Cáncer de Colon
Cacarazzi
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Pues resulta que a raíz de este comentario
Contaba yo con 20 añitos y trabajaba (sí, trabajaba, hijos de puta) en un Pizza Hut de dependiente y recibiendo comandas por teléfono. Una noche fuí a tirar la basura al contenedor de la calle y al volver al local, justo al abrir la puerta para entrar, noté que alguien se había situado detrás mío y me había puesto un cuchillo en el cuello (más tarde, cuando conseguí verlo gracias a los aspavientos del atracador, resultó ser un cuchillo de sierra de mesa ). El tío entró como un huracán, y la primera que vio la escena fue una gorda cincuentona que trabajaba en el mismo puesto que yo. Empezó a chillar como una loca mientras el yonqui (resultó ser un yonki) preguntaba dónde estaba la caja. Todo el personal del staff reaccionó al efecto de los chillidos de la gorda y se encerraron en el habitáculo donde estaba la cocina y, sí, mis hamijos, la caja. El yonqui, conmigo por delante y su cuchillo en mi cuello empezó a golpear la puerta y a gritar que abrieran durante un buen rato, hasta que la encargada abrió, le enseño dónde estaba la caja, la abrió y el yonqui cogió todo lo gordo. Recuerdo las caras del personal en aquel momento, la gorda prácticamente llorando y los demás con una cara de susto y de miedo agazapados lo más lejos posible. Yo era el que estaba más tranquilo de todos; no era una cuestión de pelotas ni nada de eso, creo que era porque sabía perfectamente que aquel tipo no me iba a rajar el cuello, aunque también hay que considerar que siempre he sido una persona con una gran sangre fría (excepto cuando voy muy pedo) o puede que sufra algún trastorno mental que desconozco (psicopatía no, que sé del tema y no doy el perfil) . El yonqui se dio el piro por patas, y mientras los demás seguían inmóviles en estado de shock, oteé un billete de 2000 pelas en la zona de pedidos. Me dirigí de forma natural hacia allí y tras comprobar que nadie miraba me lo agencié. Al poco la encargada llamó a la policía. El teléfono de los pedidos iba sonando y le pregunté si me reincorporaba a atender. Aún con todo el susto en el cuerpo me contestó que no, no no, y que si quería algo; le pedí una Coca Cola que me trajo en el acto y que me tomé tranquilamente hasta que vino la poli y nos tomó declaración. Yo poco podía decir, los que habían visto más al sujeto fueron los demás. Curiosamente, en aquellos momentos si me preocupé de que si revisaban la filmación de las cámaras me podían pillar poniéndome el billete de 2000 a la buchaca. Y eso es todo.
Contad sexpes similares, hijos de un témpano; cuando se os ha caído un suicida justo al lado mientras ibais paseando y le habéis cogido la muñeca para ver qué hora era, cuando os habéis estampado bien con el coche y lo primero qué habéis pensado es cuánto costará la reparación... Cosas así, lo que queráis.
Ah, y una foto que si no no es hilo ni es ná.
en el hilo Padre, lo de la sarrasketa ... he rememorado una anécdota curiosa que casa un poco con eso.La histeria o la poca resistencia a la presión o la incapacidad de gestionar una situación de crisis no es algo que se necesite mucho para concretarlo en la conducta de una persona, y debiera ser un elemento para excluir a ciertos aspirante. Porque igual que hizo eso se puede liar a tiros sin ton ni son.
Contaba yo con 20 añitos y trabajaba (sí, trabajaba, hijos de puta) en un Pizza Hut de dependiente y recibiendo comandas por teléfono. Una noche fuí a tirar la basura al contenedor de la calle y al volver al local, justo al abrir la puerta para entrar, noté que alguien se había situado detrás mío y me había puesto un cuchillo en el cuello (más tarde, cuando conseguí verlo gracias a los aspavientos del atracador, resultó ser un cuchillo de sierra de mesa ). El tío entró como un huracán, y la primera que vio la escena fue una gorda cincuentona que trabajaba en el mismo puesto que yo. Empezó a chillar como una loca mientras el yonqui (resultó ser un yonki) preguntaba dónde estaba la caja. Todo el personal del staff reaccionó al efecto de los chillidos de la gorda y se encerraron en el habitáculo donde estaba la cocina y, sí, mis hamijos, la caja. El yonqui, conmigo por delante y su cuchillo en mi cuello empezó a golpear la puerta y a gritar que abrieran durante un buen rato, hasta que la encargada abrió, le enseño dónde estaba la caja, la abrió y el yonqui cogió todo lo gordo. Recuerdo las caras del personal en aquel momento, la gorda prácticamente llorando y los demás con una cara de susto y de miedo agazapados lo más lejos posible. Yo era el que estaba más tranquilo de todos; no era una cuestión de pelotas ni nada de eso, creo que era porque sabía perfectamente que aquel tipo no me iba a rajar el cuello, aunque también hay que considerar que siempre he sido una persona con una gran sangre fría (excepto cuando voy muy pedo) o puede que sufra algún trastorno mental que desconozco (psicopatía no, que sé del tema y no doy el perfil) . El yonqui se dio el piro por patas, y mientras los demás seguían inmóviles en estado de shock, oteé un billete de 2000 pelas en la zona de pedidos. Me dirigí de forma natural hacia allí y tras comprobar que nadie miraba me lo agencié. Al poco la encargada llamó a la policía. El teléfono de los pedidos iba sonando y le pregunté si me reincorporaba a atender. Aún con todo el susto en el cuerpo me contestó que no, no no, y que si quería algo; le pedí una Coca Cola que me trajo en el acto y que me tomé tranquilamente hasta que vino la poli y nos tomó declaración. Yo poco podía decir, los que habían visto más al sujeto fueron los demás. Curiosamente, en aquellos momentos si me preocupé de que si revisaban la filmación de las cámaras me podían pillar poniéndome el billete de 2000 a la buchaca. Y eso es todo.
Contad sexpes similares, hijos de un témpano; cuando se os ha caído un suicida justo al lado mientras ibais paseando y le habéis cogido la muñeca para ver qué hora era, cuando os habéis estampado bien con el coche y lo primero qué habéis pensado es cuánto costará la reparación... Cosas así, lo que queráis.
Ah, y una foto que si no no es hilo ni es ná.
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