Pero tío, si tú mismo lo dices. Los cristianos atacan a los japos con su turra, y los japos atacan a los cristianos con su represión. Scorsese muestra un poco de cada, sabe perfectamente que los espectadores pensaremos que Garfield es un coñazo obseso con el cristianismo, y también que los japos son unos bestias. A mí me ha parecido un punto de vista imparcial. Además, creo que la película es una crítica a la represión en sí, en plan que uno se puede callar toda la vida lo que piensa, pero no va a cambiarlo; no la veo como crítica a ninguna religión ni mucho menos a ninguna forma de vida oriental ni occidental ni venusiana.