Una vez más, la injusticia se ceba en los más débiles.
Una vez más, el que mejor ha jugado ha perdido
Una vez más, la suerte ha caído del lado del que no se la merecía.
El único gol de la eliminatoria lo ha marcado el Chelsea en la única ocasión de gol que se le ha planteado en una primera parte de clarísimo dominio del Rayo Vallecano, con dos tiros a puerta en el primer minuto. Balones en profundidad, juego preciosista, chuts desde su propio campo que salen rozando la cepa del poste y filigranas de altísimo nivel no le han servido al conjunto dirigido por ILG para alzarse con la victoria ante un Chelsea de mierda que sólo ha buscado mantener el resultado a todas luces injusto y aprovechar, cual ratas de cloaca, las pocas ocasiones en las que la defensa del equipo madrileño salía, con fiero ímpetu y virilidad, al ataque, mientras la temblona defensa del Chelsea se acojonaba mandando balones a la esquina y optando por la táctica del murciélago y el autobús.
Qué vergüenza, así va el fútbol: ha triunfado la mediocridad, la especulación, la suerte.