Pongámonos en el peor escenario posible: te encaras con el moro, te pega dos hostias y te escupe en la cara. ¿Cómo te sentirías?
Pues te voy a contar una cosa: hace más de cinco años, (el presunto delito ya está prescrito), tuve una refriega en la calle con un heavy metal, ya sabes chupa negra, melenilla al viento y barba de diez días.
Cometió el gravísimo error de pedirme dinero, como no le quise dar nada (solo doy por el culo
), me sacudió un escupitajo mientras me llamaba cabrón y otras palabras indecorosas que aquí no voy a repetir. Mi primera reacción, la cual desestimé por llevar el teléfono encima, fue matarlo en el acto partiéndole la nuez, pero me lo pensé mejor porque 25 años de cárcel no me hacen gracia y no quiero darle un disgusto a mis papis, que aun están vivos
Entonces me fuí a mi casa a cambiarme de ropa y a sacar el material para "tratar a hijos de puta", es decir: braga militar, guantes, ropa negra y un bonito cuchillo de monte por si las cosas se ponen feas.
Como a ese heavy ya lo conocía de verlo por los mismos sitios, estudié la situación de las cámaras de vigilancia, me dejé el teléfono móvil en casa y a las 48 horas lo localicé.
Estaba como siempre, atemorizando a la gente, vacilando y haciéndose el amo de la calle sin que nadie hiciera abolutamente nada.
Me senté en un banco como un ciudadano honrado más, esperando que se hiciera de noche y bajara la guardia. No tuve que esperar mucho... unos quince minutos, cuando emprendió el regreso a su madriguera. Pues bien. lo empecé a seguir y en el momento adecuado, mirando a mi alrededor que no hubiera demasiada gente, me coloqué la braga militar, los guantes y le dije: "hijo de perra, aqui estoy voy a darte el dinero que te mereces" y nada más volverse se quedó paralizado de terror, nadie se espera que un hombre con la cara tapada le dijera lo que yo le dije. Momento que aproveché para meterle una patada totalmente salvaje por encima de la rodilla que lo desequilibró y que le hizo apoyarse en una salida de emergencia de una tienda, con lo cual encima quedó acorralado.
Una vez en el rincón procedí a descargar todo mi odio transformado en hostias contra su cara, fueron pocos segundos pero intensos, hasta que quedó desplomado en el suelo y escuché un par de coches tocando el claxon, momento que aproveché para huir a la carrera por una calle lateral.
Minutos después, salí por otra calle con otro aspecto y paseando tranquilamente, llegué sin novedad a mi casa, satisfecho, muy relajado, coloqué el material para "tratar a hijos de puta" en su sitio y asunto zanjado.
Me tiré casi diez días con las manos inflamadas con que fijate
@Max_Demian que historia.
Y para finalizar el relato te diré que al heavy lo he visto varias veces, cojo, con la pierna vendada, con los ojos como un mapache y que pasé varias veces a su lado sin que me reconociera.