saca-al-tarado
Clásico
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- 22 Mar 2006
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Me ocurría esta misma tarde, después de comer, y ha sido regresar a casa del trabajo y abrir este hilo.
Le pregunto a una compañera de trabajo, a quien veía un tanto extraña, si le ocurría algo y rompe a llorar. Me cuenta que su relación no va bien, que han surgido dificultades con el chico con quien vive y parece que todo se va a precipitar en una ruptura tras un par de años de pacífica convivencia.
Escucho atento, le doy mi punto de vista e intento esbozar algún consejo pero tengo que sincerarme: el pensamiento de fondo que golpeaba a ritmo de tam-tam en mi cerebro era "¡alerta! oportunidad de oro para taladrar a esta jaca". La niña está que cruje y a medida que iba desgranando unos argumentos más o menos coherentes acerca de su crisis sentimental el discurso subyacente era "a ver cómo me las ingenio para follarte por todos los orificios aprovechando esta situación."
Hasta ahí la parte instintiva. Al minuto de partido se impone la cordura y el lema sagrado acerca de la polla y la olla impone su ley: en el trabajo ni de broma con esos asuntos, que no traen más que disgustos. Supongo que esto forma parte de una progresiva degradación moral, de la que por otro lado no me averguenzo ni sorprendo, pero no viene mal darse cuenta de las dos (o más) caras que todos tenemos.
Le pregunto a una compañera de trabajo, a quien veía un tanto extraña, si le ocurría algo y rompe a llorar. Me cuenta que su relación no va bien, que han surgido dificultades con el chico con quien vive y parece que todo se va a precipitar en una ruptura tras un par de años de pacífica convivencia.
Escucho atento, le doy mi punto de vista e intento esbozar algún consejo pero tengo que sincerarme: el pensamiento de fondo que golpeaba a ritmo de tam-tam en mi cerebro era "¡alerta! oportunidad de oro para taladrar a esta jaca". La niña está que cruje y a medida que iba desgranando unos argumentos más o menos coherentes acerca de su crisis sentimental el discurso subyacente era "a ver cómo me las ingenio para follarte por todos los orificios aprovechando esta situación."
Hasta ahí la parte instintiva. Al minuto de partido se impone la cordura y el lema sagrado acerca de la polla y la olla impone su ley: en el trabajo ni de broma con esos asuntos, que no traen más que disgustos. Supongo que esto forma parte de una progresiva degradación moral, de la que por otro lado no me averguenzo ni sorprendo, pero no viene mal darse cuenta de las dos (o más) caras que todos tenemos.