Victor I
Freak
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- 24 Ene 2006
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Seré más explícito y menos lírico y por lo tanto menos encantador. Pero no me importa hay una verdad que necesita ser dicha: el madridismo lo que celebra no es la Copa, es la ESPERANZA, el cambio de tendencia, el haber tumbado a un equipo que lleva dos años desnudándonos. Después del 5-0 la sensación de impotencia era abrumadora. Lo de ayer, aún perdiendo las semifinales, es un punto de partida fundamental, el regreso a la competición en igualdad de condiciones.
Como madridista y por lo tanto aficionado a la grandeza y al buen gusto no puedo engañarme bajo la lluvia de confeti de ayer. Ni la Copa del Rey es nuestro anhelo, ni Mourinho es nuestro hombre. Pero estábamos ante una situación inédita y era necesario ser valientes, tomar decisiones excepcionales, recurrir a métodos contra natura para neutralizar la mayor amenaza culé que hemos sufrido en nuestra Historia. Lo que parecía aventurar una nueva "década ominosa" se ha quedado en un mal trienio que aún puede salvarse con bastante dignidad si nos plantamos en una final europea.
Este estilo no me gusta, pero el idealismo no puede ser un dogma que nos impida ver que la situación requería cierto grado de malestar. Ser flexible, saber reaccionar ante cataclismos históricos es a veces un peaje inevitable y valioso. Este Barcelona estaba muy por encima de nosotros y recurriendo al esprítitu de Juanito (que Gloria esté) y a los discursos de Don Alfredo (que Dios nos lo guarde muchos años) no lo íbamos a remediar. Era Mourinho o la rendición, el abismo, la larga travesía desértica. Y yo, señores, elijo estar vivo, elijo luchar, elijo "hacer lo que un hombre tiene que hacer"
Como madridista y por lo tanto aficionado a la grandeza y al buen gusto no puedo engañarme bajo la lluvia de confeti de ayer. Ni la Copa del Rey es nuestro anhelo, ni Mourinho es nuestro hombre. Pero estábamos ante una situación inédita y era necesario ser valientes, tomar decisiones excepcionales, recurrir a métodos contra natura para neutralizar la mayor amenaza culé que hemos sufrido en nuestra Historia. Lo que parecía aventurar una nueva "década ominosa" se ha quedado en un mal trienio que aún puede salvarse con bastante dignidad si nos plantamos en una final europea.
Este estilo no me gusta, pero el idealismo no puede ser un dogma que nos impida ver que la situación requería cierto grado de malestar. Ser flexible, saber reaccionar ante cataclismos históricos es a veces un peaje inevitable y valioso. Este Barcelona estaba muy por encima de nosotros y recurriendo al esprítitu de Juanito (que Gloria esté) y a los discursos de Don Alfredo (que Dios nos lo guarde muchos años) no lo íbamos a remediar. Era Mourinho o la rendición, el abismo, la larga travesía desértica. Y yo, señores, elijo estar vivo, elijo luchar, elijo "hacer lo que un hombre tiene que hacer"