Es que a estos chicos no se les puede culpar. Es un mecanismo de defensa tan válido como el que más. Corren el riesgo de acabar desquiciados como el amigo que asalta a mujeres en los autobuses. Eso y que también hay que echarle muchos cojones para afrontar las cosas tal y como son. Esta gente tiende a creer que el problema siempre está fuera, no tiene nada que ver con ellos. Si no ligan es por culpa de las españolas y si lo hacen con rumanas o bolivianas no es porque ellas quieren cazar a un español; por los papeles, porque no somos tan machistas como sus compatriotas o tenemos un nivel económico superior, o porque lo exótico -como a todos- las obnubila. Por lo que sea. Al fin y al cabo acaban encontrado una que se la chupe y pasan de crearse un mínimo espíritu autocrítico. Yo sé porqué no les gusto a las que no les gusto y sé porqué gusto a las que gusto. Sé lo que puedo ofrecer y lo que no. Y hasta donde estoy dispuesto a llegar. O hasta donde no doy más de mí. No me cruzo de brazos en un rincón y me pongo a lloriquear. Yo he tratado con mujeres de multitud de nacionalidades, tanto aquí como en algunos de sus países. A algunas me las he follado y otras me han dejado con un palmo de narices y dos de polla. Exactamente igual que las españolas. Y joder, puestos a generalizar, no se puede comparar la calidez y la dulzura de una chica de aquí con la de una chica del este. No hay color.