Ayer iba en la furgoneta con mi compadre por Fuensalida, en uno de esos momentos que vamos en silencio, y vi a una niña jugando y corriendo alegre y despreocupada en el parking de un supermercado. Ya antes había visto a una morita preciosa unos metros más atrás, y nunca me había pasado, pero por mi mente pasó, como un flash, la idea de coger a la niña, robarla, llevármela conmigo no sé a dónde. Como si esa gacelita pudiese ser de mi propiedad con tan solo cogerla y cargarla. Fue un segundo, menos quizás, pero me temo que esa idea se va a ir haciendo cada vez más presente en mi mente hasta que ocupe gran parte del tiempo, y entonces vendrá lo inevitable.