E
El Varón Salvaje
Guest
Fui a un piso de putas supuestamente independientes.
La tía estaba muy buena, pero no hacía más que salir de la habitación para meterse farla, traer vino, enseñarme sus modelitos, y pedirme tabaco mientras rajaba sin parar.
Cada vez que entraba decía: "tranquilo, el tiempo comienza ahora".
Yo pasivo, observando.
Al cabo de casi una hora comenzamos a follar, la tía desbocada y cachondísima, mamándome el cuello y metiéndomela a pelo a momentos, como jugueteando.
Entonces llaman a la puerta y aparece una panchita de 1'60 diciendo que ha pasado el tiempo. Yo le comento la situación, pero me dice que tengo que pagar más.
"Está bien, ahora estoy desnudo y cachondo", le digo con cara de buen chico, "en cuanto termine voy al cajero de abajo y te pago otra hora", y la puta encocada le dice que sí, por favor.
Me la apeleo por todos los orificios mientras ella no deja de pasarme la lengua por todo el cuerpo.
Nos duchamos juntos y ya en la entrada le digo a la sudaca enana que cuánto dinero era, que no me había quedado claro. Me dice que tanto, y yo que OK, que subo enseguida.
Me monté en el coche y desaparecí.
La tía estaba muy buena, pero no hacía más que salir de la habitación para meterse farla, traer vino, enseñarme sus modelitos, y pedirme tabaco mientras rajaba sin parar.
Cada vez que entraba decía: "tranquilo, el tiempo comienza ahora".
Yo pasivo, observando.
Al cabo de casi una hora comenzamos a follar, la tía desbocada y cachondísima, mamándome el cuello y metiéndomela a pelo a momentos, como jugueteando.
Entonces llaman a la puerta y aparece una panchita de 1'60 diciendo que ha pasado el tiempo. Yo le comento la situación, pero me dice que tengo que pagar más.
"Está bien, ahora estoy desnudo y cachondo", le digo con cara de buen chico, "en cuanto termine voy al cajero de abajo y te pago otra hora", y la puta encocada le dice que sí, por favor.
Me la apeleo por todos los orificios mientras ella no deja de pasarme la lengua por todo el cuerpo.
Nos duchamos juntos y ya en la entrada le digo a la sudaca enana que cuánto dinero era, que no me había quedado claro. Me dice que tanto, y yo que OK, que subo enseguida.
Me monté en el coche y desaparecí.
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