ahora aparecerá gente indignada, que valora más la vida de un gato de mierda que de una persona.
maté a todos esos gatos envenenándoles y no me arrepiento,eso por arañar mi mano, igual me hubiera podido arañar en un ojo y dejarme ciego.
y en mi deslunado había un puto perrito que no paraba de ladrar a todas horas , como era la terracita que da al deslunado de la planta baja, no tuve reparos en tirarle comida envenenada también y murió, todos los vecinos contentísimos la verdad, aguantar los putos ladridos es algo que me enerva lo siento. la gente se quejaba del perro porque no les dejaba descansar y yo les libré.