Os engañáis. El amable pueblo de Cataluña estaba demostrando su afecto a los representantes del PP obsequiandolos con unas muestras de la típica gastronomía regional.
Así mismo, lo de Collblanc en realidad fue una típica celebración musical folklórica. Los ritmos africanoides conseguidos mediante la percusión de cacerolas contra cucharones fueron heredados hace mucho gracias a la tradición mestiza del territorio vanguardia del cosmopolitismo español.
Me entristece sobremanera que, desde medios no afines a la cohabitación entre el honorable PP y el loable pueblo catalán, se intente tergiversar el significado de las relaciones entre ambos. No nos engañarán, hijos de Goebbels, esclavos de Polanco. Nosotros sabemos que cuando el PP hace proclamas en España la Grande vinculando a toda la ciudadanía con el entramado terrorista de ETA, lo hace por nuestro bien. Sabemos que cuando hacen campaña argumentando que en Cataluña se persigue, discrimina, poco menos que asesina a curas, monjas, castellanoparlantes, immigrantes españoles y votantes del PP, lo argumentan con conocimiento de causa (pues de todos es sabido que en Cataluña, regionalidad histérica parafascista con graves problemas de deficiencia psíquica, CUATRO gatos hijos de los torturadores de PARACUELLOS tienen esclavizada a la sociedad catalana, incapaz de defenderse si no es con una mayoría absoluta del PP, y la obligan a cometer tales tropelías). Somos plenamente conscientes de que nos equivocamos al votar a otros partidos, empujados por el golpismo, el rojismo, la sodomía y el fanatismo terrorista. También nos lamentamos de nuestro error al no apoyar la intervención en Irak, intervención a todas luces legal que se ha demostrado de una eficacia quirúrgica incuestionable para devolver al pueblo iraquí la paz que todos ansiabamos (amen de restituir la seguridad internacional y poner en un serio jaque al terrorismo fanático internacional de Al-QaETA). Por todas esas causas, pero también por muchas más, nosotros, el pueblo catalán, quisimos demostrar nuestro afecto por el Partido Popular en Collblanc y en Granollers.
Por eso le digo, señor Rajoy, no desfallezca. Nosotros, que le amamos a usted tanto como nos ama usted a nosotros, queremos que vuelva a Catalunya donde será recibido de nuevo con las muestras de afecto de que se ha hecho merecedor. No se amilane ante los faccioso-izquierdosos de PriSOE-ETA y siga haciendo su campaña por lo que, claramente a los ojos de Dios y de los Justos, es la Unidad Indivisible y harmoniosa de la Gran España. No ceje en su lucha, porque nosotros QUEREMOS SABER. Queremos saber cómo el partido al que muchos, equivocados, engañados, votamos en las anteriores elecciones generales empujados por la falsa percepción de que eran una opción viable, se hizo con el poder gracias a un golpe de estado pactado entre ETA, Ru-G-AL-Qaba y Polanco, engañándonos a todos (inocentes de nosotros) y desbancando de sus legítimos puestos como representantes de la España Toda al PP. Queremos demostrarle cuanto le apoyamos, como apoyamos las numerosas actuaciones acertadas de la gestión que su partido hizo de nuestro país. Desde el Prestige, incidente sin importancia en el que el Sr. Sors procedió mediante la única manera realmente eficaz de abordar los problemillas con petroleros (rezar y a ver si se hunde), hasta la aprobación de la ley de Universidades, que el gobierno popular acometió desoyendo a los alarmistas que una y otra vez mostramos (lo confieso, yo fui uno de ellos, avergonzado me hallo) nuestro desacuerdo con ella. Pero sobre todo, por encima de todo lo demás, queremos que no se amilane ante los poderosos mediáticos para que usted y los suyos nos puedan recordar, como han venido haciendo desde hace tantos años, lo equivocados que estamos todos los que no le votamos. Para que subsane la memoria histórica de este país, secuestrada por los estalinistas. Porque nosotros sabemos que fuimos los asesinos genocidas que comenzaron la guerra civil. Nosotros provocamos el desmembramiento de España en el pasado. No hubo, como nos quieren hacer creer los troskista-stalinistas, ninguna "fuerza viva" (utilizando esa despreciable terminología de la escoria rojilla), que aprovechase el conflicto para afianzar su poder o dar su apoyo a los militares. Nosotros fuimos los responsables principales de la lucha fratricida. Los que atentamos contra Dios. Los que asesinamos inocentes. Los que, una vez justamente derrotados, caimos en el conspiracionismo masón y en el victimismo para dotarnos de unos presuntos derechos que, en realidad, suponían persistir en la lucha contra España y el agravio y expolio de los ciudadanos españoles. Nosotros, los violentos, hermanados todos con ETA y Terra Lliure, que siempre celebramos todas las muertes provocadas por el terrorismo (a pesar de ser una de las regionalidades con más muertos, a pesar de Hipercor), creyendo falsamente que se podía terminar con la que juzgabamos una débil España llena de seres subhumanos que no se duchaban y hablaban raro, para emanciparnos de una vez por todas y dedicarnos a lo que más nos gusta: la sodomía, la poligamia y conservar celosamente nuestras inagotables fuentes de agua. Dios sabe cuán cierto es esto. Y Dios sabe que necesitamos de usted, su partido y muchos otros para recordarnos que esta es la Verdad del estado de las cosas. Para que nos puedan ustedes sacar del error sempiterno en que nos encontramos. Menos mal que ustedes siempre vuelven a la carga, cual glorioso centinela de occidente, porque de lo contrario estariamos perdidos. Necesitamos su luz, señor Rajoy, como necesitamos su guía espiritual, para guiarnos de nuevo a nuestro glorioso pasado celtíbero, cuando todos vivíamos en harmonía. Para remontar el vuelo de nuestro impresionante Imperio común, cuando no se ponía el sol. Para salvarnos de nosotros mismos.
Por todo esto, pero por muchas cosas más también, no deje de venir a Cataluña, señor Rajoy. Estaremos esperándolo para mostrarle de nuevo nuestro más cálido afecto.
Con cariño,
un ESPAÑOL (digan lo que digan).