Había una que se llamaba "Truhanes" donde Francisco Rabal ayudaba a Arturo Fernandez (joder, joder, chatín, que te caneo, las croquetas de la Toñi) en la cárcel (a que no le encularan en las duchas y esas cosas) y luego el otro le tenía que ayudar a sobrevivir fuera de ella.
Estaba curiosa.