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Yo eso de tirarle la caña a las camareras y más en su puesto de trabajo como que no. No lo haría ni aunque estuviera buenorro y tuviera opción a alquiler de su cuerpo.
Es más, eso de ir a un bar porque la camarera está buena es cosa del pasado. Que coño, ir a un bar propiamente dicho es cosa del pasado si lo puedo evitar.
Hubo un caso de justicia poetica: una camarera que estaba buenísima. Babas extremas, la reina de la noche y hasta propuestas de trabajar en el cine le hicieron.
La tía se creía inmortal e inalterable y se permitía condescendencia y hasta crueldad gratuita con los menos afortunados físicamente y con las que pasaban de 60 kg. A mi nunca me llamo la atención más allá de que estaba buena, pero sí una tía me repele su forma de ser, ni con un palo.
Pues bien, cumple los 26 y de buenas a primeras empieza a engordar.
En un año y medio se pone en 113 kilos y no hay forma de que baje de peso, ya que ella nunca supo lo que es esforzarse por nada y menos por mantener un buen físico.
A los 31 aun la veías buscando trabajo en bares y pubs, donde era sistemáticamente rechazada.
No perdía ocasión de hablar de lo muy buena que había estado y de lo mucho que ella había gustado y conseguido en la vida: noches en hoteles de lujo, cenas caras, viajes a gastos pagados y cosas así.
Estaba convencida de que si adelgazaba volvería a recuperar todo eso, como si el tiempo no pasará para ella.
Le perdí la pista. Ahora debe tener unos 40. A saber donde andará.
Por cierto estaría bien saber como se vive la cosa desde el punto de vista de la camarera. Las propuestas y Baboseos recibidos, etc.
A ver si Tools nos cuenta alguna jugosa anécdota.
Es más, eso de ir a un bar porque la camarera está buena es cosa del pasado. Que coño, ir a un bar propiamente dicho es cosa del pasado si lo puedo evitar.
Hubo un caso de justicia poetica: una camarera que estaba buenísima. Babas extremas, la reina de la noche y hasta propuestas de trabajar en el cine le hicieron.
La tía se creía inmortal e inalterable y se permitía condescendencia y hasta crueldad gratuita con los menos afortunados físicamente y con las que pasaban de 60 kg. A mi nunca me llamo la atención más allá de que estaba buena, pero sí una tía me repele su forma de ser, ni con un palo.
Pues bien, cumple los 26 y de buenas a primeras empieza a engordar.
En un año y medio se pone en 113 kilos y no hay forma de que baje de peso, ya que ella nunca supo lo que es esforzarse por nada y menos por mantener un buen físico.
A los 31 aun la veías buscando trabajo en bares y pubs, donde era sistemáticamente rechazada.
No perdía ocasión de hablar de lo muy buena que había estado y de lo mucho que ella había gustado y conseguido en la vida: noches en hoteles de lujo, cenas caras, viajes a gastos pagados y cosas así.
Estaba convencida de que si adelgazaba volvería a recuperar todo eso, como si el tiempo no pasará para ella.
Le perdí la pista. Ahora debe tener unos 40. A saber donde andará.
Por cierto estaría bien saber como se vive la cosa desde el punto de vista de la camarera. Las propuestas y Baboseos recibidos, etc.
A ver si Tools nos cuenta alguna jugosa anécdota.
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