J
John Smith
Guest
Ya sé que esto es un cacho tocho, así que, para quien no le interese, aviso que va sobre las denuncias por maltratos que en ocasiones no están justificadas.
Quiero, en primer, lugar no dejar la mas mínima duda de mi posición radicalmente opuesta a cualquier tipo de violencia en general y de los malos tratos en particular.
Desearía realizar una reflexión sobre lo que esta ocurriendo en estos tiempos que vivimos, donde ha comenzado una autentica “caza de brujos” diría yo, en contra del hombre por el mero hecho de ser y haber nacido hombre.
Quedaron atrás aquellos años en que tan justamente se luchaba por los derechos e igualdad de la mujer. Pronto, pienso, empezaran a crearse asociaciones en defensa de los derechos e igualdad del hombre.
Estamos de acuerdo en la alerta social que provocan los malos tratos y asesinatos de mujeres a manos de sus parejas.
Y, no creo que sea ninguna exageración afirmar que cualquier cosa que provoque alarma social se convierte para el partido político que gobierne en ese momento en una fruta que, bien exprimida da un excelente jugo (léase VOTOS)
Personalmente nunca he creído en el político por vocación ni conozco ninguno que actúe de manera altruista en favor del pueblo. Eso si, conozco políticos que para mantener sus jugosos puestos deben justificarse haciendo que sus actuaciones a favor de nuestro bienestar sean noticia.
¿Hasta que punto eso puede provocar que por ser hombre y tener pareja lo convierte a uno de manera automática en culpable?
Resulta que, si mi señora en un momento acalorado, en medio de una discusión me propina una torta eso no es maltrato. De hecho, si a mi se me ocurre denunciarlo en comisaría voy a ser mirado y tratado como un calzonazos incapaz de defender su hombría, con la consiguiente burla mal disimulada por parte de los señores agentes. Sin embargo, si fruto de esa torta recibida mi respuesta fuera propinarle otra torta similar, automáticamente me convierto en un maltratador domestico, puedo ser denunciado, detenido, humillado, privado de mi libertad y pisoteado por la ¿justicia? arriesgándome además a cumplir hasta 12 meses de prisión, ser objeto de una orden de alejamiento respecto a mi señora y perder prácticamente todos mis derechos como ser humano, esposo y padre. De nada sirve que en mis 43 años de vida mi conducta haya sido intachable.
Pero, yendo mas lejos, supongamos que mi señora no me da una sola torta sino dos, tres, cuatro o mil y todo eso lo acompaña de alguna que otra patada en semejantes partes y algún que otro puñetazo. ¡Magia señores! ¡Sigue sin ser una maltratadora! Eso si, si en respuesta a toda esa paliza recibida encuentro un hueco para defenderme y darle yo una simple torta, sigo convirtiéndome en un maltratador, en un ser despreciable e inhumano sobre el que debe recaer todo el peso de la ¿Justicia?
¿Adónde estamos llegando? ¿En que mundo vivo donde, una mujer en un momento acalorado y, ansiosa de venganza tras una discusión puede permitirse denunciar unos hechos de manera exagerada para así perjudicarme mas y, nadie, absolutamente nadie deja lugar para la duda, sino simplemente van a mi caza, captura y derribo? Yo me he llegado a preguntar a mi mismo si la señora fiscal que se encarga de estos asuntos de malos tratos ¿No tendrá decoradas las paredes de su despacho con cabezas disecadas de hombres supuestamente maltratadores a modo de trofeos para poder mostrar orgullosamente a amigos y familiares como haría un cazador de bestias?
Comprendo que no es fácil discernir entre un autentico maltratador y un señor que discute con su pareja. Pero en momento así, de acalorada discusión, si, por desgracia se descontrola la discusión y se llega a las manos por ambas partes pero sin llegar a mayores, ¿no es mas justo que, como adultos sepamos pedirnos perdón y aprender la lección para evitar que vuelva a ocurrir algo similar, que incitar por todos los medios a la mujer a que denuncie TODO por mínimo que sea, haciéndole llegar el mensaje de “denuncia que vamos a machacarlo”?
Recientemente he sido objeto de maltrato, no tanto domestico como policial, judicial y, hasta político diría yo.
En una acalorada discusión con mi pareja, (Ella tiene 21 años, la quiero y sé que me quiere, y tenemos una relación normalmente súper pacifica) y en presencia de mis hijas de 11 y 14 años, por desgracia, después de algunos gritos y reproches mutuos mi pareja se abalanzo sobre mi golpeándome con sus puños (cosa que ahora disculpo teniendo en cuenta la tensión del momento) yo, bastante alterado pero sin perder el control me limité a sujetarla por las muñecas para evitar que continuara agrediéndome, no tanto por el dolor que pudiera provocarme como por evitar la humillación que supone que te peguen delante de tus hijas. (Son hijas de mi anterior matrimonio) Intentando tranquilizarla seguí recibiendo patadas, mordiscos y arañazos a lo que respondí pidiéndole calma, pero ella, quizá debido al abuso de cierto medicamento antidepresivo había ya perdido el control. Finalmente la solté con la intención de irme a la calle con mis hijas y evitar mas enfrentamiento, pero ella, ansiosa de satisfacer esa pasajera necesidad de hacerme daño, entre insultos y amenazas de muerte se dirigió al mueble situado a sus espaldas y cogiendo una copa de cristal la rompió contra la pared y se lanzó hacia mi con intención creo, de hacerme daño. Mi respuesta, provocada quizá por ese peligroso instinto de supervivencia con que nos ha dotado la naturaleza fue levantar el pie contra su vientre para evitar así el contacto del cristal contra mi pecho. Acto seguido la volví a sujetar por las muñecas y la obligue a soltar la copa, le di una torta y la empujé al sofá, mientras, tire la copa a la calle para evitar un nuevo intento de agresión. A continuación abandoné la casa junto a mis hijas porque en ese momento consideré que era la mejor manera de enfriar la situación y evitar males mayores.
Después de dejar a mis hijas en casa de su madre, decidí que lo mejor era pasar esa noche en mi oficina donde dispongo de una habitación y no volver esa noche por casa.
Ella, creo que debido a la alteración y la discusión, sufrió esa noche un terrible dolor de cabeza, intentó localizarme pero no respondí a sus llamadas pensando que seguía con ganas de pelea, así que al no responderle, lo único que se le ocurrió fue ir a urgencias para que le dieran algo. En urgencias, al atenderla, le preguntaron que le pasaba, y al responder ella “he discutido con mi novio y tengo un dolor de cabeza insoportable” inmediatamente llamaron al instituto de la mujer para que vinieran a tomarle declaración, acompañada de la policía vino la abogada y tras presionarla con cosas como “tienes que denunciar porque si no el puede volver esta noche para hacerte daño” y “si no denuncias puede quitarte la custodia de vuestro hijo (de 1 año) porque tu estás tomando antidepresivos” consiguieron que ella firmara la denuncia que, según esa abogada solo era para darme “un susto” y que me portara bien en el futuro. Ella tiene solo 21 años, no es española y tampoco tenía en ese momento papeles de residencia por lo que fue muy fácil presionarla.
La cuestión es que en el examen medico le encontraron (nada mas y nada menos) que un rasguño de apenas 3 milímetros en la parte interior del labio, producido probablemente al golpear el labio contra los dientes por esa única torta que le di.
Al día siguiente se presentó la policía en mi oficina, me pidieron que les acompañara para prestar declaración por una denuncia. Les acompañé, pero una vez allí me dicen que no, que tengo que quedarme encerrado. Intento llamar a mi abogado, pero no me dejan. Me quitan el móvil y todo lo que llevaba, me hacen desnudarme y me encierran en un calabozo por la puta cara. Cuando digo que quiero hablar con mi abogado se ríen y me dicen que:
-eso de que tienes derecho a una llamada solo ocurre en las películas americanas.
Por hacerme “un favor” me piden el número del abogado para llamarle ellos. Paso allí un día y medio encerrado en 2 metros cuadrados, sin NADA, nada que leer, nada que hacer, nada que ver, sin espacio donde moverme y, con una manta apestando a meado seco. Sin comida porque lo que me dieron era una masa semidescongelada con olor a carne putrefacta. Después de 40 horas aparece mi abogado, lo puteé vivo por no venir antes y me dice:
-a mi me han avisado hace 2 horas
Entonces, el hijo de la grandísima puta del policía salta
-sí, es que ayer iba a llamar pero se me pasó
A punto estuve de levantar el monitor (de los gordos) del pc que había en la mesa y estrellárselo en la cabeza, pero tuve sangre fría y me contuve.
Esa segunda noche me trasladan a la comisaría central, me meten en una celda mas grande pero rodeado de yonkis, chorizos comunes, camellos y toda una serie de caballeros que, en otras circunstancias me haría temblar su compañía. Esa noche, charlando con ellos y contándonos cosas, descubrí que mis enemigos no eran los que estaban allí dentro conmigo, sino los que estaban fuera, toda esa panda de bastardos mal nacidos, deficientes frustrados con uniformes de policía. No pude dormir toda la noche ya que sufro jaqueca, y esa noche me dio fuertisima, en 3 ocasiones pedí al policía cuando pasaba por el pasillo una aspirina, la ultima casi llorando, su respuesta, la misma las 3 veces:
-ahora vengo
Tal vez estaría demasiado ocupado chupándosela a sus compañeros de guardia esa noche y el pobre no encontró tiempo de traerla en esas larguisimas 8 horas…..
Por la mañana, después de hacerme unas fotos y ficharme como un delincuente ya declarado, nos meten en un furgón y nos llevan al juzgado, todo esto sin haberte podido lavar, ni afeitar, ni duchar y ni siquiera peinarte en 3 días. Allí, después de tres horas interminables en una celda de 3 mts. cuadrados donde estábamos como 12 personas, aparece mi abogado para hablar conmigo. Nos pasan a una sala, y allí me comenta:
-La fiscal me ha dicho que si te declaras culpable, solo pedirá 1 año de cárcel, pero como no tienes antecedentes no ingresas en prisión y dentro de media hora estás en la calle.
Imaginaros lo que es escuchar la palabra CALLE después de 3 días de encierro, de tortura psicológica, de suciedad, de ser tratado como un perro. Suena a paraíso mas que a calle. Me estaban ofreciendo casi un regalo divino, y, después de la tortura mental y la presión psicológica que supone ese encierro, lo lógico es que yo hubiera firmado algo injusto, declararme culpable de maltratador sin serlo. Estuve a punto de hacerlo, pero le eché dos cojones y dije NO. Soy inocente y no. Vamos a juicio. Lo comentó el con la fiscal, y al rato volvió con la respuesta de ella
–dile a tu defendido que, o se declara culpable, o voy a por el A MUERTE, y además voy a impedir por todos los medios que su hija declare como testigo. (La de 14 años tiene edad para poder declarar)
Seguí diciendo NO.
Había trampa.
Al rato, después de una vista previa con una jueza normal, una fiscal amachorrada, y la simplona abogada de la asociación de mujeres maltratadas, (todo mujeres, curioso) me dejaron en libertad igualmente citándome para juicio una semana después. ¡¡Al fin libre!!
Eso sí, para evitar que se hiciera justicia, la zorra de la abogada, en contra del deseo de mi novia (como comentó la jueza haciendo sonrojar a esa estúpida) consiguió una orden de alejamiento.
Fue mi novia la que se puso en contacto conmigo, entonces descubrí cosas como que ella en ningún momento supo que estaba encerrado, que la citaron en el juzgado ese día y al ver lo que ocurría quiso retirar la denuncia, que esa abogada le metió miedo otra vez con la custodia, con que estaba ilegal y yo la iba a denunciar para echarla de España y quedarme con el niño, además de decirle que era imposible ya retirar la denuncia. Mentiras, mentiras, mentiras. ¿Eso le enseñaron en la universidad, a defender la justicia con mentiras?
Finalmente, hablando entre nosotros y quedando claro que yo jamás le haría esas cosas y que ella tampoco deseaba perjudicarme, decidió retirar la denuncia, cosa que hizo una semana después en el juicio. Allí el fiscal ya era un hombre, cabroncete, pero hombre. Sorprendido por ver que ella retiraba la denuncia la bombardeó a preguntas, ella explicó allí todas las mentiras y presiones a que había sido sometida, pero eso a nadie importaba, solo importaba que estaban perdiendo una ocasión mas de salir en las noticias con eso de “otro maltratador condenado” y también un numero mas en las estadísticas.
En fin, han pasado 10 meses de esto. Ella dejó los antidepresivos que la estaban perjudicando, y, en la actualidad, no llevamos de puta madre, nos queremos y no ha vuelto a haber ninguna discusión de importancia. Creo que después de esta experiencia estamos mas unidos que nunca.
Eso sí, ahora me llevará años, dinero y perdidas de tiempo conseguir que me borren la ficha policial. Y ¿Quién me paga el daño, quien me compensa toda esa tortura?
Y digo yo, si esto me ha pasado a mi, ¿a cuanta gente no le habrá ocurrido cosas similares, que una simple discusión lo hayan transformado esas asociaciones de mujeres maltratadas en un gran caso de “brutal violencia”?
Todos sabemos que ellas viven de las subvenciones del estado.
No casos de maltrato = No dinero.
Está claro. Necesitan victimas y necesitan condenados para poder seguir chupando del bote. Y conste que estoy a favor de que existan esas asociaciones. Pero ¿Quién las controla para que realicen su función correctamente?
Creo que nadie. Absolutamente nadie.
Quiero, en primer, lugar no dejar la mas mínima duda de mi posición radicalmente opuesta a cualquier tipo de violencia en general y de los malos tratos en particular.
Desearía realizar una reflexión sobre lo que esta ocurriendo en estos tiempos que vivimos, donde ha comenzado una autentica “caza de brujos” diría yo, en contra del hombre por el mero hecho de ser y haber nacido hombre.
Quedaron atrás aquellos años en que tan justamente se luchaba por los derechos e igualdad de la mujer. Pronto, pienso, empezaran a crearse asociaciones en defensa de los derechos e igualdad del hombre.
Estamos de acuerdo en la alerta social que provocan los malos tratos y asesinatos de mujeres a manos de sus parejas.
Y, no creo que sea ninguna exageración afirmar que cualquier cosa que provoque alarma social se convierte para el partido político que gobierne en ese momento en una fruta que, bien exprimida da un excelente jugo (léase VOTOS)
Personalmente nunca he creído en el político por vocación ni conozco ninguno que actúe de manera altruista en favor del pueblo. Eso si, conozco políticos que para mantener sus jugosos puestos deben justificarse haciendo que sus actuaciones a favor de nuestro bienestar sean noticia.
¿Hasta que punto eso puede provocar que por ser hombre y tener pareja lo convierte a uno de manera automática en culpable?
Resulta que, si mi señora en un momento acalorado, en medio de una discusión me propina una torta eso no es maltrato. De hecho, si a mi se me ocurre denunciarlo en comisaría voy a ser mirado y tratado como un calzonazos incapaz de defender su hombría, con la consiguiente burla mal disimulada por parte de los señores agentes. Sin embargo, si fruto de esa torta recibida mi respuesta fuera propinarle otra torta similar, automáticamente me convierto en un maltratador domestico, puedo ser denunciado, detenido, humillado, privado de mi libertad y pisoteado por la ¿justicia? arriesgándome además a cumplir hasta 12 meses de prisión, ser objeto de una orden de alejamiento respecto a mi señora y perder prácticamente todos mis derechos como ser humano, esposo y padre. De nada sirve que en mis 43 años de vida mi conducta haya sido intachable.
Pero, yendo mas lejos, supongamos que mi señora no me da una sola torta sino dos, tres, cuatro o mil y todo eso lo acompaña de alguna que otra patada en semejantes partes y algún que otro puñetazo. ¡Magia señores! ¡Sigue sin ser una maltratadora! Eso si, si en respuesta a toda esa paliza recibida encuentro un hueco para defenderme y darle yo una simple torta, sigo convirtiéndome en un maltratador, en un ser despreciable e inhumano sobre el que debe recaer todo el peso de la ¿Justicia?
¿Adónde estamos llegando? ¿En que mundo vivo donde, una mujer en un momento acalorado y, ansiosa de venganza tras una discusión puede permitirse denunciar unos hechos de manera exagerada para así perjudicarme mas y, nadie, absolutamente nadie deja lugar para la duda, sino simplemente van a mi caza, captura y derribo? Yo me he llegado a preguntar a mi mismo si la señora fiscal que se encarga de estos asuntos de malos tratos ¿No tendrá decoradas las paredes de su despacho con cabezas disecadas de hombres supuestamente maltratadores a modo de trofeos para poder mostrar orgullosamente a amigos y familiares como haría un cazador de bestias?
Comprendo que no es fácil discernir entre un autentico maltratador y un señor que discute con su pareja. Pero en momento así, de acalorada discusión, si, por desgracia se descontrola la discusión y se llega a las manos por ambas partes pero sin llegar a mayores, ¿no es mas justo que, como adultos sepamos pedirnos perdón y aprender la lección para evitar que vuelva a ocurrir algo similar, que incitar por todos los medios a la mujer a que denuncie TODO por mínimo que sea, haciéndole llegar el mensaje de “denuncia que vamos a machacarlo”?
Recientemente he sido objeto de maltrato, no tanto domestico como policial, judicial y, hasta político diría yo.
En una acalorada discusión con mi pareja, (Ella tiene 21 años, la quiero y sé que me quiere, y tenemos una relación normalmente súper pacifica) y en presencia de mis hijas de 11 y 14 años, por desgracia, después de algunos gritos y reproches mutuos mi pareja se abalanzo sobre mi golpeándome con sus puños (cosa que ahora disculpo teniendo en cuenta la tensión del momento) yo, bastante alterado pero sin perder el control me limité a sujetarla por las muñecas para evitar que continuara agrediéndome, no tanto por el dolor que pudiera provocarme como por evitar la humillación que supone que te peguen delante de tus hijas. (Son hijas de mi anterior matrimonio) Intentando tranquilizarla seguí recibiendo patadas, mordiscos y arañazos a lo que respondí pidiéndole calma, pero ella, quizá debido al abuso de cierto medicamento antidepresivo había ya perdido el control. Finalmente la solté con la intención de irme a la calle con mis hijas y evitar mas enfrentamiento, pero ella, ansiosa de satisfacer esa pasajera necesidad de hacerme daño, entre insultos y amenazas de muerte se dirigió al mueble situado a sus espaldas y cogiendo una copa de cristal la rompió contra la pared y se lanzó hacia mi con intención creo, de hacerme daño. Mi respuesta, provocada quizá por ese peligroso instinto de supervivencia con que nos ha dotado la naturaleza fue levantar el pie contra su vientre para evitar así el contacto del cristal contra mi pecho. Acto seguido la volví a sujetar por las muñecas y la obligue a soltar la copa, le di una torta y la empujé al sofá, mientras, tire la copa a la calle para evitar un nuevo intento de agresión. A continuación abandoné la casa junto a mis hijas porque en ese momento consideré que era la mejor manera de enfriar la situación y evitar males mayores.
Después de dejar a mis hijas en casa de su madre, decidí que lo mejor era pasar esa noche en mi oficina donde dispongo de una habitación y no volver esa noche por casa.
Ella, creo que debido a la alteración y la discusión, sufrió esa noche un terrible dolor de cabeza, intentó localizarme pero no respondí a sus llamadas pensando que seguía con ganas de pelea, así que al no responderle, lo único que se le ocurrió fue ir a urgencias para que le dieran algo. En urgencias, al atenderla, le preguntaron que le pasaba, y al responder ella “he discutido con mi novio y tengo un dolor de cabeza insoportable” inmediatamente llamaron al instituto de la mujer para que vinieran a tomarle declaración, acompañada de la policía vino la abogada y tras presionarla con cosas como “tienes que denunciar porque si no el puede volver esta noche para hacerte daño” y “si no denuncias puede quitarte la custodia de vuestro hijo (de 1 año) porque tu estás tomando antidepresivos” consiguieron que ella firmara la denuncia que, según esa abogada solo era para darme “un susto” y que me portara bien en el futuro. Ella tiene solo 21 años, no es española y tampoco tenía en ese momento papeles de residencia por lo que fue muy fácil presionarla.
La cuestión es que en el examen medico le encontraron (nada mas y nada menos) que un rasguño de apenas 3 milímetros en la parte interior del labio, producido probablemente al golpear el labio contra los dientes por esa única torta que le di.
Al día siguiente se presentó la policía en mi oficina, me pidieron que les acompañara para prestar declaración por una denuncia. Les acompañé, pero una vez allí me dicen que no, que tengo que quedarme encerrado. Intento llamar a mi abogado, pero no me dejan. Me quitan el móvil y todo lo que llevaba, me hacen desnudarme y me encierran en un calabozo por la puta cara. Cuando digo que quiero hablar con mi abogado se ríen y me dicen que:
-eso de que tienes derecho a una llamada solo ocurre en las películas americanas.
Por hacerme “un favor” me piden el número del abogado para llamarle ellos. Paso allí un día y medio encerrado en 2 metros cuadrados, sin NADA, nada que leer, nada que hacer, nada que ver, sin espacio donde moverme y, con una manta apestando a meado seco. Sin comida porque lo que me dieron era una masa semidescongelada con olor a carne putrefacta. Después de 40 horas aparece mi abogado, lo puteé vivo por no venir antes y me dice:
-a mi me han avisado hace 2 horas
Entonces, el hijo de la grandísima puta del policía salta
-sí, es que ayer iba a llamar pero se me pasó
A punto estuve de levantar el monitor (de los gordos) del pc que había en la mesa y estrellárselo en la cabeza, pero tuve sangre fría y me contuve.
Esa segunda noche me trasladan a la comisaría central, me meten en una celda mas grande pero rodeado de yonkis, chorizos comunes, camellos y toda una serie de caballeros que, en otras circunstancias me haría temblar su compañía. Esa noche, charlando con ellos y contándonos cosas, descubrí que mis enemigos no eran los que estaban allí dentro conmigo, sino los que estaban fuera, toda esa panda de bastardos mal nacidos, deficientes frustrados con uniformes de policía. No pude dormir toda la noche ya que sufro jaqueca, y esa noche me dio fuertisima, en 3 ocasiones pedí al policía cuando pasaba por el pasillo una aspirina, la ultima casi llorando, su respuesta, la misma las 3 veces:
-ahora vengo
Tal vez estaría demasiado ocupado chupándosela a sus compañeros de guardia esa noche y el pobre no encontró tiempo de traerla en esas larguisimas 8 horas…..
Por la mañana, después de hacerme unas fotos y ficharme como un delincuente ya declarado, nos meten en un furgón y nos llevan al juzgado, todo esto sin haberte podido lavar, ni afeitar, ni duchar y ni siquiera peinarte en 3 días. Allí, después de tres horas interminables en una celda de 3 mts. cuadrados donde estábamos como 12 personas, aparece mi abogado para hablar conmigo. Nos pasan a una sala, y allí me comenta:
-La fiscal me ha dicho que si te declaras culpable, solo pedirá 1 año de cárcel, pero como no tienes antecedentes no ingresas en prisión y dentro de media hora estás en la calle.
Imaginaros lo que es escuchar la palabra CALLE después de 3 días de encierro, de tortura psicológica, de suciedad, de ser tratado como un perro. Suena a paraíso mas que a calle. Me estaban ofreciendo casi un regalo divino, y, después de la tortura mental y la presión psicológica que supone ese encierro, lo lógico es que yo hubiera firmado algo injusto, declararme culpable de maltratador sin serlo. Estuve a punto de hacerlo, pero le eché dos cojones y dije NO. Soy inocente y no. Vamos a juicio. Lo comentó el con la fiscal, y al rato volvió con la respuesta de ella
–dile a tu defendido que, o se declara culpable, o voy a por el A MUERTE, y además voy a impedir por todos los medios que su hija declare como testigo. (La de 14 años tiene edad para poder declarar)
Seguí diciendo NO.
Había trampa.
Al rato, después de una vista previa con una jueza normal, una fiscal amachorrada, y la simplona abogada de la asociación de mujeres maltratadas, (todo mujeres, curioso) me dejaron en libertad igualmente citándome para juicio una semana después. ¡¡Al fin libre!!
Eso sí, para evitar que se hiciera justicia, la zorra de la abogada, en contra del deseo de mi novia (como comentó la jueza haciendo sonrojar a esa estúpida) consiguió una orden de alejamiento.
Fue mi novia la que se puso en contacto conmigo, entonces descubrí cosas como que ella en ningún momento supo que estaba encerrado, que la citaron en el juzgado ese día y al ver lo que ocurría quiso retirar la denuncia, que esa abogada le metió miedo otra vez con la custodia, con que estaba ilegal y yo la iba a denunciar para echarla de España y quedarme con el niño, además de decirle que era imposible ya retirar la denuncia. Mentiras, mentiras, mentiras. ¿Eso le enseñaron en la universidad, a defender la justicia con mentiras?
Finalmente, hablando entre nosotros y quedando claro que yo jamás le haría esas cosas y que ella tampoco deseaba perjudicarme, decidió retirar la denuncia, cosa que hizo una semana después en el juicio. Allí el fiscal ya era un hombre, cabroncete, pero hombre. Sorprendido por ver que ella retiraba la denuncia la bombardeó a preguntas, ella explicó allí todas las mentiras y presiones a que había sido sometida, pero eso a nadie importaba, solo importaba que estaban perdiendo una ocasión mas de salir en las noticias con eso de “otro maltratador condenado” y también un numero mas en las estadísticas.
En fin, han pasado 10 meses de esto. Ella dejó los antidepresivos que la estaban perjudicando, y, en la actualidad, no llevamos de puta madre, nos queremos y no ha vuelto a haber ninguna discusión de importancia. Creo que después de esta experiencia estamos mas unidos que nunca.
Eso sí, ahora me llevará años, dinero y perdidas de tiempo conseguir que me borren la ficha policial. Y ¿Quién me paga el daño, quien me compensa toda esa tortura?
Y digo yo, si esto me ha pasado a mi, ¿a cuanta gente no le habrá ocurrido cosas similares, que una simple discusión lo hayan transformado esas asociaciones de mujeres maltratadas en un gran caso de “brutal violencia”?
Todos sabemos que ellas viven de las subvenciones del estado.
No casos de maltrato = No dinero.
Está claro. Necesitan victimas y necesitan condenados para poder seguir chupando del bote. Y conste que estoy a favor de que existan esas asociaciones. Pero ¿Quién las controla para que realicen su función correctamente?
Creo que nadie. Absolutamente nadie.