Se licenció en derecho el año pasado, aunque su gran pasión siempre fue la paleontología.
Amiga de sus amigas y muy preocupada por el medio ambiente, se fue a vacunar niños a Sierra Leona, donde ni siquiera la malaria que contrajo logró alejarla de su gran pasión: salvar a la humanidad.
Injustamente recordada por un video en el que enseñaba los pechos, tuvo que ser indemnizada por torbe porque la drogó y acarició el pelo en 4 ocasiones no consecutivas.
Murió en un incendio.
DEP