¿De qué coño habláis? Que alguien explique eso de las canicas, que no me entero.
 
Yo añado un par de ruidos más de mi salón, donde paso la vida. En mi habitación no se oye nada más que los vecinos. Todos los ruidos caseros me tranquilizan y en mi puta vida he visto ni oido fantasmas.

Filtro de la pecera el tintineo de los chorritos de agua rompiendo contra la superficie. Por las siestas que me echado en el sillón que tenemos al lado de la pecera, no parece dar ganas de mear. Si hace demasiado ruido sólo hay que tocar el filtro para que el agua caiga desde más abajo. Relajante.

Lavadora es que me encanta, cuando era crío mi habitación estaba al lado de la terraza, y el sonido gorgoteante de la lavadora al inicio del programa me resulta muy reconfortante. El centrifugado da un poco más por culo.

El frigorífero que aleatoriamente comienza a zumbar y ya la hemos jodido. Puedo pasarme días sin enterarme, pero como esté intentando ligarme a Morfeo y en ese momento comience el bzzzzzm, me joden la siesta y me tengo que ir a la habitación.

El servidor que vamos a sustituir mañana por un cacharrito sin ventiladores. Lo tenemos en el pasillo, pero hace muchísimo ruido, era el ordenador de un colega y lleva una fuente de alimentación que consume más electricidad que la población de Guinea Bissau.

Con respecto a las canicas, en casa jugamos a una forma avanzada de petanca de salón con piedrecillas del tamaño de canicas. Nuestros vecinos estarán intrigados como los de los links de icarvs.
 
Duda sin fuste: ¿El filtro del acuario no se apaga de noche? Yo es que si no lo hago no pego un ojo.

Esta noche, otro sueño premonitorio. Yo trabajando. Suena el despertador, y... tengo que trabajar! La jodienda es que las horas que he trabajado en sueños no me las paga nadie.

En mi vida he oído una canica rodando, os lo habéis inventado.

Persianas de vecinos: Nada tan agradable como eso cuando ya estás cogiendo el sueño
 
Candela rebuznó:
Duda sin fuste: ¿El filtro del acuario no se apaga de noche? Yo es que si no lo hago no pego un ojo.

Ya te digo que a mí se me hace relajante, pero entiendo que haya a quien no le permite dormir. En nuestro caso, si apagáramos el filtro por las noches las algas y la mierda en general convertirían nuestra impecable pecera en una poza embarrada.

Otro más:

Los ruidos de vajillas y cubiertos tras la hora de comer. Me parece un sonido muy veraniego, y no sé si estaré influenciado cual perro de Paulov, pero para mí ese sonido significa siesta.
 
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