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Aquí está tu error. Debería moderar el lenguaje, si no, llegarán reportes a la administración y te volverán a expulsar.¿Se puede saber por que me expulsaron de este foro? Menuda mierda...
Concurso: Educa a la puta para que no se autobanee
Tiempo límite: hasta que ILG se percate de su existencia.
Premio: Nada
GOGOGO!!!
¿Se puede saber por que me expulsaron de este foro? Menuda mierda...
De nada.Gina Gross en otro hilo dijo:
Esta nochevieja a mi discobola no le pasó nada. La llevaba en los brazos como el que acurruca a una niño y entré por la puerta del piso ojeando a los que allí se congregaban. Este año no estaba el individuo que me dio la noche el año pasado pero al final del salón, cerca de la mesa algo llamó mi atención: una gótica devorando turrones. Observaba los dulces, los finos Merci y los apresaba con sus garras adornadas con anillos de tarántulas. No hice preguntas. Me quité el abrigo, saludé y con mi vaso de tubo en las manos fui directa a la cubitera. Un hielo, dos, tres...
- Pon más si los terminas.
No habíamos intercambiado ni dos frases y ya estaba la gótica tocándome los collons.
Siempre había pensado que ellos eran mejores personas pero es mentira, son igual de malos que nosotros. Me voy a la cocina con un +1 en mala hostia ibérica femenina. Sin saberlo, me sigue. Ya en la cocina me agacho para abrir el congelador y en la postura del perrito la gótica aparece detrás de mi.
- Como ya te he dicho mi nombre es Ana pero prefiero que me llamen Samantha.
Ya me huelo el percal.
Había unos diez chicos en la fiesta pero una rubia borracha con una 100 de pecho altamente accesible había anulado casi por completo las posibilidades de ligue en primera instancia de cualquier hembra de rango medio.
La gótica y yo. La gótica atravesándome el tímpano con el manido tema del "todos somos bisexuales". La muy desgraciada me inflaba a copas, me emborrachaba con ambigüedades de granadina, hiciese lo que que hiciese siempre aparecía atravesando el salón con sus pisamierdas trayendo un chupito entre las manos. Yo, sinceramente, a las siete de la mañana no sabía ni donde estaba, no sabía si era un hombre o una mujer, no sabía nada.
Afortunadamente, el alcohol jamás ha vencido a mi mínimo raciocinio y en un momento de lucidez me amarré al perchero y conseguí abrir la puerta de la calle. La imagen de la gótica rascándose el culo y llevándose un rollo de papel higiénico al baño fue suficiente impulso como para bajar las escaleras de tres en tres y no esperar ni siquiera al ascensor.
Diario del ligue fail.
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