Bueno, hago arqueología foril a petición de Kokillo (que lleva meses pidiéndomelo) e ILG. Antes de nada, decir que no lo he contado antes porque no tocaba y porque cualquiera que lo lea puede pensar que es una fantasmada (yo mismo podría pensarlo de otro), así que lo cuento porque me lo han pedido, que sino me callaba como una puta.
Rondaría yo los 21 años, y era un feliz estudiante de segundo de carrera. Lucía una amplia melena negra, de éstas que te llegan por el culo, con pelazo rizado cuasitirabuzón, y ya era un jovenzuelo jevy de llevar chupa de cuero. Además, ya me había dado por los hierros, por lo que estaba físicamente bonito. Se podía decir que era atractivo, es evidente que aún no conocía este foro.
Organizamos un viaje de estudios a Egipto, por Navidad para más señas, con una asignatura de historia de la arquitectura. Típico viaje para ver lo más reseñable de la arquitectura faraónica en el que te recorres el país en dos 6 días.
Yo por aquella época no tenía pareja, ni ganas. Estaba descubriendo lo que era conocer a gente que no vivía en casa con sus padres y que podía hacer lo que le venía en ganas a la hora que quisieran. Había tenido ya un escarceo con alguna que otra, pero nada serio. En mi círculo de amistades éramos todos bastante estudiosos y, curiosamente, salvo dos o tres tíos, el resto eran chicas que, a fin de cuentas, para los trabajos en grupo de una carrera tan maricona como la mía, es lo mejor.
Total, tras dos días por Egipto, llegamos a El Cairo, a un hotel a lo que parecían las afueras de la ciudad. Tenía una cosa muy peculiar: si bien el restaurante y los servicios comunes estaban en una especia de torre central, las habitaciones, o al menos las nuestras, eran una especie de bungalows con dos camas y un baño cada uno a modo de cabañitas por una zona llena de césped; la otra cosa, la mejor, era una especia de isla-piscina que se metía en el desarrollo del río Nilo, o algún afluente mierder, de manera que te estabas bañando en una plazoletilla con una piscina en el centro y que, a su vez, está rodeada de agua. Vamos, una cosa wapa.
La primera noche lo vimos claro: teníamos que bañarnos por la noche (la piscina no cerraba) y hacer botellón allí. Así que nos pillamos botellas de todo. Una a miga mía, la Rubia, pilló vino. Era una tipa con la que tenía bastante feeling, delgadita, poco pecho, muy morena de piel, con una cara muy alegre, jienense. Total, que me dice que por una mano que le eché a hacer un trabajo, me invita a la botella y que tenemos que gastarla. Así que nos metemos en la piscina, ella en bikini, yo en bañador, llenamos las copas y nos dejamos llevar por la imagen que, de no ser por los compañeros dando voces, era espectacular.
La botella va bajando y, cada vez, estamos los dos más cariñosos. Lo que al principio era dejar caer una mano por la cintura, pasa a ser agarrar un poco de culo, lo que era un beso en la frente, pasa a ser un beso en el cuello y el mentón. Que esto, que lo otro, que la botella está vacía y a mi amiga ya le da igual todo y empezamos a comernos la boca a saco, claro.
Yo, joven y salido, estoy, como es obvio empalmado, y la tía empieza a restregarse un poco pero, aunque a nuestro alrededor están todos borrachos, a mí me da palo y le digo de ir a mi habitación. Ella mira a los demás y ve que mi compañero de habitación no está, así que deduce que estará en mi bungalow y me dice: vamos al mío.
Sale ella primero de la piscina, poniéndome todo el ojete en la cara mientras me mira de reojo y, sonriendo, me dice qué miras. Yo me quedo un poco intimidado, la verdad es que no esperaba que se soltara tanto con lo responsable que era.
Por el camino, un sendero de piedras, veo que va algo perjudicada, que a veces se traba al hablar y que da algún traspiés. Se lo digo, le pregunto sí está bien, y ella me contesta, y esto no se me va a olvidar en la vida: tú si que estás bien, y me agarra la polla sobre el bañador y comienza a acariciarla. Yo, que aunque voy perjudicado, tengo pudor, le digo que espere a que lleguemos a la habitación.
Llegamos y me acuerdo de que yo, que soy listo, compré condones en España porque no sé cómo de fácil será conseguirlos en un país musulmán, pero los tengo en mi maleta, así que le digo que tengo que ir a por condones y ella me dice que no hace falta, que ella tiene. Qué puta.
Se me sube encima, a horcajadas, con el bañador aún puesto, ambos, y empieza a restregárseme y a comerme la boca. La tía está encendida y yo, tonto que soy, me dejo llevar. Empiezo a meterle mano en el culo, no quiero ir más rápido de la cuenta sino pasarlo bien. Ella se quita la parte de arriba y veo sus pechos al aire. Son pequeños, muy pequeños, infantiles, pero me encantan, con unos pezones muy pequeños y duros. Y hace que me los coma y yo que lo hago encantado.
Y ahí que estoy yo pasándomelo de puta madre mientras ella se restriega para pajearme con el coñobikini y gime como una gata cuando se oye la puta llave de la habitación. Ésta se asusta porque no sabe quién puede ser y se levanta para buscar el sujetador y yo hago el gilipollas cruzando las piernas para no sacarle el ojo con la punta de la polla al que entre en la habitación.
Ésta se pone a intentar calzarse el sujetador pero no lo consigue y, en ese momento, entra su compañera, Morena, que ve la escena y se ríe: ya me imaginaba yo que iba a interrumpir algo, dice.
Morena es una sevillana, bajita, con un culo perfecto y unos ojazos que para qué. A Morena ya le tenía yo echado el ojo y alguna paja a su costa había caído. Morena dice que sólo ha venido a recoger una cosa y que como estamos entretenidos, se va para no molestar, que la coge y se va.
Rubia dice que va al cuarto de baño a quitarse el bikini y secarse el pelo. Se la ve más relajada después de ver que sólo era Morena cuando ella había llegado a imaginarse que podían entrar todos los del viaje y aquello ser un CFF.
Morena se pone a buscar cosas en su mochila, inclinándose hacia delante poniendo el ojete en pompa con un bikini de esos que enseñan más culo del que tapan. Yo sigo empalmado como un mono.
En un momento dado, se da la vuelta, se ha tirado un huevo buscando algo y parece que lo ha encontrado. Pero no, se viene para mí, me dice demasiado has esperado a ésta ya se me sienta encima, me pone mis manos en su culo, y empieza a restregarse y gemir sobre mí. Su bikini que estaba seco, se empapa, imagino que de mi bañador y sus cosas. Antes de que me dé cuenta ni pueda decir nada, está arrodillada ante mí haciéndome una mamada.
Yo tengo algo de cargo de conciencia por la otra, por si está en el baño y no sale porque nos está escuchando, pero tengo una boca masajeándome la polla y no estoy para pensar.
Se me sube encima, me pone el condón que la otra había sacado, y empieza a follarme. A follarme como una loca. Yo tardo lo justo o menos en correrme.
Terminamos y nos preguntamos qué coño ha pasado con ésta. Así que vamos al baño.
Está sentada en el wc (el wc tapado), en pelotas espatarrá.
Morena se acerca, mira que es wapa la tía y se ha quedado con las ganas. Y empieza a comerle la boca. La otra gime y se mueve un poco, parece que le gusta, pero está entre bebida y dormida. Y yo que le veo el coño pues empiezo a comérselo. La chica sigue medio dormida o yo qué sé. Morena mientras le come la boca le masajea las tetas y yo le como el coño hasta que noto como que se me corre en la boca y aprieta mi cabeza contra ella.
Abre los ojos, si es que no los tenía abiertos ya, y me besa. Morena se incluye y nos besamos los tres. Yo estoy reventado y Rubia dice que vayamos a la cama. Están las dos camas juntas y ahí que entramos.
Me confiesan que las dos querían tener algo conmigo, que, como son compañeras de piso, hicieron la apuesta de ver quién lo conseguía antes y que, visto lo visto, ha quedado en tablas. Pero que no se iba a repetir que, aunque había estado bien, eso de hacer cosas las dos juntas a la vez no es algo que les vaya mucho.
Durante el resto del viaje, tuve escarceos con ambas, por separado, además, no querían que los demás lo supieran, no fueran a pensar que eran una putas.
De hecho, esa noche, al rato, me fui a mi cuarto.
Aún las veo con relativa frecuencia (a una de hecho, a Rubia, a Morena, una vez al año como mucho) y a sus parejas, y, de cuando en cuando se lo digo: pero mira que sois putas, eh y ellas se ríen
Eso es todo.