¿No conocéis el extinto El Boñar de León que había por detrás de la calle San Bernardo? Ese sí que era un antro de cojones. Te ponían con cada consumición una tapa que era más grande que muchos primeros platos de restaurantes. Callos, cocido, paella, garbanzos, manos de cerdo, unos peces negros que parecían recién pescados en una balsa de residuos químicos... todo ello con una pinta repugnante, cuando no en mal estado. En fin, auténtica bazofia y además en cantidades industriales. Te lo servían además con una delicadeza análoga a la que usan a la hora de repartir el rancho en una cárcel brasileña. Yo fui unas cuantas veces porque un amigo mío al que sólo le importa la cantidad de comida lo flipaba con el tamaño de las tapas. Le mirábamos comer aquello como si volviese de la guerra o algo, no dando crédito a que pudiera ingerir aquel montón de metralla en un sitio donde, para postre, las cucarachas corrían por la barra como Usain Bolt por el tartán olímpico.
Era famoso, además, porque prometían un viaje a Canarias con todos los gastos pagados si eras capaz de comerte entero el cocido leonés de los lunes, cosa que por lo visto nunca nadie consiguió.
Aquí un artículo sobre el bar:
El Boñar de León, bar de tapas descomunales, viajes a Canarias y cucarachas escurridizas Restaurantes | Somos Malasaña