Además parece ser un putero comodón, de los que las quieren en una calle concreta, o incluso a la puerta de casa, como cuando pides comida para llevar.
En mis tiempos mozos ir de putas implicaba un esfuerzo y un deseo de aventura, de descubrir mundo, y te adentrabas en los tugurios más sórdidos que encontrabas, sin miedo y con la polla tiesa en mano. Así descubrí el "Vive Madrid" allá por el 2013, aconsejado por los jubiletas que ejercían de relaciones públicas, que andaban por las calles aledañas con las tarjetas de los lupanares y te decían aquello de "aquí se folla bien" o "las chicas son muy guapas" y similares.
Se ha perdido esa tensión espiritual, ahora las putas te tienen que llegar a la puerta de casa, y sin vienen precintadas y si son de un solo uso mejor. ¿Y la aventura de sortear las venéreas?