Georgia
En el Caúcaso todo es muy antiguo: los pueblos, las lenguas, las culturas y civilizaciones pasaban por allí pero no se quedaban del todo, continuaban camino de Europa que significa el mar, la belleza del paisaje, las rutas marítimas, los dioses que enseñaron a los hombres el arte y el pensamiento. Georgia se forma con la unión de unos reinos ancestrales de la Iberia oriental y la Cólquide clásica y los une el cristianismo, religión oficial desde época muy temprana. Se forma, además, no por una cultura autóctona, que la habría desperdigada y desunida, sino con una mezcla, buena por cierto, de influencia de la Persia helenística, Roma, Bizancio y la Santa Rusia. Los árabes aparecieron, musulmanes más que árabes, medio persas, medio turcos y medio mongoles y conquistan el territorio. La reconquista es larga y el terreno dificultoso. Pequeños reinos y principados cristianos se unen para echar al invasor.
Lo consiguen en el siglo X con el rey Bragat III, que logra unir bajo el cristianismo a todos aquellos principados dispersos en un solo Estado, que dura hasta las incursiones del Gran Tamerlán. Georgia se divide de nuevo en pequeños feudos aristocráticos. El rey Bragat dio origen a la dinastía de Bragation, todavía existente. (A principios de este año murió Jorge de Bragation, famoso piloto de carreras y pretendiente al trono georgiano, Gran Maestre de la Orden del Águila de Georgia y la Túnica Inconsútil de Nuestro Señor Jesucristo.) Con el pretexto de conjurar el peligro turco, mediante pactos, Rusia se va introduciendo en Georgia poco a poco y se anexiona territorios. Las guerras napoleónicas acaban con la monarquía Bragation y, de hecho, con la independencia de Georgia. La política de rusificación de los zares, continuada por los soviéticos con menos tacto, hizo que regiones georgianas se repoblaran con colonos rusos.
Ahí empieza, con antecedentes, el conflicto actual de Georgia desde su nueva independencia en 1991. En teoría los habitantes de Georgia son del mismo origen, un lío parecido al de los Balcanes, pero los hay cristianos ortodoxos y católicos, musulmanes de influencia turca o propiamente turcos y los descendientes de los rusos de la rusificación. Los ultranacionalismos modernos, dispuestos a ver una nación en un huerto, han creado grupos paramilitares para la limpieza étnica y alimentado odios con pasión prehistórica. Varias regiones quieren la independencia o la unión con Rusia, y Rusia no quiere perder la influencia en la zona. Es una pena. Georgia es una nación antigua y noble, con una hermosa lengua, la más antigua escrita del grupo caucásico, con literatura desde el siglo V, y un arte de influencia bizantina más delicado que el de la propia Bizancio. Acabarán con todo. Volverán al atraso y al aislamiento de sus valles telúricos como antes de Pompeyo.