Albero, hedor a mierda y getanos.Vuestro corresponsal desde la FERIA DE SEVILLA informa.

Estado
Cerrado para nuevas respuestas.
Cupace20220507013807.png
 
No, si es lo que yo me imaginaba. Que es todo un enjuague que a la que se mire con un poco de detenimiento y la ley y la norma en la mano no resiste un análisis serio, pero como a todo el mundo le parece bien, pues nada, miremos todos para otro lado y anda y ponte otro rebujito, y unas gambitas, que tenemos un arte que no se pué aguantá que somoh loh máh grande.
Lo que sospechabamos y sabiamos que iba a ser como no podia ser menos.

Luego tenemos a los payasos Mikolor de turno sudando porque como va a ser un puto chanchullo legal la "mejoh feria der mundo".
 
Bueno, caros hermanos, ya estoy aquí. Deben disculpar la tardanza y entender que terminé para el puñetero arrastre, hasta el domingo, que juega el Cerdilla, dudo que vuelva a ser persona (o lo que sea).

Bien, lo primero que hice durante la tarde fue pelearme con mi viejo para echarle de casa la noche de ayer.

-Viejo, esta noche te vas a dormir al keli de alguno de tus colegas reventaos, cuando vuelva no te quiero ver aquí, porque posiblemente lo haga acompañado de una furcia.

-Como si fuese la primera vez. A mí no me toques los cojones, que yo estoy en mi casa (asistiéndole toda la razón del mundo).

-¿Pero qué trabajo te cuesta apalancarte en casa de cualquiera, ponerte to ciego de whisky y quedarte sobao en el sofá tal como haces aquí? Además, asín pasas la noche acompañado viendo fúmbol, toros o lo que te salga de la polla.

-Que no me voy, ¡coño!

-Pues me cago en tu puta madre, ya me pedirás algún favor, so cabrón.

Un rato después, entró en mis aposentos y me dijo que se iba a casa del Pepe, que yo era un mamón de mierda y que ya me valía. Me levanté de la cama, le di un abrazo y se lo agradecí de todo coeur. Le debo un favor y sé que se lo va a cobrar en cualquier momento, incluso me sentí mal por forzarle a que me despejara la zona, pero no quería arriesgarme a que la golfa de turno entrase y viese allí un cuadro apocalíptico tal que el del día del alumbrao cuando volví yo, porque lo más lógico es que hubiese dado marcha atrás y entonces todo hubiese sido para nada. Luego me recoloqué, al fin y al cabo no pasa nada, somos padre e hijo pero también colegas y, como digo, se lo cobrará de una manera u otra.

Salgo para la feria y llego o'clock que te cagas, a las 23:45 estaba en la portada, mirando el moviladi a ver dónde andaban estos personajes y fijando la vista en todos los trajeaos para ver si identificaba al señor Thorndike, pero que va, no hubo suerte.

El tostá y Manolo el feo llegaron solo con cinco minutos de retraso, cada uno por un extremo de la calle, hasta confluir en la portada justo donde me hallaba yo parado.

-¡Qué ase, Hits!

-¡Qué pasa, Manolo! ¡Ese tostá! ¿Vamos pallá o qué?

-Aro, killo.

El primer copazo cayó en la cafetería Samoa, emplazada en la primera bocacalle de Asunción antes de desembocar en la portada. Lugar este de rancia solera entre los puretas pijos de los Remedios que gustan de alicatarse el tabique. Allí ya le entré a una, pero me mandó a chuparla diciéndo que estaba con esas amigas de ahí esperando al marido. Me importó un carajo, se trataba solo de ir rompiendo el ice. Manolo el feo también le entró a otra y se comió otro nabo, tampoco le importó. El tostá, sin embargo, parecía no estar interesado en el ligoteo, a él lo que le interesaba era meterse toda la droga y beberse todo el alcoholol que su cuerpo le permitiese. Mejor, menos competencia interna.

Sin más dilación, emprendimos el rumbo hacia la caseta de los topboxes, sita en la calle Gitanillo de Triana nº61, tal como habíamos planeado. Tal como nos plantamos en la puerta, Manolo le dijo al segurata que veníamos buscando a Pedro Armenteros, subinspector de dicho cuerpo. Este entró a preguntar, porque no le sonaba de nada, momento que aproveché para preguntarle a Manolo de qué coño conocía a ese subinspector, si era una sorpresa que nos tenía preparada, y me contestó que se lo acababa de inventar. Me recordó a Axel Foley en Superdetective en Hollywood cuando intenta entrar en el club de ricachones y nos empezamos a partir el pecho de risa. El segurata volvió diciéndonos que nos fueramos a tomar por culo de allí, así que nuestra empresa fracasó antes siquiera de empezar, pero quedaba noche.

Como ya empezaba a picarnos la tocha, decidimos hacernos unas raias, pero claro, la feria está petá de secretas y había que meterse en una caseta y esperar la hostia para poder entrar al servicio. Era eso o salir del recinto para entrar en algún bar, lo cual daba más pereza aún; de modo que el tostá ideó un sistema infalible. Simulando que se le había caído algo debajo de un contenedor, se curró tres rayas como tres columnas dóricas encima de su cartera en un santiamén mientras simulaba estar buscando algo. No tardó ni 30 segundos en prepararlas y en esnifarse la suya, a continuación, nos pasó el turulo a Manolo y a mí, y ambos nos pusimos rodillas en tierra para buscar el objeto perdido. Conluimos la operación en menos de minuto y medio.

Ya con la mandibula como una máquina de escribir y con el gapo amargo en la garganta, volvimos a ir a la caseta de Triana, donde nos habíamos encontrado la primera vez. Estaba a reventar, pero conseguimos a base de suaves codazos hacernos con un huequecito. Nos turnamos para ir a la barra, una ronda cada uno, y como estaba hasta la bandera, hicimos un mini rondo entre los tres para repetir la escena del contenedor. El tostá, que era el más rapido preparándolas era el encargado, se agachaba, se endiñaba y luego nosotros hacíamos lo propio. Nadie se coscó de nada (o eso creo) y así nos comimos gramo y medio en na y menos mientras ingeríamos cubatas de pésima calidac.

En estas que, contra todo pronóstico, el tostá va y liga el hijoputa. Se puso a parlotear to encocao con una charo horripilante, pero para él era Claudia Chifer por lo menos, asín que, como vimos venir lo que iba a pasar, le dijimos que nos dejara algo de farlopia antes de desaparecer con la fulana. Él asintió, sonrió y nos dejó medio pollo a cada uno de nosotros (llevaba como seis gramos divididos en bombitas de medio). Efectiviwonder, a los pocos minutos ya había desaparecido. Recien dieron las tres y media, a Manolo empezó a darle un poco de bajón, se empezó a aburrir a pesar del ciego que ya llevaba y me dijo que no tardaría en irse. Yo le dije que no pasaba nada, que si quería nos podíamos ir a mi mansión y seguir allí soplándonos la coca y tal. Cuando estábamos a punto de privarnos el último cubata chungo ocurrió el milagro. Sí, queridos hermanos, esta vez por fin me salió bien el tiro (hablando de tiros).

Me tocaba a mí ir a por la última y cuando me dirigía a la barra una tía me interrumpe el paso.

-Oye, te pareces un poco al actor que hace de Camarón, ¿sabes? Jijijiji.

-¿Gracias? Jajajajaja. Encantado de conocerte, me llamo Hits, ¿y tú?

-Marta, encantada.

-No eres de aquí, ¿verdad, Marta?

Al mismo tiempo que mantenía la conversación sentía que estaba dando un cantazo del copón, porque la coqueta me tenía los ojos abiertos como platos y la velocidad del discurso era endiablada.

-No, soy de Mandril, he venido hasta el sábado y blao.

-Oye, qué bien. Estarás contenta con el equipo de Caraminga y compañía, ¿no? Menudo temporadón.

-Bueno, no me gusta mucho el fútbol, jijijiji, pero me alegro porque soy mandrileña y más blao.

-Venga, acompañame a la barra y me ayudas a pedir, que no sé ni lo que me apetece.

Apretujados entre la turba, no hablamos más de dos minutos de reloj cuando me lancé a comerle tol boquino. Ella consintió y me rodeó el cuello con su brazo metiéndome la lengua hasta la campanilla. Cuando miré atrás para verificar la posición de Manolo el feo, este había desaparecido. Desde la distancia vio el percal, y entre eso y que ya andaba queriendo irse, optó por dejar que acontecieran los hechos mientras se retiraba a su keli. Acabo de hablar con él y nos hemos reido recordando la jugada.

Bueno, pues eso, que nos pedimos un cubata roñoso de ginebra yo y una manzanilla ella. Fuimos donde estaba su grupo y me presentó a unos cuantos mendas que, la verdad, me cayeron bien, tanto ellos como ellas. Media hora más tarde y entre morreillos y tonteos varios no pude esperar más y la invité a venir a mi mansión victoriana del Parque Amate. Yo pensaba que me iba a decir que no, que no podía ni le apetecía separarse del grupo, pero que va, accedió a la primera. Entonces le dije que no perdiéramos más time y que saliésemos echando hostias de aquella caseta de los cojones.

La suerte no dejó de sonreirme y nos ocurrió algo de auténtica ciencia ficción, esto es que tal como salimos a la avenida Flota de Indias nos topamos con un Apofis libre. Di gracias a LOL nuestro señor con todas mis fuerzas. En cosa de veinticinco minutos ya estábamos abriendo los portones enrejados de la mansión.
No perdimos tiempo, del tirón a chupar y a fockar. Vi que en la cama no era una lerda, pero tampoco era una cochinorra de la hostia, con lo cual no quise pinchar el globo y no le propuse meterla en la bañera para mearle en la cara, tampoco le escupí (bueno, un poco en las tetas sí) en la cara ni nada demasiado desviado, pero sí se llevó sus buenos tirones de pelo, sus insultos y sus cachetadas fuertes en el culo.

Cuando solté toda la lefa ahí shuprimo, puse un vinilo de Nick Cave y nos retorcimos en la cama charlando mientras nos fumábamos un Chester. Dormimos un poco y esta mañana, a eso de las 10:00, cogimos mi bólido para llevarla en busca de su grupo de amigos, que se alojaban en una casita muy mona del barrio de Santa Clara a la que les habían invitado. Nos despedimos después de darnos los números de telefonino y un piquito con mosdisco suave en el labio inferior (de la boca).

Un detalle importante que no se me puede pasar por alto es que le pedí, después de adular su cuerpo y su saber hacer en la cama, que me dejara tomarle un par de instantáneas para hacerme unos pajotes en su honor de vez en cuando. Accedió con la condición de que no le retratase la cara, condición a la que no puse pegas. Tiene 32 tacos y, a mi parecer, está tela de buena. Aquí, en esta santa casa, ya sabemos todos a qué nivel está el sibaritismo, pero aún con esas espero que sea del agrado de la forisma.

El collar que se ve enganchao en la esquina de la cama es el que ella llevaba puesto, que se lo quitó y lo colgó ahí porque le daba mucho por saco para jincar a cuatro patas. Mi viejo ha aparecido a las 13:30 exigiendo que le llevase al bar de abajo y le invitase a un par de tapas de Riñones al Jerez y de almóndigas con tomate. Anda que iba a tardar en reclamar el favor, el muy pájaro.
Eres el puto mejor forero de la casa. Este post es ambrosía, enhorabuena joder.
 
Aunque quedan 2 dias aun, pero parece claro que el rebujito de oro 2022 es pa jits, el de plata para thorndike por sus 2 palos y a @naxo le daremos el bronce por ser el robín de nuestro hezroe.
 
Última edición:
Aunque quedan 2 dias aun, pero parece claro que el rebujito de oro 2022 es pa jits, el de plata para thorndike por sus 2 palos y a @naxo le daremos el bronce por ser el robín de nuestro hezroe.
Es que lo de jits fue de final de Champions. A ver si @THORNDIKE puede remontar con algo glorioso, como montárselo con dos guarras en medio de la caseta del psoe o que una se deje mear o meter el brazo hasta el codo por el culo.
 
Impresionante el relato de @hitsfromthebong, impresionante. Iba a preguntarle si no usan dosificadores de coca para días con tanta gente y tan poco sitio para hacerse los tiros, pero vistas las cantidades que manejan creo que iban a durar un par de asaltos, o menos.

Sobre el tema de casetas y cómo las gestiones creo que puedo dar mi experiencia, aunque no creo que vaya a aclarar nada. Lo primero es que hablo sobre una caseta de la feria de Plasencia que imagino que irá la cosa poco más o menos. Hace tiempo tenía un cliente que llevaba, gestionaba, daba el servicio de bar y restaurante, llamadlo como queráis, de una caseta privada en dicha feria. Le dieron la concesión por un par de años, o al menos esos fueron los que estuvo haciéndolo y comprándome a mi la bebida. Ellos pagaban una cantidad a los de la caseta por hacer el servicio y luego lo que cobraran en barra era para ellos, por supuesto que la mercancía tenían que ponerla ellos y no los de la caseta. A la caseta sólo podían entrar los socios con sus familias e invitados, ni idea de qué criterios había para dejar pasar a gente. Dentro de la caseta había mesas, barra, escenario para actuaciones y zona de baile. No recuerdo quién pagaba las actuaciones, si los de la caseta o los del bar. Los socios podían llevar su comida y comérsela en las mesas que allí había, también podían pedirla en la barra y pagarla. Creo que había un par de cenas o comidas a las que iban los socios pagando y, seguro, otra a la que invitaba (venía así estipulado en las bases de esa caseta) el del bar a todos los socios que quisieran ir, era el único día que iban todos con sus familias.

Por allí pasamos el día que íbamos a la feria pero aquello era una puta mierda, sólo gente con niños a todas horas. Como éramos del pueblo de los del bar no teníamos problema para entrar. A mi sí me vino bien aquello pues vendí bastante alcohol, pero al del bar creo que no le fue muy rentable pues no vendían mucha comida y las copas tenían que ser a precios muy económicos para los socios según me dijo después.
 
Bueno, caros hermanos, ya estoy aquí. Deben disculpar la tardanza y entender que terminé para el puñetero arrastre, hasta el domingo, que juega el Cerdilla, dudo que vuelva a ser persona (o lo que sea).

Bien, lo primero que hice durante la tarde fue pelearme con mi viejo para echarle de casa la noche de ayer.

-Viejo, esta noche te vas a dormir al keli de alguno de tus colegas reventaos, cuando vuelva no te quiero ver aquí, porque posiblemente lo haga acompañado de una furcia.

-Como si fuese la primera vez. A mí no me toques los cojones, que yo estoy en mi casa (asistiéndole toda la razón del mundo).

-¿Pero qué trabajo te cuesta apalancarte en casa de cualquiera, ponerte to ciego de whisky y quedarte sobao en el sofá tal como haces aquí? Además, asín pasas la noche acompañado viendo fúmbol, toros o lo que te salga de la polla.

-Que no me voy, ¡coño!

-Pues me cago en tu puta madre, ya me pedirás algún favor, so cabrón.

Un rato después, entró en mis aposentos y me dijo que se iba a casa del Pepe, que yo era un mamón de mierda y que ya me valía. Me levanté de la cama, le di un abrazo y se lo agradecí de todo coeur. Le debo un favor y sé que se lo va a cobrar en cualquier momento, incluso me sentí mal por forzarle a que me despejara la zona, pero no quería arriesgarme a que la golfa de turno entrase y viese allí un cuadro apocalíptico tal que el del día del alumbrao cuando volví yo, porque lo más lógico es que hubiese dado marcha atrás y entonces todo hubiese sido para nada. Luego me recoloqué, al fin y al cabo no pasa nada, somos padre e hijo pero también colegas y, como digo, se lo cobrará de una manera u otra.

Salgo para la feria y llego o'clock que te cagas, a las 23:45 estaba en la portada, mirando el moviladi a ver dónde andaban estos personajes y fijando la vista en todos los trajeaos para ver si identificaba al señor Thorndike, pero que va, no hubo suerte.

El tostá y Manolo el feo llegaron solo con cinco minutos de retraso, cada uno por un extremo de la calle, hasta confluir en la portada justo donde me hallaba yo parado.

-¡Qué ase, Hits!

-¡Qué pasa, Manolo! ¡Ese tostá! ¿Vamos pallá o qué?

-Aro, killo.

El primer copazo cayó en la cafetería Samoa, emplazada en la primera bocacalle de Asunción antes de desembocar en la portada. Lugar este de rancia solera entre los puretas pijos de los Remedios que gustan de alicatarse el tabique. Allí ya le entré a una, pero me mandó a chuparla diciéndo que estaba con esas amigas de ahí esperando al marido. Me importó un carajo, se trataba solo de ir rompiendo el ice. Manolo el feo también le entró a otra y se comió otro nabo, tampoco le importó. El tostá, sin embargo, parecía no estar interesado en el ligoteo, a él lo que le interesaba era meterse toda la droga y beberse todo el alcoholol que su cuerpo le permitiese. Mejor, menos competencia interna.

Sin más dilación, emprendimos el rumbo hacia la caseta de los topboxes, sita en la calle Gitanillo de Triana nº61, tal como habíamos planeado. Tal como nos plantamos en la puerta, Manolo le dijo al segurata que veníamos buscando a Pedro Armenteros, subinspector de dicho cuerpo. Este entró a preguntar, porque no le sonaba de nada, momento que aproveché para preguntarle a Manolo de qué coño conocía a ese subinspector, si era una sorpresa que nos tenía preparada, y me contestó que se lo acababa de inventar. Me recordó a Axel Foley en Superdetective en Hollywood cuando intenta entrar en el club de ricachones y nos empezamos a partir el pecho de risa. El segurata volvió diciéndonos que nos fueramos a tomar por culo de allí, así que nuestra empresa fracasó antes siquiera de empezar, pero quedaba noche.

Como ya empezaba a picarnos la tocha, decidimos hacernos unas raias, pero claro, la feria está petá de secretas y había que meterse en una caseta y esperar la hostia para poder entrar al servicio. Era eso o salir del recinto para entrar en algún bar, lo cual daba más pereza aún; de modo que el tostá ideó un sistema infalible. Simulando que se le había caído algo debajo de un contenedor, se curró tres rayas como tres columnas dóricas encima de su cartera en un santiamén mientras simulaba estar buscando algo. No tardó ni 30 segundos en prepararlas y en esnifarse la suya, a continuación, nos pasó el turulo a Manolo y a mí, y ambos nos pusimos rodillas en tierra para buscar el objeto perdido. Conluimos la operación en menos de minuto y medio.

Ya con la mandibula como una máquina de escribir y con el gapo amargo en la garganta, volvimos a ir a la caseta de Triana, donde nos habíamos encontrado la primera vez. Estaba a reventar, pero conseguimos a base de suaves codazos hacernos con un huequecito. Nos turnamos para ir a la barra, una ronda cada uno, y como estaba hasta la bandera, hicimos un mini rondo entre los tres para repetir la escena del contenedor. El tostá, que era el más rapido preparándolas era el encargado, se agachaba, se endiñaba y luego nosotros hacíamos lo propio. Nadie se coscó de nada (o eso creo) y así nos comimos gramo y medio en na y menos mientras ingeríamos cubatas de pésima calidac.

En estas que, contra todo pronóstico, el tostá va y liga el hijoputa. Se puso a parlotear to encocao con una charo horripilante, pero para él era Claudia Chifer por lo menos, asín que, como vimos venir lo que iba a pasar, le dijimos que nos dejara algo de farlopia antes de desaparecer con la fulana. Él asintió, sonrió y nos dejó medio pollo a cada uno de nosotros (llevaba como seis gramos divididos en bombitas de medio). Efectiviwonder, a los pocos minutos ya había desaparecido. Recien dieron las tres y media, a Manolo empezó a darle un poco de bajón, se empezó a aburrir a pesar del ciego que ya llevaba y me dijo que no tardaría en irse. Yo le dije que no pasaba nada, que si quería nos podíamos ir a mi mansión y seguir allí soplándonos la coca y tal. Cuando estábamos a punto de privarnos el último cubata chungo ocurrió el milagro. Sí, queridos hermanos, esta vez por fin me salió bien el tiro (hablando de tiros).

Me tocaba a mí ir a por la última y cuando me dirigía a la barra una tía me interrumpe el paso.

-Oye, te pareces un poco al actor que hace de Camarón, ¿sabes? Jijijiji.

-¿Gracias? Jajajajaja. Encantado de conocerte, me llamo Hits, ¿y tú?

-Marta, encantada.

-No eres de aquí, ¿verdad, Marta?

Al mismo tiempo que mantenía la conversación sentía que estaba dando un cantazo del copón, porque la coqueta me tenía los ojos abiertos como platos y la velocidad del discurso era endiablada.

-No, soy de Mandril, he venido hasta el sábado y blao.

-Oye, qué bien. Estarás contenta con el equipo de Caraminga y compañía, ¿no? Menudo temporadón.

-Bueno, no me gusta mucho el fútbol, jijijiji, pero me alegro porque soy mandrileña y más blao.

-Venga, acompañame a la barra y me ayudas a pedir, que no sé ni lo que me apetece.

Apretujados entre la turba, no hablamos más de dos minutos de reloj cuando me lancé a comerle tol boquino. Ella consintió y me rodeó el cuello con su brazo metiéndome la lengua hasta la campanilla. Cuando miré atrás para verificar la posición de Manolo el feo, este había desaparecido. Desde la distancia vio el percal, y entre eso y que ya andaba queriendo irse, optó por dejar que acontecieran los hechos mientras se retiraba a su keli. Acabo de hablar con él y nos hemos reido recordando la jugada.

Bueno, pues eso, que nos pedimos un cubata roñoso de ginebra yo y una manzanilla ella. Fuimos donde estaba su grupo y me presentó a unos cuantos mendas que, la verdad, me cayeron bien, tanto ellos como ellas. Media hora más tarde y entre morreillos y tonteos varios no pude esperar más y la invité a venir a mi mansión victoriana del Parque Amate. Yo pensaba que me iba a decir que no, que no podía ni le apetecía separarse del grupo, pero que va, accedió a la primera. Entonces le dije que no perdiéramos más time y que saliésemos echando hostias de aquella caseta de los cojones.

La suerte no dejó de sonreirme y nos ocurrió algo de auténtica ciencia ficción, esto es que tal como salimos a la avenida Flota de Indias nos topamos con un Apofis libre. Di gracias a LOL nuestro señor con todas mis fuerzas. En cosa de veinticinco minutos ya estábamos abriendo los portones enrejados de la mansión.
No perdimos tiempo, del tirón a chupar y a fockar. Vi que en la cama no era una lerda, pero tampoco era una cochinorra de la hostia, con lo cual no quise pinchar el globo y no le propuse meterla en la bañera para mearle en la cara, tampoco le escupí (bueno, un poco en las tetas sí) en la cara ni nada demasiado desviado, pero sí se llevó sus buenos tirones de pelo, sus insultos y sus cachetadas fuertes en el culo.

Cuando solté toda la lefa ahí shuprimo, puse un vinilo de Nick Cave y nos retorcimos en la cama charlando mientras nos fumábamos un Chester. Dormimos un poco y esta mañana, a eso de las 10:00, cogimos mi bólido para llevarla en busca de su grupo de amigos, que se alojaban en una casita muy mona del barrio de Santa Clara a la que les habían invitado. Nos despedimos después de darnos los números de telefonino y un piquito con mosdisco suave en el labio inferior (de la boca).

Un detalle importante que no se me puede pasar por alto es que le pedí, después de adular su cuerpo y su saber hacer en la cama, que me dejara tomarle un par de instantáneas para hacerme unos pajotes en su honor de vez en cuando. Accedió con la condición de que no le retratase la cara, condición a la que no puse pegas. Tiene 32 tacos y, a mi parecer, está tela de buena. Aquí, en esta santa casa, ya sabemos todos a qué nivel está el sibaritismo, pero aún con esas espero que sea del agrado de la forisma.

El collar que se ve enganchao en la esquina de la cama es el que ella llevaba puesto, que se lo quitó y lo colgó ahí porque le daba mucho por saco para jincar a cuatro patas. Mi viejo ha aparecido a las 13:30 exigiendo que le llevase al bar de abajo y le invitase a un par de tapas de Riñones al Jerez y de almóndigas con tomate. Anda que iba a tardar en reclamar el favor, el muy pájaro.

:121: :121: :121: :121: :121: :121: :121: :121: :121: :121: :121: :121: :121: :121: :121: :121: :121: :121: :121: :121: :121: :121: :121: :121: :121: :121: :121: :121: :121: :121: :121: :121: :121: :121: :121: :121: :121: :121: :121: :121:
 
Bueno, caros hermanos, ya estoy aquí. Deben disculpar la tardanza y entender que terminé para el puñetero arrastre, hasta el domingo, que juega el Cerdilla, dudo que vuelva a ser persona (o lo que sea).

Bien, lo primero que hice durante la tarde fue pelearme con mi viejo para echarle de casa la noche de ayer.

-Viejo, esta noche te vas a dormir al keli de alguno de tus colegas reventaos, cuando vuelva no te quiero ver aquí, porque posiblemente lo haga acompañado de una furcia.

-Como si fuese la primera vez. A mí no me toques los cojones, que yo estoy en mi casa (asistiéndole toda la razón del mundo).

-¿Pero qué trabajo te cuesta apalancarte en casa de cualquiera, ponerte to ciego de whisky y quedarte sobao en el sofá tal como haces aquí? Además, asín pasas la noche acompañado viendo fúmbol, toros o lo que te salga de la polla.

-Que no me voy, ¡coño!

-Pues me cago en tu puta madre, ya me pedirás algún favor, so cabrón.

Un rato después, entró en mis aposentos y me dijo que se iba a casa del Pepe, que yo era un mamón de mierda y que ya me valía. Me levanté de la cama, le di un abrazo y se lo agradecí de todo coeur. Le debo un favor y sé que se lo va a cobrar en cualquier momento, incluso me sentí mal por forzarle a que me despejara la zona, pero no quería arriesgarme a que la golfa de turno entrase y viese allí un cuadro apocalíptico tal que el del día del alumbrao cuando volví yo, porque lo más lógico es que hubiese dado marcha atrás y entonces todo hubiese sido para nada. Luego me recoloqué, al fin y al cabo no pasa nada, somos padre e hijo pero también colegas y, como digo, se lo cobrará de una manera u otra.

Salgo para la feria y llego o'clock que te cagas, a las 23:45 estaba en la portada, mirando el moviladi a ver dónde andaban estos personajes y fijando la vista en todos los trajeaos para ver si identificaba al señor Thorndike, pero que va, no hubo suerte.

El tostá y Manolo el feo llegaron solo con cinco minutos de retraso, cada uno por un extremo de la calle, hasta confluir en la portada justo donde me hallaba yo parado.

-¡Qué ase, Hits!

-¡Qué pasa, Manolo! ¡Ese tostá! ¿Vamos pallá o qué?

-Aro, killo.

El primer copazo cayó en la cafetería Samoa, emplazada en la primera bocacalle de Asunción antes de desembocar en la portada. Lugar este de rancia solera entre los puretas pijos de los Remedios que gustan de alicatarse el tabique. Allí ya le entré a una, pero me mandó a chuparla diciéndo que estaba con esas amigas de ahí esperando al marido. Me importó un carajo, se trataba solo de ir rompiendo el ice. Manolo el feo también le entró a otra y se comió otro nabo, tampoco le importó. El tostá, sin embargo, parecía no estar interesado en el ligoteo, a él lo que le interesaba era meterse toda la droga y beberse todo el alcoholol que su cuerpo le permitiese. Mejor, menos competencia interna.

Sin más dilación, emprendimos el rumbo hacia la caseta de los topboxes, sita en la calle Gitanillo de Triana nº61, tal como habíamos planeado. Tal como nos plantamos en la puerta, Manolo le dijo al segurata que veníamos buscando a Pedro Armenteros, subinspector de dicho cuerpo. Este entró a preguntar, porque no le sonaba de nada, momento que aproveché para preguntarle a Manolo de qué coño conocía a ese subinspector, si era una sorpresa que nos tenía preparada, y me contestó que se lo acababa de inventar. Me recordó a Axel Foley en Superdetective en Hollywood cuando intenta entrar en el club de ricachones y nos empezamos a partir el pecho de risa. El segurata volvió diciéndonos que nos fueramos a tomar por culo de allí, así que nuestra empresa fracasó antes siquiera de empezar, pero quedaba noche.

Como ya empezaba a picarnos la tocha, decidimos hacernos unas raias, pero claro, la feria está petá de secretas y había que meterse en una caseta y esperar la hostia para poder entrar al servicio. Era eso o salir del recinto para entrar en algún bar, lo cual daba más pereza aún; de modo que el tostá ideó un sistema infalible. Simulando que se le había caído algo debajo de un contenedor, se curró tres rayas como tres columnas dóricas encima de su cartera en un santiamén mientras simulaba estar buscando algo. No tardó ni 30 segundos en prepararlas y en esnifarse la suya, a continuación, nos pasó el turulo a Manolo y a mí, y ambos nos pusimos rodillas en tierra para buscar el objeto perdido. Conluimos la operación en menos de minuto y medio.

Ya con la mandibula como una máquina de escribir y con el gapo amargo en la garganta, volvimos a ir a la caseta de Triana, donde nos habíamos encontrado la primera vez. Estaba a reventar, pero conseguimos a base de suaves codazos hacernos con un huequecito. Nos turnamos para ir a la barra, una ronda cada uno, y como estaba hasta la bandera, hicimos un mini rondo entre los tres para repetir la escena del contenedor. El tostá, que era el más rapido preparándolas era el encargado, se agachaba, se endiñaba y luego nosotros hacíamos lo propio. Nadie se coscó de nada (o eso creo) y así nos comimos gramo y medio en na y menos mientras ingeríamos cubatas de pésima calidac.

En estas que, contra todo pronóstico, el tostá va y liga el hijoputa. Se puso a parlotear to encocao con una charo horripilante, pero para él era Claudia Chifer por lo menos, asín que, como vimos venir lo que iba a pasar, le dijimos que nos dejara algo de farlopia antes de desaparecer con la fulana. Él asintió, sonrió y nos dejó medio pollo a cada uno de nosotros (llevaba como seis gramos divididos en bombitas de medio). Efectiviwonder, a los pocos minutos ya había desaparecido. Recien dieron las tres y media, a Manolo empezó a darle un poco de bajón, se empezó a aburrir a pesar del ciego que ya llevaba y me dijo que no tardaría en irse. Yo le dije que no pasaba nada, que si quería nos podíamos ir a mi mansión y seguir allí soplándonos la coca y tal. Cuando estábamos a punto de privarnos el último cubata chungo ocurrió el milagro. Sí, queridos hermanos, esta vez por fin me salió bien el tiro (hablando de tiros).

Me tocaba a mí ir a por la última y cuando me dirigía a la barra una tía me interrumpe el paso.

-Oye, te pareces un poco al actor que hace de Camarón, ¿sabes? Jijijiji.

-¿Gracias? Jajajajaja. Encantado de conocerte, me llamo Hits, ¿y tú?

-Marta, encantada.

-No eres de aquí, ¿verdad, Marta?

Al mismo tiempo que mantenía la conversación sentía que estaba dando un cantazo del copón, porque la coqueta me tenía los ojos abiertos como platos y la velocidad del discurso era endiablada.

-No, soy de Mandril, he venido hasta el sábado y blao.

-Oye, qué bien. Estarás contenta con el equipo de Caraminga y compañía, ¿no? Menudo temporadón.

-Bueno, no me gusta mucho el fútbol, jijijiji, pero me alegro porque soy mandrileña y más blao.

-Venga, acompañame a la barra y me ayudas a pedir, que no sé ni lo que me apetece.

Apretujados entre la turba, no hablamos más de dos minutos de reloj cuando me lancé a comerle tol boquino. Ella consintió y me rodeó el cuello con su brazo metiéndome la lengua hasta la campanilla. Cuando miré atrás para verificar la posición de Manolo el feo, este había desaparecido. Desde la distancia vio el percal, y entre eso y que ya andaba queriendo irse, optó por dejar que acontecieran los hechos mientras se retiraba a su keli. Acabo de hablar con él y nos hemos reido recordando la jugada.

Bueno, pues eso, que nos pedimos un cubata roñoso de ginebra yo y una manzanilla ella. Fuimos donde estaba su grupo y me presentó a unos cuantos mendas que, la verdad, me cayeron bien, tanto ellos como ellas. Media hora más tarde y entre morreillos y tonteos varios no pude esperar más y la invité a venir a mi mansión victoriana del Parque Amate. Yo pensaba que me iba a decir que no, que no podía ni le apetecía separarse del grupo, pero que va, accedió a la primera. Entonces le dije que no perdiéramos más time y que saliésemos echando hostias de aquella caseta de los cojones.

La suerte no dejó de sonreirme y nos ocurrió algo de auténtica ciencia ficción, esto es que tal como salimos a la avenida Flota de Indias nos topamos con un Apofis libre. Di gracias a LOL nuestro señor con todas mis fuerzas. En cosa de veinticinco minutos ya estábamos abriendo los portones enrejados de la mansión.
No perdimos tiempo, del tirón a chupar y a fockar. Vi que en la cama no era una lerda, pero tampoco era una cochinorra de la hostia, con lo cual no quise pinchar el globo y no le propuse meterla en la bañera para mearle en la cara, tampoco le escupí (bueno, un poco en las tetas sí) en la cara ni nada demasiado desviado, pero sí se llevó sus buenos tirones de pelo, sus insultos y sus cachetadas fuertes en el culo.

Cuando solté toda la lefa ahí shuprimo, puse un vinilo de Nick Cave y nos retorcimos en la cama charlando mientras nos fumábamos un Chester. Dormimos un poco y esta mañana, a eso de las 10:00, cogimos mi bólido para llevarla en busca de su grupo de amigos, que se alojaban en una casita muy mona del barrio de Santa Clara a la que les habían invitado. Nos despedimos después de darnos los números de telefonino y un piquito con mosdisco suave en el labio inferior (de la boca).

Un detalle importante que no se me puede pasar por alto es que le pedí, después de adular su cuerpo y su saber hacer en la cama, que me dejara tomarle un par de instantáneas para hacerme unos pajotes en su honor de vez en cuando. Accedió con la condición de que no le retratase la cara, condición a la que no puse pegas. Tiene 32 tacos y, a mi parecer, está tela de buena. Aquí, en esta santa casa, ya sabemos todos a qué nivel está el sibaritismo, pero aún con esas espero que sea del agrado de la forisma.

El collar que se ve enganchao en la esquina de la cama es el que ella llevaba puesto, que se lo quitó y lo colgó ahí porque le daba mucho por saco para jincar a cuatro patas. Mi viejo ha aparecido a las 13:30 exigiendo que le llevase al bar de abajo y le invitase a un par de tapas de Riñones al Jerez y de almóndigas con tomate. Anda que iba a tardar en reclamar el favor, el muy pájaro.

La primera foto no permite apreciar la belleza de la torda, pero con la segunda:
1651914117849.png

cayó paja.
Una pregunta,senior Hits: ¿El matojo lo llevaba rasurado? con la mano ahí puesta, no se aprecia bien.
 
Jajaa, y todo porque no te digo que “la feria de cebilla e lo ma grande”.

Estas tu para decir nada con esas pintas de payaso Micolor que llevas: subnormal y tieso.

:137::137:
Sí, pero intenta contener la bilis.
 
El collar que se ve enganchao en la esquina de la cama es el que ella llevaba puesto, que se lo quitó y lo colgó ahí porque le daba mucho por saco para jincar a cuatro patas.

Tenías que habértelo guardado a modo de trofeo.

Menudo culo.

Cago en Dios, jodido crack.
 
Con nuestros dos sevillanos se confirma que folla más el que tiene más oficio y le hecha jeta a la vida que el tiobueno guapo que va de gentil y responsable.
La vida misma

Es que el tío bueno cuando va vestido es un tío delgado y con canas, el otro es un malote de manual.
 
Estado
Cerrado para nuevas respuestas.
Atrás
Arriba Pie