Coldyron
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Stoner, psicodelia...
Catenlos si no los conocen.
Viaje a 800 - Diablo roto de...
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Viaje a 800 - Estampida de Trombones
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Viaje a 800 - Diablo roto de...
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En 2001 sorprendieron a los oídos más inquietos con el su genial debut “Diablo roto dë…”. La prensa comenzaba a acuñar el término stoner rock y montones de grupos salían de todos lados para machacarnos con riffs sabbathicos. Pero Viaje a 800 siempre fueron especiales y se resistieron a ser encasillados bajo cualquier tipo de etiqueta. Poco después, como a muchas otros grupos del sur de España, la realidad les golpeó y la banda se disolvió convirtiéndose en un grupo de culto muy añorada por todos los que pudieron descubrirles.

Viaje a 800 - Estampida de Trombones
El largo silencio desde su primer disco editado en 2001, Diablo Roto dë…, parece no haber causado mella alguna en el potencial de Viaje a 800. De hecho, este Estampida de trombones, su nuevo disco, tiene todas las papeletas para convertirse en un clásico moderno dentro del rock de este país.
¿Cómo describir el actual sonido de Viaje a 800? Con su primer disco fueron rápidamente catalogados como integrantes de lo que se vino a llamar el stoner rock, una etiqueta ya de por si algo difusa y que de todas maneras se ha quedado muy pequeña para lo que este grupo hace ahora mismo. Por lo demás, es este un disco bastante variado e imprevisible.
Es obligado señalar el especial cariz de sus letras en castellano, herederas directas de la lírica torturada de Corcobado o Carlos Desastre, referencias confesas de los Viaje a 800 desde sus inicios y que ellos han sabido llevar a su máxima expresión en combinación con un rock fuerte, lisérgico, algo desquiciado y que a veces puede llegar a volverse infernal. A esto le sumamos el marcado aire andaluz que de alguna manera se destila a través de sus composiciones y la voz de su cantante, un cierto exotismo sureño quizás no buscado, pero que termina por salir y que se traduce en autenticidad.
Estampidas de Trombones no es un disco nada comercial, pero tampoco es de una escucha necesariamente difícil, pero el hecho de que la mitad de sus temas sean instrumentales lo convierte en algo inusual dentro del panorama actual. He de confesar que esperaba más desparrame y que se hecha algo de menos un tema tan largo como aquel mágico "Vuelo inferno/after en Marte" del Diablo Roto, pero es evidente que los Viaje han decidido por el momento producir en el estudio temas más condensados y directos (aunque luego en directo se marquen verdaderos viajes lisérgicos de muchos minutos). Por lo demás, sin dudarlo, me es posible afirmar que Estampida de Trombones supone uno de los mejores discos de rock grabados hasta el momento en este país.
Se abre espectacularmente con "Los ángeles que hay en mi piel", corte hecho cuidadosamente hasta el ultimo detalle, muy bien producido y donde destaca desde un comienzo una base rítmica tan aplastante como sutil a la vez. Las guitarras zumban atronadoras y la voz va desgranando una letra de una crueldad pasmosa. Es un tema muy contundente que en sus momentos cumbres podríamos llegar perfectamente a calificar de heavy, aunque sin dejar por ello de tener un regusto del hard rock más potente de los 60/70. El segundo tema "El amor es un perro del infierno", corte también muy enérgico, incluso más rápido, es claramente heredero del hard rock de los 80 y 90 hecho por grupos como Mindfunk, Soundgarden o I Mother Earth. Aquí destacan las guitarras, creadoras de multitud matices eléctricos, y otra vez una voz que no es especialmente virtuosa, pero que resulta perfecta para el sonido de Viaje a 800 y que supera con soltura la consabida dificultad de los grupos españoles para cantar en castellano. Sin duda este tema es otro de los platos fuertes del disco y termina por crear verdadera adicción. Llega a continuación "Dios Astrónomo", fabuloso instrumental hecho con precisión y donde vuelve a destacar la batería (sin dejar de ser apoyada por un buen trabajo de bajo). Por su parte, las guitarras van subiendo de intensidad más y más a través de los cambios de ritmo y las cadencias propias del rock progresivo más potente. A este instrumental se le une "Ossario", corte compuesto de más de tres minutos de atmosféricos efectos sonoros que aumentan, si cabe, la sensación pesadillesca y lúgubre que ya de por si transmite lo que llevamos de disco. "Zé" es un trallazo punkarra y marciano que sale directamente de las fuentes desquiciadas de Melvins, otra de las referencias claves para el sonido de Viaje a 800 y que aquí se traduce en un tema brutal que corta repentinamente y sin piedad la atmósfera creada por los temas inmediatamente anteriores. Con "Luto" volvemos a sumergirnos en un rock mucho más denso, de infinidad de matices. Se trata de un gran instrumental donde se combinan guitarras acústicas y eléctricas, con un resultado repleto de lirismo y cierta sensación de tristeza que llega a emocionar. Quizás este sea el tema más personal de todos los incluidos en el disco y también el mayor ejemplo de la capacidad de expresión de Viaje a 800. "Patio Custodio" es nuevamente un instrumental, pero a diferencia del anterior es mucho más contundente y rápido, aquí la electricidad vuelve a llevar las riendas con un dúo de guitarristas que resulta excelente, lo son a lo largo de todo el disco, pero aquí es que se salen. Tras este espléndido instrumental llega el tema que da título al disco, "Estampida de trombones", una breve muestra de experimentalismo pseudo-electrónico cercano al rollo kraut rock y que ante todo transmite una fuerte sensación de misterio. Le toca el turno a otra de las joyas del disco, arrancando este artefacto llamado "Cabezas de Tugsteno" con una especie de diálogo entre las dos guitarras, pero pronto toda la banda entra al completo (nuevamente una base rítmica que suena realmente compacta) con un derroche de electricidad y unos riffs que harán feliz a los amantes del mejor rock. Para el final nos tienen reservada una sesión de tortura sónica que puede poner realmente nervioso, si ese era el objetivo lo cumplen de sobras. Cierra el disco el breve "Cancer Bahía", instrumental que emula la bosanova y que esencialmente es una peculiar broma macabra, perfecto colofón para un disco que tiene la muerte y cierta oscuridad de fondo como hilo conductor de todos sus temas.
Imprescindible.
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