Victor I rebuznó:
Crepitan las velas henchidas por el viento, trémulos los remos esperan a los hombres. Es el Argos, hogar de valientes, heraldo de hispánicas gestas. El capitán entona el peán convocando a los mejores. Parece esta vez el piélago más obscuro, más amenazante e incierto. Monstruosos BANES emergen del abismo con sus avariciosas fauces. Un hombre prudente se quedaría en tierra sin aceptar reproches ni deudas con su honor. Pero los argonautas no son hombres, son leyenda.
Victor I, orgullos capitán del Argos.
El plazo para alistarse, como siempre, hasta el día del partido. Los rezagados que vayan llegando, que pasen primero por cocina a pelar patatas y ya iremos viendo que hacemos con ellos.
VIVAN LOS ARGONAUTAS
VIVA EL ARGOS
VIVA ESPAÑA.
Hay que echarle huevos y caradura, para decir después de haber empezado de esta manera, que para él la capitanía del Argos es compartida, algo que nunca tomó como propia. Hay que echarle muchos huevos.
Ahí está, en el primer post, al alcance de todos. En él, ya se intuye su egolatría desmedida, mandando a pelar patatas a los que vienen rezagados, cual sargento chusquero del extinto servicio militar. No engañas a nadie Redivivo, eres un presuntuoso al que le acompaña una prosa florida, un rapsoda con ínfulas de grandeza, poco más. Tu honor y valentía se desvanece cual azucarillo cuando vienen las tragedias. Cuando se necesita de verdad al capitán, estás ocupado bailando con las cuarentonas en la cena de cubierta, cual Schettino de la vida.
Además qué representan los argonautas y su vetusto buque el Argos. La España decrépita, la del martirio sinsentido, la del tremendismo, esa españolidad decadente que haciendo uso de los recuerdos de la grandeza pérdida, se embarcan en quijotadas que no llevan a ninguna parte, salvo a la debacle más absoluta
Esa es la mentalidad que nos ha llevado a no recuperar nunca nuestro lugar en el mundo. Vivimos de las gestas durante siglos, pese a haber perdido nuestro privilegiado estatus hace siglos. Pero se sigue ahí haciendo el canelo, rememorando lo que se fue en un pasado lejano, sin mirar al futuro próximo. Ese es el español de mierda, el venonoso, el cancerígeno, el que es poco autocrítico, el que no aprende de sus errores, en base a lo anterior, que a duras penas mejora con el tiempo. No vale mirar atrás para realizar un apunte de las acciones mal llevadas o que nos dejaron a rueda de otras naciones. No, eso no vale, es mejor realizar chaladuras sinsentido apelando a esa españolidad del falso honor, valentía y repetir los errores hasta que estemos en el limbo
Eso es el Argos y sus tripulantes, una anacronía, una foto del pasado, un vago recuerdo, una panda de trasnochados que vive de los recuerdos de una enorme gesta.