Por eso cuando alguien se queja de que no liga porque es feo (consultar el Rapiñas para más información) se que es mentira, que hay algo más, que no es sólo su físico mermado y lleno de tachaduras lo que le deja en la cuneta de la autopista feliz que conduce al coño. Además de feo es tonto, o cobarde o aburrido o le apesta el corazón. La tolerancia de las mujeres hacia las taras estéticas de los hombres (mirad si no la cantidad de feos-gordos-calvos con hembras absolutamente correctas) es fabulosa, casi angelical. Su permeabilidad a otro tipo de valores, económicos, sociales o humanos abre un mundo de posibilidades a todos aquellos no fueron agraciados con las virtudes de los efebos.