Libros Tolkien: facetas desconocidas del maestro

Jacques de Molay rebuznó:
Cuando queráis, hablamos de la poesía éddica y escáldica, de las sagas nórdicas y del Cantar de los Nibelungos, porque también tienen mucho que ver en la génesis del universo de Tolkien.

No me tiente usted, señor mío :lol: que ésto se puede convertir en hilo récord del foro de Putalocura :lol:

Aunque la mayor importancia se la lleva el folclore escandinavo, de todos los ingredientes que componen el sublime estofado que es la obra de Tolkien, me quedo con la fragancia y el sabor de las poesías y mitos galeses. Como obra emblemática de dicha cultura, nada mejor que El Mabinogion.

Eso si, ni se les ocurra leerlo en su traducción al castellano, que es de un descojone monumental, ni las versiones en inglés moderno que circulan actualmente. Para buenas, las que están en inglés medio, las de 1883.

Buenas noches.
 
Jacques de Molay rebuznó:
Tengo un libro de mapas que editó en España Timun Mas. Ahora no recuerdo el título ni el autor. Ya te los pondré si te interesa.

Si es "El Bestiario de la Tierra Media", me hará un gran favor de pisotearlo y pegarle fuego, caballero.

En cambio, si es "El Atlas de la Tierra Media" de Karen Wynn-Fonstad, póngalo entre algodones, que es una obra maestra.
 
Jacques de Molay rebuznó:
Muy cierto. Esa traducción desprestigia a la editorial. Es ciertamente penosa.

Para que quede constancia del grado de descontento que me invade por tan mala traducción, me ofrezco a realizar una traducción en condiciones, y gratis.

A ver si esto lo lee alguien de la editorial.

Buenas noches.
 
El Bestiario merece el fuego (aunque he de reconocer que lo tengo). Se trata del "Atlas..."

Por desgracia no he podido agenciarme los Mabinogion en papel, sólo he podido leerlos en formato electrónico y en inglés naturalmente. Porque el galés se me escapa. Hahaha.

A Tolkien siempre le molestó que consideraran su mundo como de inspiración celta. Curioso, no? Pero no puede negar que hay influencias claras de los mitos celtas (galeses e irlandeses) más conocidos.

Sobre el mundo celta, recomiendo, además de los cuentos y tradiciones que recogió el poeta Yeats ("leyendas y folklore irlandés"), la obra del aristócrata bretón Hersart de la Villemarqué ("Barbaz Breiz. El misterio celta. Relatos populares de Bretaña"), ambos títulos están excelentemente editados por José de Olañeta. Asimismo, cabe recomendar los "Antiguos poemas irlandeses", publicados por Gredos en su colección de clásicos medievales.

Después ya iremos subiendo hacia Islandia y ese genio que fue Snorri Sturluson, que el Señor tenga en su Gloria.
 
Jacques de Molay rebuznó:
El Bestiario merece el fuego (aunque he de reconocer que lo tengo). Se trata del "Atlas..."

Por desgracia no he podido agenciarme los Mabinogion en papel, sólo he podido leerlos en formato electrónico y en inglés naturalmente. Porque el galés se me escapa. Hahaha.

Después ya iremos subiendo hacia Islandia y ese genio que fue Snorri Sturluson, que el Señor tenga en su Gloria.

Amén.

Gracias por esas recomendaciones sobre el mundo celta, las desconocía totalmente. Le daré mi modesta opinión en cuanto tenga el gusto de leerlos.

Tolkien no podía negar esas influencias, pues tales son parte de la propia cultura inglesa y sus costumbres.

Ese imbécil de David Day (o como se llame) se inventó la mitad de ese bestiario, hasta tal punto, que a los pocos dias de comprar el libro (mal rayo me partiera aquel día) lo tiré a la puta basura.

Si usted gusta de la mitología, en El Mabinogion encontrará una serie de historias variadas, algunas amenas y otras un coñazo jajaja pero de un lirismo y épica dificilmente igualables.

Mención especial merecen Peredur son of Evrawc, Owain or The Lady of the Fountain y sobre todo The Story of Lludd and Llevelys.

Buenas tardes.
 
Se me esta erizando el pelo del cogote al leerles, caballeros.

No esperaba que entre estos bits del foro fuesemos tantos los lectores y cuasi adoradores de Tolkien.

Si me lo permitis quisiera colaborar por si algun hereje aun no conoce la palabra:

https://ar.groups.yahoo.com/group/biblioteca_tolkien/

Por cierto, esta por la mula, lamento no recordar el enlace, un mapa interactivo de la tierra media, recomendable.
 
manwë sulimo.ulmo e iluvatar os bendigan y os preserven de melkor
ah tiempos aquellos en q me aprendi de memoria toda la genealogia de los elfos..de feanor los noldor etc etc..
la mitologia del señor de los anillos de tolkien es en ultima instancia y a riesgo de ser excesivamente simplista un soplo de aire fresco a la mitologia cristiana catolica..los paralelismos son evidentes..
 
217 páginas , de puta madre tio. Creo haber visto este "FAQ" en elfenomeno.com, pero tenerlo en pdf es cojonudo.
Para contribuir a todo esto , casco un enlace a la página con mayor información sobre EDLA que conzco, en español.

https://www.anarda.net/
 
Excelente aportación, Richal.

Sólo el primer asunto que trata: ¿Quién o qué es Tom Bombadil? ya da para mucho. Recuerdo un buen hilo del general en el que tratamos el tema hace unos cuantos meses.
 
Joder, me veo obligado a entrar en el tema.
Me considero friki de ESdlA, pero estoy leyendo cosas que se me van de las manos, sobre todo (en realidad había puesto sobre todo junto porque soy un subnormal) en ese FAQ de Tokien.
Me he leído ESdlA, el Silmarillion y El Hobbit, aparte, se que existen Los cuentos perdidos (siempre he oido que se llamaban inconclusos, pero bueno) y ya no se que más. Se os vé mas seguidores de Tolien que yo, me gustaria saber que otros libros relacionados con ESdlA existen, y que obras de Tolkien recomendais para una buena lectura, a poder ser en castellano (y nada de poesias, no me gustan...es mas, me llegue a saltar un par en el libro por coñazo).

Saludos.
 
Eärendil rebuznó:
Joder, me veo obligado a entrar en el tema.
Me considero friki de ESdlA, pero estoy leyendo cosas que se me van de las manos, sobre todo (en realidad había puesto sobre todo junto porque soy un subnormal) en ese FAQ de Tokien.
Me he leído ESdlA, el Silmarillion y El Hobbit, aparte, se que existen Los cuentos perdidos (siempre he oido que se llamaban inconclusos, pero bueno) y ya no se que más. Se os vé mas seguidores de Tolien que yo, me gustaria saber que otros libros relacionados con ESdlA existen, y que obras de Tolkien recomendais para una buena lectura, a poder ser en castellano (y nada de poesias, no me gustan...es mas, me llegue a saltar un par en el libro por coñazo).

Saludos.

Egidio, el granjero de Ham.

En el mismo libro viene también otro pequeño cuento.
 
El Herrero de Wootton Mayor esta bastante bien, aunque me gusta menos que Egidio, el granjero de Ham.
 
Y hoja de Niggle el otro cuento del libro, me parece especialmente conmovedor.

Pero libros relacionados con "El Señor de los Anillos" y "El Silmarillion", están "los cuentos inconclusos" (que aunque hacen honor a su nombre tienen chicha y contienen jugosa información), y "los cuentos perdidos", más endebles, peor traducidos y mucho menos trabajados.
 
Jacques de Molay rebuznó:
Y hoja de Niggle el otro cuento del libro, me parece especialmente conmovedor.

Pero libros relacionados con "El Señor de los Anillos" y "El Silmarillion", están "los cuentos inconclusos" (que aunque hacen honor a su nombre tienen chicha y contienen jugosa información), y "los cuentos perdidos", más endebles, peor traducidos y mucho menos trabajados.

Sr. Molay, no me toque usted "El camino perdido" y "el Anillo de Morgoth" que son dos de mis joyas mas preciadas, caballero.

Aprovecho para recomendar la lectura de "El Hobbit anotado"
 
El problema está en que esos libros, los cuentos perdidos, los inconclusos, etc. no son obras acabadas y no llegan a la perfección de sus mejores escritos.

Incluso "el Silmarillion" no es una obra acabada, 100%

Por no hablar de los primeros borradores del Señor de los Anillos, cuyos esbozos se han publicado también. Sólo para friquis y para hacer caja, naturalmente.
 
Yo me compre "El Anillo de Morgoth" y solo lo recomiendo para auténticos fanáticos. Está editado por su hijo y se centra sobre todo en los borradores(A,B,C..) que utilizó Tolkien para escribir su célebre obra.
 
cahegi rebuznó:
Yo me compre "El Anillo de Morgoth" y solo lo recomiendo para auténticos fanáticos. Está editado por su hijo y se centra sobre todo en los borradores(A,B,C..) que utilizó Tolkien para escribir su célebre obra.

Aparte que son una mierda de leer a veces, por tanta nota al pie y definicion de los mil y un nombres y advocaciones de cada personaje.
 
Un tochito guapo para los seguidores del Maestro.

LA VUELTA A CASA DE
BEORHTNOTH, HIJO DE
BEORHTHELM
POR J.R.R. TOLKIEN

2
I
LA MUERTE DE BEORHTNOTH
En agosto del año 991, durante el reinado de Æthelred II, se libró una batalla cerca
de Maldon, en Essex. De un lado, la fuerza de defensa de Essex, del otro una hueste vikinga
que acababa de saquear Ipswich. Los ingleses estaban dirigidos por Beorhtnoth, hijo de
Beorhthelm, el duque de Essex, un hombre célebre en su tiempo: poderoso, orgulloso,
audaz. En aquel entonces era viejo y canoso, pero vigoroso y valiente, y su blanca cabeza
sobresalía de entre las de los demás hombres, ya que era excepcionalmente alto1. Los
“Daneses” –en esta ocasión probablemente noruegos en su mayor parte- estaban dirigidos
según una versión de la Crónica Anglo-sajona, por Anlaf, famoso en la saga nórdica y en la
historia como Olaf Tryggvason, que más adelante llegó a ser rey de Noruega2. Los Hombres
del Norte habían remontado el estuario del río Pante, ahora llamado Blackwater, y
acamparon en la isla de Northey. Los vikingos y los ingleses estaban pues separados por un
brazo del río; lleno por la marea creciente, sólo podía ser cruzado por un puente o vado,
difícil de forzar en caso de defensa decidida3. La defensa era muy fuerte. Pero los vikingos
sabían, o eso parece, con que clase de hombre estaban tratando: solicitaron que se les
permitiera cruzar el vado, para que pudiera entablarse una lucha limpia. Beorhtnoth
aceptó el desafío y les permitió cruzar. Este acto de orgullo y de caballerosidad mal
entendida probó ser fatal. Beorhtnoth fue muerto y los ingleses se retiraron; pero los
hombres de la Casa del Duque, su heorthwerod, que incluía a los caballeros escogidos y
oficiales de su guardia personal, algunos de ellos miembros de su propia família, siguieron
luchando hasta que todos cayeron junto a su señor.
Se ha conservado un fragmento –un largo fragmento, de unas 325 líneas- de un
poema contemporáneo: no tiene final, ni principio, ni título, pero se le conoce habitualmente
como La Batalla de Maldon. Cuenta la petición por parte de los vikingos de un tributo a
cambio de la paz; la orgullosa negativa de Beorhtnoth, el desafío y la defensa del “puente”;
la astuta demanda de los vikingos, y el cruce de la calzada; el último combate de
Beorhtnoth, la caída de su espada, de dorada empuñadura, de su mano herida, y la
mutilación de su cuerpo por los paganos. El final del fragmento, casi la mitad de él, cuenta
la última resistencia de la Guardia. Se recuerdan los nombres, hazañas y últimas palabras
de muchos de los ingleses.
El duque Beorhtnoth era un defensor de los monjes, y un mecenas de la iglesia, en
especial de la Abadía de Ely. Tras la batalla, el Abad de Ely obtuvo su cuerpo y lo enterró
en la abadía. Su cabeza había sido cortada de un hachazo y no fue recuperada; se reemplazó
en la tumba por una bola de cera.
De acuerdo con el tardío, y claramente antihistórico Liber Eliensis del siglo XII, el
Abad de Ely fue en persona al campo de batalla con algunos monjes. Pero en la obra que
sigue se ha supuesto que el Abad y sus monjes no llegaron más allá de Maldon, y que allí se
quedaron, enviando a dos hombres, siervos del duque, al campo de batalla, que se hallaba a
alguna distancia, a última hora del día siguiente a la batalla. Tomaron un carro y fueron en
busca del cuerpo de Beorhtnoth. Dejaron el carro cerca del fin de la calzada y empezaron a
buscar entre los muertos: muchos habían caído en ambos bandos. Torhthelm
1 De acuerdo con una estimación, 6 pies y 9 pulgadas. Esta estimación se basa en la longitud y tamaño de sus
huesos, que fueron examinados en su tumba, en Ely, en 1769.
2 Es dudoso que Olaf Tryggvason estuviera realmente presente en Maldon, aunque su nombre era conocido entre
los ingleses. Había estado antes en Inglaterra, y desde luego, volvió a ella en 994.
3 De acuerdo con la opinión de E.D. Laborde, hoy generalmente aceptada, el vado o “desembarcadero” entre
Northey y el continente aún sigue en el mismo lugar.
3
(coloquialmente Totta) es un joven, hijo de un juglar; su cabeza está repleta de las antiguas
trovas que se refieren a los héroes de la antigüedad nórdica, tales como Finn, rey de Frisia;
Fróda de los Hathobardos; Beowulf; y Hengest y Horsa, caudillos tradicionales de los
vikingos ingleses en los días de Vortigern (llamado Wyrtgeorn por los ingleses). Tídwald
(apodado Tída) era un anciano ceorl, un granjero que había visto muchos combates en las
campañas defensivas inglesas. En realidad, ninguno de estos hombres estuvo presente en la
batalla. Tras dejar el carro se separaron en la creciente oscuridad. Cae la noche, oscura y
nublada. Torhthelm se encuentra solo en una parte del campo donde los muertos yacen muy
juntos.
Del viejo poema proceden las orgullosas palabras de Offa en el consejo que precedió a
la batalla, y el nombre del valiente joven Ælfwine (vástago de una antigua y noble casa de
Mercia), cuyo coraje fue elogiado por Offa. También se encuentran los nombres de los dos
Wulfmærs: Wulfmær , hijo de la hermana de Beorhtnoth; y Wulfmær el Joven, hijo de
Wulfstan, que cayó gravemente herido, junto con Ælfnoth, al lado de Beorhtnoth. Casi al
final del fragmento que ha sobrevivido, un viejo criado, Beorthwold, mientras se prepara
para morir en la última y desesperada resistencia, pronuncia las famosas palabras, una
llamada al código heroico, que aquí aparecen en el sueño de Torhthelm:
Hige sceal þe heardra, heorte þe cenre,
mod sceal þe mare þe ure maegen lytlath
“La voluntad será la más dura, el corazón el más audaz, el espíritu el más grande,
mientras nuestra fuerza disminuye”.
Está implícito aquí –y de hecho es probable- que estas palabras no sean “originales”,
sino una antigua y honrosa expresión de voluntad heroica; por esa razón, es bastante
verosímil que Beorthwold las hubiera utilizado en su última hora.
La tercera voz inglesa en la oscuridad, que habla después de que el Dirige se oiga por
vez primera, lo hace en rima: presagiando el final desvanecido de la antigua y heroica
medida aliterativa. El viejo poema está compuesto en una forma libre de la línea
aliterativa, el último fragmento que se conserva de la antigua juglaría heroica inglesa. En
este sentido –aunque algo más libremente que el verso de La Batalla de Maldon (debido al
uso del diálogo)- se ha escrito este poema moderno.
Las líneas en rima son el eco de algunos versos, conservados en la Historia Eliensis,
referentes al rey Knut:
Merie sungen the muneches binnen Ely,
oa Cnut ching reu therby.
“Roweth, cnites, noer the land
and here we ther muneches sæng”.
4
II
EL REGRESO AL HOGAR DE
BEORHTNOTH, HIJO DE
BEORHTHELM
Se oye el sonido de un hombre moviéndose de modo indeciso y respirando ruidosamente en la
oscuridad. De pronto, una voz habla, alta y claramente.
TORHTHELM. ¡Alto! ¿Quién anda ahí? ¡El infierno te atrape! ¡Habla!
TÍDWALD. ¡Totta! ¡Te conozco por el castañeteo de tus dientes.
TOR. ¡Eres tú, Tída! Largo parecíame el tiempo, solo entre los perdidos. De
modo tan perturbador yacen. He observado y esperado, hasta que los
suspiros del viento eran como palabras susurradas por espíritus que
murmurasen en mis oídos.
TÍD. Y tus ojos creían ver tumularios y duendes. La oscuridad es densa
desde que se ha puesto la luna; pero escucha bien mis palabras: no lejos
de aquí hallaremos al Amo, según todo apunta.
Tídwald alza una oscura lámpara de la que surge un tenue rayo de luz. Un búho ulula. Una
forma oscura pasa velozmente a través del rayo de luz. Torhthelm retrocede y vuelca la
linterna, que Tída había puesto en el suelo.
¿Qué te ocurre ahora?
TOR. ¡El Señor nos guarde! ¡Escucha!
TÍD. Muchacho, estás loco. Tus quimeras y tus miedos extraen enemigos de
la nada. ¡Ayudame a levantar los cuerpos! Es una dura labor
arrastrarlos yo solo: altos y bajos, gruesos y delgados. Piensa menos, y
habla menos de fantasmas. ¡Olvida tus temores! Sus espíritus están
bajo tierra, o bien Dios los tiene; y los lobos no rondan como en los días
de Woden, no aquí en Essex. Si hay alguno, andará sobre dos piernas.
¡Ahí, dale la vuelta!
Un búho ulula de nuevo.
Solo es un búho.
TOR. Me pone malo. Los búhos son aves de mal agüero. Pero no tengo miedo,
no de terrores imaginarios. Me llamas loco, pero muchos otros hombres
sienten el horror de hallarse entre muertos sin sudario. Es como la
turbia sombra del infierno pagano, en el reino sin esperanzas donde
5
toda búsqueda es vana. Podríamos registrar para siempre el campo y no
hallar al Amo en esta desolación, Tída.
Oh, Señor bienamado, ¿dónde yaces esta noche, tu cabeza reposando en
duro lecho, tus miembros yaciendo en largo sueño?
Tídwald descubre de nuevo la luz de la lámpara.
TÍD. ¡Mira aquí, muchacho, donde yacen más densamente! ¡Aquí! ¡Échame
una mano! Esta cabeza nos es conocida. Es la de Wulfmær. Apostaría
algo a que no cayó lejos de su amigo y Amo.
TOR. ¡El hijo de su hermana! Las canciones cuentan que en la necesidad el
sobrino estará siempre cerca del tío.
TÍD. No, él no está aquí –o bien lo golpearon hasta dejarlo irreconocible. Me
refería al otro, al muchacho sajón, el hijo menor de Wulfstan. Es un
acto inicuo acabar con los que aún no han crecido. Un chico gallardo,
además, y habría sido un mejor hombre.
TOR. ¡Ten piedad de nosotros! Era más joven que yo, al menos por un año.
TÍD. Aquí está Ælfnoth también, yaciendo junto a su brazo.
TOR. Como él lo habría querido. En labores o juegos eran buenos compañeros,
y leales a su señor, tan cercanos a él como parientes.
TÍD. ¡Maldita sea la luz de esta lámpara y la debilidad de mis ojos! Juraría
que cayeron en su defensa, y que el Amo no está ahora muy lejos.
¡Muévelos despacio!
TOR. ¡Bravos mozos! Pero es malo que hombres barbados se echen el escudo
a la espalda y rehúyan la batalla, corriendo como ciervos, mientras los
rojos paganos acaban con sus muchachos. ¡Que el rayo del Cielo caiga
sobre los miserables que los llevaron a la muerte, para vergüenza de
Inglaterra! Y aquí está Ælfwine: con su escasa barba. Ya terminó su
combate.
TÍD. Es triste, Totta. Era un valiente caudillo, y necesitamos a los que son
como él: un arma nueva del viejo metal. Vehemente como el fuego y
firme como el acero. De lengua severa a veces, y franco, al estilo de
Offa.
TOR. ¡Offa! Está en silencio. No a todos les gustaba; muchos le habrían
puesto un bozal, si el Amo lo hubiera permitido. “Hay cobardes con
corazón de gallina que se pavonean orgullosamente en el consejo”: así le
oí hablar en la Reunión del Señor. Como las canciones nos recuerdan:
“Lo que promete el hombre bebiendo aguamiel, cuando llega la mañana
le deja la acción por respuesta, el vómito de su bebida, y acaba
mostrando un borracho”. Pero las canciones se marchitan y el mundo
empeora. ¡Desearía haber estado aquí, no atrás con el equipaje y
perezosos siervos, cocineros y medicastros! Por la cruz, Tída, no le
amaba menos que a cualquiera de los señores que iban con él; y un
pobre hombre libre podría acabar siendo más resistente en la prueba
que muchos condes con título, que cuentan su parentela entre los reyes
que precedieron a Woden.
TÍD. ¡Puedes hablar, Totta! Tu tiempo llegará, y te parecerá menos sencillo
de cómo aparece en las baladas. Amargo sabe el hierro, y la mordedura
6
de las espadas es fría y cruel, cuando la experimentas. ¡Que Dios te
guarde entonces, si tu júbilo se empaña! Cuando tiembla tu escudo, es
difícil elegir entre la muerte y el oprobio. ¡Ayúdame con este! Levantalo;
¡es el cadáver de un perro, de un grueso pagano!
TOR. ¡Ocultalo, Tída! ¡Apaga tu lámpara! Está mirándome. No puedo
soportar sus ojos, inhóspitos y crueles, como los de Grendel en la luna.
TÍD. Ay, es un torvo individuo, más está muerto y acabado. Los Daneses no
me preocupan, salvo si esgrimen espadas y hachas. Pueden sonreir, o
mirarme con ira, si el Infierno los alberga. ¡Vamos, acarrea al siguiente!
TOR. ¡Mira! ¡Aquí hay un miembro!! Una yarda de largo, y grueso como tres
muslos de hombre.
TÍD. Lo mismo he pensado. ¡Ahora inclina la cabeza y contén tu parloteo por
un instante, Totta! Es el Amo al fin.
Hay un breve silencio.
Bien, aquí está; o lo que los cielos nos han dejado: las piernas más
largas de este país, yo diría.
TOR. (Su voz se eleva en un canto.)
Más alta su cabeza era que el yelmo de los reyes de coronas paganas,
más perspicaz su corazón, y más clara su alma que las espadas,
probadas y pulidas, de los héroes: más valioso que el oro niquelado. El
mundo ha perdido a un príncipe sin par en la paz y en la guerra, justo
en el juicio, de manos generosas, como los dorados señores de tiempo
atrás. Ha partido junto a Dios en busca de la gloria, Beorhtnoth
bienamado.
TÍD. ¡Magníficas palabras, muchacho! Las entrelazadas estrellas aún
valoran los corazones afligidos. Pero aquí hay trabajo que hacer, antes
de que de comienzo el funeral.
TOR. ¡La he hallado, Tída! ¡Aquí yace su espada! La reconozco por la
empuñadura dorada.
TÍD. Me alegra oirlo; es un milagro que la pasaran por alto. Se han ensañado
cruelmente con él. Pocas más de sus prendas hallaremos; nos han
dejado poco del señor que conocimos.
TOR. ¡Oh, dolor y aflicción! Los lobos paganos le han cortado la cabeza, y han
destrozado el tronco con hachas. ¡Cuan cruel es la matanza de esta
sangrienta lucha!
TÍD. Sí, esta es para ti la batalla, y no es peor hoy que en las guerras que
cantas, cuando Fróda cayó y Finn fue muerto. El mundo lloró entonces,
como lo hace ahora: puedes oir las lágrimas a través del tañido del arpa.
Vamos, dobla tu espalda. Debemos llevarnos de aquí los fríos restos.
¡Cógelo por las piernas! ¡Ahora levántalo, con cuidado! ¡Levántalo de
nuevo!
Caminan arrastrándose lentamente.
TOR. Aún es querido este cuerpo muerto, aunque los hombres lo hayan
mancillado.
7
La voz de Torhthelm se alza de nuevo en un canto.
¡Lamentáos por siempre, sajones e ingleses, de las orillas del mar a los
bosques de occidente! Cayó la muralla, lloran las mujeres; la madera
arde y el fuego resplandece como una lejana almenara. ¡Levantad bien
alto el túmulo que contendrá sus huesos! Porque aquí se ocultarán la
espada y el yelmo; y a la tierra será entregado el dorado coselete, y las
ricas vestimentas y brillantes anillos, riquezas que no envidiaban los
que lo amaban; el primero y más noble de los amigos de los hombres,
soporte infalible de sus camaradas, el más justo de los padres para su
gente. Amaba la Gloria; ahora la gloria ganada hará verdear su tumba,
mientras o tierra o mar, palabra o llanto, en el mundo perduren.
TÍD. ¡Hermosas palabras, alegre Totta! Se diría que trabajaste tanto como
yaciste en las rondas de noche, mientras los sabios dormían. Pero yo
prefiero descansar, y mis tristes pensamientos. Estos son tiempos
cristianos, aunque la cruz es pesada; llevamos a Beorhtnoth, no a
Beowulf: no hay piras para él, no hay montículos apilados; y el oro será
entregado al buen abad. ¡Que los monjes le lloren, y que se cante Misa!
Con docto latín le conducirán a casa, si podemos llevarle de vuelta. ¡El
cuerpo es pesado!
TOR. Los hombres muertos se arrastran hacia tierra. ¡Ahora bajalo un rato!
Tengo la espalda rota, y estoy sin aliento.
TÍD. Si hablaras menos, podrías apresurarte más. Pero el carro no está lejos,
¡así que vamos a ello! ¡Empieza de nuevo, y al unísono conmigo! Hace
falta un paso regular.
Torhthelm se detiene de pronto.
¡Torpe mastuerzo, mira por donde vas!
TOR. ¡Detente, Tída, por el amor de Dios! ¡Mira ahora, y escucha!
TÍD. ¿Que mire donde, muchacho?
TOR. Allá, a la izquierda. ¡Hay una sombra que se arrastra, más oscura que
el cielo occidental, allí, caminando agachada! ¡Ahora dos! Alguna
especie de Trolls, lo juraría, o habitantes del infierno. Tienen el paso
vacilante, se arrastran a tientas con brazos horripilantes.
TÍD. Sombras nocturnas sin nombre, nada más puedo ver, hasta que se
acerquen un poco. Tienes vista de brujo, si puedes distinguir a los
diablos de los hombres en esta vil oscuridad.
TOR. ¡Escucha pues, Tída! Hay voces bajas, gemidos y susurros, y risas
contenidas. ¡Se mueven hacia aquí!
TÍD. Sí, ahora lo advierto; puedo oir algo.
TOR. ¡Oculta la lámpara!
TÍD. ¡Deja el cadáver, y túmbate junto a él! ¡Ahora guarda silencio! Se
acercan pasos.
8
Se agachan en el suelo. El sonido de pasos cautelosos crece y se aproxima. Cuando ya están
casi encima, Tídwald grita de pronto:
¡Hola, muchachos! Llegáis tarde, si es pelea lo que buscáis; pero puedo
hallaros alguna, si os hace falta esta noche. Nada os saldrá más barato.
Se produce un sonido de pies arrastrándose en la oscuridad. Luego, u grito. La voz de
Torhthelm suena de modo estridente.
TOR. ¡Cerdo ruidoso, voy a rajarte por esto! ¡Toma tu merecido! ¡Eh! ¡Ahí,
Tída! He dado muerte a este. No andará furtivamente nunca más. Si
espadas buscaba, pronto halló una, por el lado cortante.
TÍD. ¡Mi matador de duendes! Corazón bravo, ¿tomaste prestada la espada
de Beorhtnoth? ¡Límpiala bien! ¡Y contén tu ingenio! Esa hoja fue hecha
para mejores usos. No te hacía falta un arma: un golpe en la nariz, o
una bota en el trasero, y la batalla se termina con tipos como estos. Sus
vidas son desdichadas, pero ¿por qué matar a tales criaturas, o jactarse
de ello? Ya hay bastantes muertos por aquí. Si se tratara de un danés,
date cuenta, permitiría que presumieras; y hay muchos fuera, no muy
lejos, inmundos ladrones: los odio, por mi corazón, paganos o bautizados
son vástagos del diablo.
TOR. ¡Los daneses, dices! ¡Date prisa! ¡Vamos! Casi lo había olvidado. Debe
haber más en las cercanías, planeando nuestra muerte. Esa jauría de
piratas se echará sobre nosotros, si nos oyen alborotar.
TÍD. ¡Mi bravo espadero! ¡Estos no eran Hombres del Norte! ¿Porqué
deberían venir aquí los daneses? Ya han tenido bastante lucha y pelea,
y tomaron su botín: el lugar está desierto. Estarán en Ipswich ahora,
bebiendo cerveza, o cerca de Londres, en sus largos navíos, mientras
brindan por Thor y ahogan sus penas de hijos del infierno. Son gente
hambrienta y hombres sin amo, miserables saqueadores. Son despojacadáveres:
es un infame juego, me avergüenzo solo de pensarlo. ¿Por
qué te estremeces?
TOR. ¡Vamos, rápido! ¡Cristo me perdone, estos aciagos días yacen
carcomidos si no son llorados, y la gente sigue la conducta de los lobos,
cuando tienen miedo y hambre, y desnudan y saquean sin piedad a los
muertos! ¡Mira allá lejos! Hay una sombra inclinada, el tercero de los
ladrones. ¡Vamos a apalear a ese villano!
TÍD. ¡No, déjale en paz! O nos extraviaremos. Hemos vagado un poco, y ya
estoy bastante desconcertado. No tratará de atacar él solo a dos
hombres. ¡Levanta por tu extremo! Levanta, te digo. Adelanta el pie.
TOR. ¿Puedes orientarte, Tída? En medio de estas sombras nocturnas, no
tengo idea de en donde dejamos el carro. ¡Ojalá estuviéramos ya de
vuelta!
Siguen caminando sin hablar durante un rato.
¡Ve con cuidado! Hay agua cerca; tropezarás con la orilla. ¡Aquí corre el
Blackwater! Otro paso en esa dirección y nos revolcaremos en el arroyo
como tontos; y la corriente es rápida.
9
TÍD. Hemos llegado a la calzada. El carro está cerca, así que ten valor,
muchacho. Si podemos cargarle unos pocos pasos más, habremos dejado
atrás la primera etapa.
Se mueven algunos pasos más.
¡Por la cabeza de Edmund! Aunque ha perdido la suya, nuestro Señor
no es ligero. ¡Bájalo ahora! Aquí nos espera el carro. Desearía que
pudiéramos beber la cerveza de su funeral, sin más problemas en esta
orilla. La cerveza que él daba era buena y suficiente para regocijar el
corazón, parda y fuerte. Estoy cocido en sudor. Detengámonos un
momento.
TOR. (Después de una pausa) Se me hace extraño como lograron pasar a
través de esta calzada, o como forzaron el paso sin cruenta batalla. Pero
hay pocos restos que nos hablen de un combate. Sería de esperar hallar
una colina de paganos muertos, pero no ninguno cerca está tendido.
TÍD. No, por desgracia. Ay, nuestro Señor cometió un error, o eso decían los
hombres en Maldon esta mañana. ¡Demasiado orgulloso, demasiado
noble! Pero su orgullo fue burlado y su nobleza pasó, así que alabemos
su valor. Les permitió cruzar la calzada, tan celoso fue, dando así a los
juglares asuntos para hermosas canciones. Noble sin necesidad. Nunca
debió haber ocurrido: ¡ordenó parar a los arqueros, y abrió el puente,
enfrentándose muchos con pocos en un feroz cuerpo a cuerpo! Bueno,
desafió al hado, y murió por ello.
TOR. Así ha caído el último de un linaje de condes, descendiente de Señores
Sajones que cruzaron los mares tiempo atrás, como dicen las canciones,
desde Angel en el este, con espadas impacientes, golpeando a los
Galeses en el yunque de la guerra. Aquí ganaron reinos, y reales
dominios, y conquistaron esta isla, en días antiguos. Y ahora la
adversidad llega de nuevo del norte: ¡furioso sopla el viento de la guerra
sobre Bretaña!
TÍD. Y en nuestro cuello sopla, y estamos tan helados como el frío, como
estaba la pobre gente de entonces. ¡Que hablen los poetas y mueran los
piratas! Cuando se roba a los pobres y pierden la tierra que trabajan y
aman, deben morir y abonarla. No hay endechas para ellos, y sus
esposas e hijos trabajan en servidumbre.
TOR. Pero Æthelred probará no ser una presa tan fácil como lo fue
Wyrtgeorn; ¡y apostaría también a que este Anlaf de Noruega nunca
igualará a Hengest o a Horsa!
TÍD. ¡Esperemos que no, muchacho! Vamos, carga de nuevo y terminarás tu
tarea. ¡Ahí, dale la vuelta! Cógelo por las piernas ahora, y yo levantaré
la espalda. ¡Ahora, levanta tu lado! ¡Levanta! Ya está. Cúbrelo con el
paño.
TOR. Debería ser limpio lino, y no un sucio manto.
TÍD. Bastará por ahora. Los monjes nos esperan en Maldon, y el abad con
ellos. Estamos a horas de allí. Levántate y sube. Tus ojos pueden llorar,
y tu boca rezar. Yo guiaré los caballos. ¡Arre, chicos, pues! (Hace crujir
el látigo) ¡Arre, vamos allá!
TOR. ¡Dios guíe nuestros pasos a buen destino!
10
Hay una pausa, en la que se oye un retumbo y un crujir de ruedas.
¡Cómo gimen estas ruedas! Oirán el crujido a millas de distancia, sobre
fango y piedra.
Una larga pausa, en la que no se pronuncia una palabra.
¿A dónde vamos primero? ¿Hemos de ir muy lejos? La noche pasa, y
estoy agotado... ¡Dime, Tída, Tída! ¿Está herida tu lengua?
TÍD. Estoy cansado de hablar. Mi lengua reposa. “¿A dónde primero”, dijiste?
¡La pregunta de un tonto! A Maldon y a los monjes, y luego millas más
adelante, a Ely y a la Abadía. Algún día terminaremos; pero los
caminos son malos en estos ruinosos días. ¡Aún no hay descanso para ti!
¿Contabas con una cama? Lo mejor que conseguirás es el fondo del
carro, con su cuerpo como almohada.
TOR. Eres un bruto, Tída.
TÍD. Solo es lenguaje llano. Si un poeta canta: “Incliné la cabeza sobre su
seno adorable y, de lamentarme fatigado, afligido dormí; de este modo
juntos viajamos, amable señor y fiel sirviente, a través de piedras y
pantanos, a su último reposo y al fin de su amor”, ya no lo llamarías
cruel. Tengo mis propias cuitas en el corazón, Totta, y mi cabeza está
cansada. Lo siento por ti, y por mi también. ¡Duerme pues, muchacho!
¡Duerme! Los muertos no te molestarán, ni el quejido de las ruedas si
sientes pesada la cabeza.
Habla a los caballos.
¡Arre, muchachos! ¡Adelante! Hay comida más allá, y cómodos establos,
porque los monjes son amables. ¡Dejad atrás las millas!
El crujir y el traquetear del carro, y el sonido de los cascos, continúan por algun tiempo,
durante el cual no se habla. Tras un rato, luces centellean en la distancia. Torhthelm habla
desde el carro, con voz soñolienta y medio dormido.
TOR. Hay velas en la oscuridad, y voces frías. Oigo que cantan misa por el
alma del Amo en la isla de Ely. De este modo pasan edades, y hombres
tras hombres. Voces de llorosas mujeres que se lamentan. Así pasa el
mundo; el día sigue al día, y el polvo se acumula, su tumba se
desmorona, a medida que el tiempo la roe, y su família y sus parientes
entran en el olvido. Así vacilan los hombres y en la nada se desvanecen.
El mundo se marchita y el viento arrecia; las velas se apagan. Fría cae
la noche.
La luz desaparece mientras habla. La voz de Torhthelm pasa a ser más alta, pero es aún la
voz de alguien que habla en sueños.
¡Está oscuro! ¡Oscuro, y la muerte se aproxima! ¿No nos queda luz
alguna? ¡Encended una luz y atizad la llama! ¡Helo ahí! El fuego
despierta, el hogar arde, la casa se ilumina, los hombres se reúnen.
Salen de la niebla por oscuras puertas, y la muerte les aguarda.
¡Escucha! Puedo oirles cantar en la sala: duras palabras cantan, con
fuertes voces. (Canta) El corazón será el más audaz, la intención la más
seria, más orgulloso el espíritu, mientras nuestro poder disminuye. La
11
mente no vacilará ni flaqueará el ánimo, aunque sobrevenga la muerte
y nos conquiste la oscuridad.
Se produce un gran choque y una sacudida del carro.
¡Eh! ¡Vaya un choque, Tída! Mis huesos están sacudidos y mi sueño
hecho añicos. Hace frío y está oscuro.
TÍD. Sí, un golpe en los huesos es malo para el que sueña, y el despertar es
frío. Pero extrañas son tus palabras, Torhthelm, muchacho, cuando
hablas de que el viento y la muerte nos vencen y de un oscuro final.
Sonaba a videncia, a desespero, y a paganismo también: eso no va
conmigo. Es noche cerrada, pero no hay lumbre; la oscuridad lo cubre
todo, y la muerte gobierna. Cuando llegue la mañana, será como tantas
otras; más faena perdida hasta que la tierra esté arruinada; siempre
faena y guerra, mientras dure el mundo.
El carro choca y retumba.
¡Eh! ¡Traqueteo y choques sobre baches y piedras! Los caminos son
desiguales y el descanso es breve para los ingleses en los días de
Æthelred.
El estruendo del carro se detiene. Hay silencio total durante un rato. Lentamente empieza a
oirse un sonido de voces cantando. Pronto las palabras, aunque débiles, pueden distinguirse.
Dirige, Domine, in conspectu tuo viam meam. Introibo in domum tuam:
adorabo ad templum Sanctum tuum in timore tuo.
(Una voz en la oscuridad): ¡Tristemente cantan, los monjes de la isla
Ely! ¡Formad fila, muchachos! ¡Escuchemos aquí, por un instante!
El canto es más alto y claro. Monjes cargando un féretro entre cirios cruzan la escena.
Dirige, Domine, in conspectu tuo viam meam. Introibo in domum tuam:
adorabo ad templum Sanctum tuum in timore tuo.
Domine, deduc me in isutitia tua: propter inimicos meos dirige in
conspectu tuo viam meam.
Gloria Patri et Filio et Spiritui Sancto: sicut erat in principio et nunc et
semper et in sæcula sæculorum.
Dirige, Domine, in conspectu tuo viam meam.
Pasan, y el canto se desvanece en el silencio.
12
III
OFERMOD
Este fragmento, algo más extenso que el poema en inglés antiguo que lo inspiró, fue
compuesto principalmente en verso, para que fuese condenado o aprobado como tal4. Pero
para merecer un lugar en Ensayos y estudios debe, supongo, contener al menos por
inferencia una crítica de los modos y maneras del poema en inglés antiguo (o de sus
críticos). Desde ese punto de vista puede afirmarse que es un extenso comentario de las
líneas 89 y 90 del original: tha se eorl ongan for his ofermode alyfan landes to fela laþere
theode, “entonces el Conde, en su desmedido orgullo, cedió terreno al enemigo, cosa que no
debió haber hecho”. Normalmente se considera que La Batalla de Maldon es mas bien un
comentario extenso, o una aclaración de las palabras del viejo criado Beorhtwold (líneas
312-313), citadas más arriba, y usadas en el presente fragmento. Son las líneas mejor
conocidas del poema, quizás de toda la poesía en inglés antiguo. Aún si exceptuamos la
excelencia de su expresión, me parecen de menor interés que las líneas más primitivas; de
cualquier modo, la fuerza completa del poema se pierde a menos que se consideren
conjuntamente los dos pasajes.
Se ha sostenido que las palabras de Beorhtwold constituyen la más alta expresión del
espíritu heróico del norte, nórdico o inglés; la más clara afirmación de la doctrina de la
resistencia extrema al servicio de la voluntad indomable. El poema en su conjunto ha sido
llamado “el único poema heróico puro que existe en inglés antiguo”. Aunque la doctrina
tiene una forma tan clara, y (aproximadamente) pura, precisamente porque es puesta en
boca de un subordinado, un hombre el objeto de cuya voluntad había sido decidido por otro,
que no tenía responsabilidad hacia abajo, solo lealtad hacia arriba. Por lo tanto, el orgullo
personal estaba en él a su nivel más bajo, y el amor y la lealtad, al más alto.
Porque este “espíritu heróico del norte” no es nunca totalmente puro; es de oro y de
una aleación. Sin esa aleación impulsaría a un hombre a resistir impávido incluso a la
muerte, si fuera necesario: es decir, cuando la muerte puede ayudar a la consecución de
algún objeto de la voluntad, o cuando solo puede conservarse la vida negando aquello por lo
que uno lucha. Pero aunque se sostiene que esa conducta es admirable, la mezcla del buen
nombre personal no está nunca del todo ausente. De este modo, Leofsunu, en La Batalla de
Maldon, se mantiene leal por miedo al reproche si regresa vivo a casa. Este motivo, por
supuesto, difícilmente irá más allá de la “conciencia”: un auto-juicio a la luz de la opinión de
sus pares, que el mismo “héroe” aprueba totalmente; actuaría del mismo modo si no hubiera
testigos5. Aún este elemento de orgullo, en forma de deseo de honor y gloria, en vida y tras
la muerte, tiende a crecer, a convertirse en el motivo principal, llevando al hombre más allá
de la triste necesidad heróica, al exceso, a la caballerosidad. “Exceso”, ciertamente, aunque
sea aprobado por la opinión de sus contemporáneos, cuando no solo va más allá de la
necesidad y el deber, sino que interfiere con ellos.
De este modo, Beowulf (de acuerdo con los motivos a él atribuidos por el estudioso de
la naturaleza heróico-caballeresca que escribió su poema) hace más de lo necesario,
renunciando a las armas, para hacer así más “deportiva” su contienda con Grendel: lo cual
realzará su gloria personal, aunque lo pondrá en un riesgo innecesario, y disminuirá sus
posibilidades de librar a los Daneses de una aflicción intolerable. Pero Beowulf no tiene
ningún deber para con los Daneses, él es aún un subordinado sin responsabilidades hacia
4 En efecto, fue pensado claramente como una recitación para dos personas, dos figuras en una “sombra oscura”,
con la ayuda de unos pocos rayos de luz y sonidos adecuados, y un canto al final. Por supuesto, nunca ha sido
representado.
5 Véase Sir Gawain y el Caballero Verde, 2127-31
13
abajo; y su gloria es también el honor de su gente, los Geatas; por encima de todo, como él
mismo dice, redundará en beneficio del crédito del señor a quien debe fidelidad, Hygelac.
Aunque no se libra a sí mismo de su caballerosidad, el exceso persiste, incluso cuando es un
anciano rey, sobre el que descansan todas las esperanzas de un pueblo. No se dignará
dirigir una fuerza contra el dragón, como la prudencia impulsaría a hacer, incluso a un
héroe; porque, como explica en un largo “alarde”, sus muchas victorias le han liberado del
miedo. Usará sólo una espada en esta ocasión, ya que boxear a una sola mano con un
dragón es demasiado desesperado, incluso para el espíritu caballeresco. Pero despide a sus
doce compañeros. Es rescatado de la derrota y el objetivo esencial, la destrucción del
dragón, solo se consigue por la lealtad de un subordinado. De otra manera, la
caballerosidad de Beowulf podría haber terminado en su propia muerte inútil, con el dragón
aún intacto. Lo que ocurre es que un subordinado es puesto en un peligro mayor de lo
necesario, y aunque no paga el orgullo de su amo con la vida, la gente pierde
desastrosamente a su rey.
En Beowulf tenemos tan solo una leyenda acerca del “exceso” en un jefe. El caso de
Beorhtnoth es aún más enfático, incluso como historia; pero también ha sido extraído de la
vida real por un autor contemporáneo. Aquí vemos a Beorhtnoth comportarse como el joven
Beowulf: llevando a cabo una lucha “deportiva” en términos nivelados; aunque a expensas
de otras personas. En su situación, no era un subordinado, sino la autoridad que debía ser
obedecida en aquel lugar; y era responsable de todos los hombres bajo su mando, y no debía
malgastar sus vidas, excepto con el objeto de defender el reino de un enemigo implacable.
Se dice a sí mismo que su propósito es el de defender el reino de Æthelred, la gente y la
tierra (52-3). Para él y para sus hombres era heróico luchar, hasta la aniquilación si fuese
necesario, en el intento de destruir o rechazar a los invasores. Era totalmente impropio que
tratase una batalla desesperada, con este único objetivo, como una competición deportiva,
para la ruina de su propósito y de su deber.
¿Por qué hizo esto Beorhtnoth? Debido a un defecto de su carácter, sin duda alguna;
pero un carácter, debemos conjeturar, no solo formado por la naturaleza, sino moldeado
también por la “tradición aristocrática”, englobada en cuentos y poemas de poetas de los
que ahora solo quedan ecos. Beorhtnoth era caballeroso, más que estrictamente heróico. El
honor era un móvil en sí mismo, y lo buscó aún a riesgo de colocar a su heorthwerod, sus
hombres más allegados, en una situación realmente heróica, que solo con la muerte podrían
redimir. Magnífico tal vez, pero ciertamente equivocado. Demasiado imprudente para ser
heróico. Y la imprudencia de Beorhtnoth, en cualquier caso, no podía en modo alguno
redimirse con la muerte.
Esto fue admitido por el poeta de La Batalla de Maldon, aunque las líneas en las que
expresa su opinión han sido poco consideradas, o minimizadas. La traducción que de ellas
se da más ariba es (creo) acertada en representar la fuerza y la implicaicón de sus palabras,
aunque muchos hallarán más familiares las de Ker: “entonces el conde, en su temeridad,
cedió demasiado terreno a la odiosa gente”6. De hecho, son líneas de severa crítica, aunque
no incompatibles con la lealtad, e incluso con el afecto. Las canciones de alabanza en el
funeral de Beorhtnoth bien pueden aplicarse a él, como el lamento de los doce príncipes por
Beowulf; pero ambos podrían también terminar con la nota ominosa que golpea en la última
palabra del poema mayor: lofgeornost, “el más deseoso de gloria”.
Hasta donde llega el fragmento de su obra, el poeta de Maldon no elaboró el asunto
contenido en las líneas 89-90; aunque si el poema tenía algún final redondeado y una
valoración definitiva (como parece, porque no es, ciertamente, un trabajo hecho con prisa),
probablemente fue continuado. Aún si se sintió inclinado a criticar y a mostrar
desaprobación absoluta, entonces su estudio del comportamiento del heorthwerod, carece de
la agudeza y de la cualidad trágica que pretendía mostrar, si no se valora por completo su
crítica. En ella se realza grandemente la lealtad del séquito. Su papel era el de resistir y
6 To fela significa en inglés antiguo, que no debió concederse terreno alguno. Y ofermod no significa “temeridad”,
incluso si otorgamos un valor completo al ofer, si recordamos cuan fuertemente las inclinaciones y la prudencia de
los ingleses rechazaban el “exceso”. Wyta scal geþyldig... ne næfre gielpes to georn, ær he geare cunne. Pero mod,
que puede contener o implicar coraje, no significa “valentía” más que corage en Inglés Medio. Significa “espíritu”, o
si no está calificado, “espíritu elevado”, la más usual manifestación del cual es el orgullo. Pero en ofer-mod se
califica, con desaprobación: ofermod siempre es, de hecho, una palabra condenatoria. En el poema, este nombre
solo aparece dos veces, una aplicada a Beorhtnoth, la otra a Lucifer.
14
morir, y no el de cuestionar, aunque un cronista pueda comentar justamente que alguien
cometió un grave error. En si situación, el heroismo era espléndido. Su deber no resulta
disminuido por el error de su señor, y (de un modo más conmovedor) tampoco disminuyó el
amor al viejo hombre en los corazones de aquellos que estaban próximos a él. Es el
heroismo de la obediencia y el amor, no del orgullo o la testarudez, el que resulta más
heróico y más conmovedor; desde Wiglaf bajo el escudo de los hombres de su casa, hasta
Beorhtwold en Maldon, y hasta Balaclava, incluso si no está más reflejado en verso que La
Carga de la Brigada Ligera.
Beorhtnoth se equivocó y murió por su locura. Pero fue un error noble, o el error de
un noble. No es plausible que su heorthwerod le echara la culpa; probablemete muchos de
ellos no le habrían considerado culpable, siendo ellos mismos nobles y caballerosos. Pero los
poetas, como tales, están por encima de la caballerosidad, o incluso del heroismo; y si dan
alguna profundidad a su tratamiento de dichos temas, entonces, incluso a pesar de ellos
mismos, esots “modos” y los objetivos hacia los que son dirigidos, serán cuestionados.
Conocemos dos poetas que estudian ampliamente lo heróico y lo caballeresco, en el
arte y en el pensamiento, en las edades antiguas: uno cerca del principio en Beowulf; uno
cerca del final en Sir Gawain. Y probablemente un tercero, más bien en el medio, en
Maldon, si tuviésemos toda su obra. No es sorprendente que cualquier consideración acerca
del trabajo de uno de ellos nos conduzca a los otros. Sir Gawain, el más tardío, es el más
plenamente consciente, y es claramente una crítica o una valoración de un código completo
de sentimiento y conducta, en el cual el coraje heróico no es más que una parte, que sirve a
diferentes lealtades. Sin embargo, es un poema con muchas semejanzas con Beowulf, más
profundas que el uso del viejo metro “aliterativo”7, que no es la menos notoria. A Sir
Gawain, como ejemplo de caballerosidad, se le muestra, por supuesto, muy inquieto por su
propio honor, y aunque las cosas consideradas honorables puedan haber cambiado o
aumentado, la lealtad a la palabra y a la fidelidad, y el coraje resuelto permanecen. Son
puestos a prueba en aventuras no más cercanas a la vida real que Grendel o el dragón; pero
la conducta de Gawain se ha hecho más meritoria, y en consecuencia de más valor, de
nuevo porque se trata de un subordinado. Se ve envuelto en el peligro y en una cierta
expectativa de muerte solo por lealtad, y por el deseo de salvaguardar la seguridad y la
dignidad de su señor, el rey Arturo. Y sobre él descansa, en su búsqueda, el honor de su
señor y de su heorthwerod, la Mesa Redonda. No es accidental que en este poema, como en
Maldon y en Beowulf, se haga crítica del señor, como depositario de la fidelidad. Las
palabras son notables, aunque menos que la pequeña parte que han jugado en la crítica del
poema (como también ocurre en Maldon). Aunque así habló la corte del gran Rey Arturo,
cuando partió Sir Gawain:
¡Es una vergüenza, ante Dios, que Vos, señor, debáis
perderos, que en arte y en vida sois tan noble! ¡Hallar pareja
entre los hombres, casarse, no es fácil! Conducirse con más
atención habría conducido a alguien de sentido, y de tan
querido señor a su debido tiempo un duque habría hecho,
dirigente ilustre de vasallos en esta tierra, como le
corresponde; y mejor eso habría sido que hacer carnicería con
él hasta la muerte, decapitado por un mago, a causa de
arrogante jactancia. ¡Quién oyó nunca hablar de un rey de tal
proceder, como las bagatelas de los caballeros en la corte, en
sus juegos de Navidad!
Beowulf es un poema brillante; hay, por supuesto, muchos otros aspectos de la
descripción que se da del modo en que muere el héroe; y la importancia (esbozada más
ariba) de los valores cambiantes de la caballerosidad y la responsabilidad en la juventud y
en la edad, es solo un ingrediente. Aunque está claramente ahí; y a pesar de que la
principal inventiva del autor se movía en sentidos más amplios, es mencionada la crítica del
señor y depositario de la fidelidad.
7 Es probablemente la primera obra en aplicar la palabra “letras” a este metro, que de hecho, nunca las ha
respetado.
15
Así, el señor puede obtener crédito de las acciones de sus caballeros, pero no debe
hacer uso de su lealtad o ponerlos en peligro sólo con ese propósito. Hygelac no envió a
Beowulf a Dinamarca por una jactancia o un voto imprudente. Las palabras que dirige a
Beowulf a su regreso son, sin lugar a dudas, una alteración de la antigua historia (que más
bien atisba a través de las fuentes del snotere ceorlas, 202-4); pero son importantes por ese
motivo. Oímos, 1992-7, que Hygelac trató de disuadir a Beowulf de acometer una aventura
imprudente. Muy apropiado. Pero al final, la situación se invierte. Descubrimos, 3076-83,
que Wiglaf y los Geatas consideraban imprudente cualquier ataque contra el dragón, y
trataron de disuadir al rey de tan peligrosa empresa, con palabras muy parecidas a las
usadas por Hygelac tiempo atrás. Pero el rey deseaba la gloria, o la muerte gloriosa, y corrió
hacia el desastre. No podría existir crítica más mordaz en pocas palabras de la
“caballerosidad” en alguien de responsabilidad que la exclamación de Wiglaf: oft sceall eorl
monig anes willan wraec adreogan, “por la voluntad de un hombre, deben muchos sufrir
aflicción”. El poeta de Maldon podría haber inscrito estas palabras en el encabezamiento de
su obra.
 
Cuando entráis en temas celtas la verdad es que me pierdo.
Como Earendil, me considero un freak de Tolkien, de hecho El Señor de los Anillos es un libro que me cambió la vida (literalmente). Los libros de Minotauro son los mejores, aunque sean por el formato. Tolkien=Minotauro (en España).
Me he leido todo menos La Historia del Señor de los Anillos y la Historia de la Tierra Media. El Atlas es una obra maestra (por cierto, la misma autora hizo el Atlas de la Dragonlance, otra obra maestra), que además utiliza todas las fuentes disponibles hasta el momento. Tengo la enciclopedia de D. Day, muy floja; el bestiario ni me lo compré.
El jueves compré en una librería de Londres: Daniel Grotta, J. R. R. Tolkien, architect of Middle Earth, 1992 (pero la primera edición 1976). Muy bueno aunque sólo sea porque es la primera biografía sobre Tolkien, dividiendo su vida en varias épocas: como soldado, como profesor, como "mythmaker", etc. Tiene muy buena pinta, no me lo he leido.
Sobre la Tierra Media recomiendo los módulos de rol de ICE, aunque se inventan bastantes cosas. Hay muy buenos mapas, si me dais vuestros correos os mando algunos o simplemente los cuelgo en la red. Sí, soy un superfriki del rol.
Siempre me ha fascinado la manera en que TOlkien construye un mundo, sobre todo en lo que a historia se refiere. Cada vez más estoy interesado en las cuestiones lingüísticas, realmente este tío tenía una imaginación desbordante, un esquema de trabajo muy pulido y gran capacidad de trabajo (¿o de aburrimiento?), para lograr hacer lo que hizo con las lenguas de la Tierra Media.
 
Jacques de Molay rebuznó:
Un tochito guapo para los seguidores del Maestro.

Tochito? es un edificio! pero igual de grande su magnificencia. Gracias mil
 
Grata ha sido mi sorpresa al ver este post, pues desde que leí por primera vez ESDA con 12 años, hace ya 16, me convertí en fan acérrimo del Maestro.

He leído todo menos La Historia del Señor de los Anillos, pues lo veo un ladrillo insufrible.

Ahora tengo en mente leerme "Etimología del Hobbit", que me regalaron mis padres hace 2 navidades.

Llevo en total unas 20 lecturas de ESDA y algunas más de El Hobbit, suelo hacer minimo una al año, hace poco terminé la última relectura, que la hize para ver la trilogía de películas en un maratón en mi casa.

A ver si no decae el hilo, por cierto Sr. Jaques de Molay, muy agradecido por el texto, no lo conocía.
 
Un pequeño ladrillo de Las Aventuras de Tom Bombadil y otros versos del Libro Rojo

I. Las Aventuras de Tom Bombadil

El viejo Tom Bombadil era un alegre sujeto;
De chaqueta azul brillante y botas amarillas;
Llevaba en su alto sombrero una pluma de ala de cisne.
Vivía bajo la colina, donde el Tornasauce
Corría desde su fuente herbosa hasta la cañada.

El viejo Tom en verano caminaba por los prados
Recogiendo ranúnculos, persiguiendo a las sombras,
Cosquilleando a las abejas que zumbaban entre las flores,
Sentándose junto al agua durante horas y horas.

Allí su barba se balanceaba hasta tocar el agua:
Llegó Baya de Oro, hija de la Dama del Río;
Tiró del cabello colgante de Tom. Y él cayó revolcándose
Bajo los lirios de agua, resoplando y tragando agua.

“¡Eh, Tom Bombadil! ¿A donde vas?”
Dijo la hermosa Baya de Oro. ¡Estás soplando burbujas,
Asustando a los peces aletados y a las pardas ratas de agua,
Espantando a los somormujos, anegando tu sombrero emplumado!

“¡Tráelo aquí de nuevo, hermosa doncella!”
Dijo Tom Bombadil. No me importa vadear.
¡Ve abajo! ¡Duerme de nuevo, donde los charcos son oscuros,
Lejos bajo las raíces de los sauces, pequeña dama de agua!

De vuelta a casa de su madre en la profunda caverna
Nadó la joven Baya de Oro. Pero Tom no la siguió;
Se sentó en nudosas raíces de sauce, bajo el sol,
Secando sus botas amarillas y su ensuciada pluma.

Se despertó entonces el Hombre Sauce, empezó su canto,
Cantó y Tom se durmió pronto bajo las oscilantes ramas;
En una hendidura lo atrapó con fuerza; ¡clack! Se cerró,
Y atrapó a Tom Bombadil, chaqueta, sombrero y pluma.

“¡Ja, Tom Bombadil! ¿En qué estabas pensando,
Husmeando en mi árbol, observando como bebo
en mi profunda casa de madera, cosquilleándome con tu pluma,
Salpicando mi cara como la lluvia?”

“¡Déjame salir, Viejo Hombre Sauce!
Estoy bien tieso aquí, no son buena almohada
Tus raíces duras y torcidas. ¡Bebe el agua del río!
¡Vuelve a dormir de nuevo, como la Hija del Río!”

El Hombre Sauce lo dejó libre cuando oyó sus palabras;
Cerró enseguida su casa de madera, refunfuñando y crujiendo,
Susurrando dentro de su árbol. Fuera de la cañada del sauce
Fue Tom caminando junto al Tornasauce.
Bajo los aleros del bosque se sentó mientras escuchaba:
En las ramas, los pájaros sibilantes gorjeaban y silbaban.
Las mariposas se estremecían y temblaban sobre su cabeza,
Hasta que llegaron nubes grises, y el Sol se hundió.

Tom se apresuró entonces. La lluvia empezó a caer,
Anillos circulares se esparcían en el fluyente río;
Sopló un viento, las agitadas hojas dejaron caer frías gotas;
El Viejo Tom se deslizó en un acogedor agujero.

Salió el Tejón, con su nevada frente
Y sus oscuros ojos parpadeantes. En la colina excavaba
Con su mujer y sus muchos hijos. Por la chaqueta le agarraron,
Bajo tierra le arrastraron, le llevaron a sus túneles.

Dentro de su casa secreta, se sentaron murmurando:
“¡Eh, Tom Bombadil!, ¿de donde has salido revolcándote,
Quebrando la puerta? Los Tejones te han atrapado.
¡Nunca encontrarás el camino por el que has entrado!”

“Ahora, viejo Tejón, ¿oyes lo que digo?
¡Enséñame la salida ahora mismo! Debo salir a caminar.
Llévame a tu puerta trasera, bajo las eglantinas;
¡Luego limpia tus sucias zarpas, enjuaga tus narices llenas de tierra!
Vuelve a dormir de nuevo en tu lecho de paja,
¡Cómo la Bella Baya de Oro y el Viejo Hombre Sauce!”

Entonces los tejones dijeron: “¡Discúlpanos!”
Mostraron a Tom la salida de su espinoso jardín,
Volvieron y se ocultaron, agitándose y temblando,
Bloquearon sus puertas, cubriéndolas con tierra.

La lluvia pasó. El cielo se aclaró, y en la noche de verano
el Viejo Tom Bombadil reía mientras volvía a casa,
Desatrancó su puerta de nuevo, y abrió una contraventana.
En la cocina las polillas empezaron a revolotear;
A través de la ventana Tom vio a las nacientes estrellas titilar,
Y a la delgada luna nueva descender hacia el oeste.

La oscuridad cayó sobre la colina. Tom encendió una vela;
Se oyeron crujidos en la escalera, giró el tirador de la puerta.
“¡Huu, Tom Bombadil! ¡Mira lo que te trae la noche!
Estoy aquí, tras la puerta. ¡Por fin te he atrapado!
Olvidaste al Tumulario del viejo montículo
Allá en la cima de la colina, en el círculo de piedras.
Es libre de nuevo. Bajo tierra te llevará.
¡Pobre Tom Bombadil, pálido y frío te tornará!”

“¡Fuera! ¡Cierra la puerta y no vuelvas nunca!
¡Llévate tus centelleantes ojos, tu risa hueca!
Vuelve al montículo herboso, en tu lecho de piedra
tiende tu cabeza huesuda, como el Viejo Hombre Sauce,
Como la joven Baya de Oro, y los Tejones en su madriguera.
¡Vuelve al oro enterrado y a la tristeza olvidada!”

Huyó el Tumulario saltando por la ventana,
A través del patio, sobre la tapia como una sombra barrida,
Lamentándose volvió a la colina, al inclinado círculo de piedras,
Bajo el montículo solitario, agitando sus anillos de hueso.

El Viejo Tom Bombadil yació sobre su almohada
Más dulce que Baya de Oro, más tranquilo que el Sauce,
Más abrigado que los Tejones o que los Tumularios;
Durmió como un tronco, roncó como un fuelle.

Se despertó con la luz de la mañana, silbó como un estornino,
Cantó, “¡Ven, derry-dol, alegre-dol, querida!”
Palmeó su abollado sombrero, botas, chaqueta y pluma;
Abrió la ventana al clima soleado.

El sabio Viejo Bombadil era un sujeto cauteloso;
De chaqueta azul brillante y botas amarillas.
Nadie atrapó nunca al Viejo Tom en las colinas o en la cañada,
Andando por los senderos del bosque, o junto al Tornasauce,
O en los estanques de lirios, en un bote sobre el agua.
Pero un día Tom fue y capturó a la Hija del Río,
Con su vestido verde, su suelto cabello, sentada en el juncal,
Cantando antiguas canciones de agua a los pájaros en los arbustos.

¡La atrapó, la agarró velozmente! Las ratas de agua se escabulleron,
Las plantas silbaron, las garzas gritaron, y el corazón de ella se agitaba.
Dijo Tom Bombadil: “¡Aquí está mi hermosa doncella!
¡Deberías venir a casa conmigo! La mesa está puesta:
Crema amarilla, panal de miel, mantequilla y pan blanco;
Rosas en la ventana y pájaros piando en los postigos.
¡Deberías venir bajo la colina! ¡No temas por tu madre
En su profundo y herboso estanque: ¡no hallarás un amante allí!

El viejo Tom Bombadil tuvo una alegre boda,
Coronado de ranúnculos, sin pluma ni sombrero;
Su esposa con nomeolvides y lirios como guirnalda
Estaba vestida de verde y plata. Él cantaba como un estornino,
Zumbaba como una abeja, tocaba el violín,
Abrazaba a su Doncella del Río por su delgada cintura.

Las lámparas brillaban en su casa, y la cama era blanca;
En la brillante luna de miel, los Tejones llegaron con paso suave,
Bailaron bajo la Colina, y el Viejo Hombre Sauce
golpeó, golpeó el cristal de la ventana, mientras dormían en la cama,
En la orilla junto a las cañas la Dama del Río suspiraba,
Oyendo al viejo Tumulario gritar en su montículo.

El Viejo Tom Bombadil no prestó atención a las voces,
Golpes, crujidos, pies danzantes, ruidos nocturnos;
Durmió hasta que el Sol salió, y entonces como un estornino cantó:
“¡Hey! ¡Ven derry-dol, alegre-dol, querida!”
Sentado junto a la puerta, cortando ramas de sauce,
Mientras la Hermosa Baya de Oro peinaba sus rubias trenzas.
 
Arriba Pie