Que debería saber antes de ir a España para evitar terminar en la puta cárcel?

Pero te digo un cosa, venir a Madrid y no quedar con Turbo estaría muy mal visto.

Luego podéis hacer tratos de culo.
 
¿Aparte de Madrid a donde más piensas ir a mear? Dos meses dan para visitar mucho.o
Dijo que iba a ir a Terelandia a ligar.
No troleo, ni más ni menos que a la muy noble y muy ultracatólica Tereland, a ver si puede ligarse una Teresita, LOL

K#rmiados del Adaja.
 
¿Con qué se puede follar aparte de con cuca? No hace falta que contestes, haznos el favor a todes :lol:L
Qué hablas de follarrrrr?
La cuca es pa meterla en boca y captar sus infinitos aromas y matices.
La mía es envejecida en barrica y en vaqueros de los noventa.
Tiene un gusto retronasal a mierda pura, pero salada en el paladar.
Jejeje, follar dice, con la cuca.
Usar algo tan sagrado para tan vil acto.
 
Qué hablas de follarrrrr?
La cuca es pa meterla en boca y captar sus infinitos aromas y matices.
La mía es envejecida en barrica y en vaqueros de los noventa.
Tiene un gusto retronasal a mierda pura, pero salada en el paladar.
Jejeje, follar dice, con la cuca.
Usar algo tan sagrado para tan vil acto.
Yo a los señores mayores, como tú, no los contradigo.

El otro día estaba tomando mi café de funcionario (solo del tiempo, que ya desayuno en casa), y una chica de la mesa de al lado, al ver a un señor mayor del poble, con bastón, le preguntó adónde iba, y éste dijo que al Juzgado. Me levanté enérgicamente, cual Super López, y le dije que yo lo acompañaba. Hacía veintimuchos grados, llevaba pantalones de pana y unas espardeñas llenas de mierda; no olía a meados.

- Pérez: ¿Así que va usted al Juzgado? Venga conmigo, vamos juntos y se agarra a mi brazo izquierdo.
- Anciano: Estoy medio ciego y sólo veo la mitad; con el bastón voy señalando las paredes de la derecha.
- Pérez: ¿Puedo saber qué quiere hacer en el Juzgado? Yo se lo hago.
- Anciano: Mi mujer, que me maltrata y me llama cabrón. Y yo le digo que si yo fuera un cabrón, ella sería una puta. Quiero un certificado de matrimonio para divorciarme.
- Pérez: Hombre, necesita un abogado para eso, tiene que ir a la Ciudad de la Justicia de Valencia.
- Sí, pero quiero un certificado de matrimonio; me enseña uno de febrero. Hay que hacer constar que, para su validez, ha de tener máximo tres meses de antigüedad.

En veinte minutos, él agarrado de mi brazo, le llevo al Juzgado a paso de tortuga y le saco el certificado correspondiente. Tenía un Parkinson ligero, que le impedía introducir o sacar su DNI de la especie de cartera que llevaba (y tenía al menos dos billetes de cincuenta).

Le dejé afuera, con su nuevo certificado y andando en las tinieblas con su bastón, siempre tentando la pared derecha. Me lo agradeció mucho, pero eso qué cojones importa,

Si hubiera olido a meados, lo habría entendido, porque ya tengo mucha mili. Mis compañeros me dijeron que de vez en cuando se enfadaba con su mujer, e iba al Juzgado a por la certificación de matrimonio, pero que nunca llegaba más allá.
 
Yo a los señores mayores, como tú, no los contradigo.

El otro día estaba tomando mi café de funcionario (solo del tiempo, que ya desayuno en casa), y una chica de la mesa de al lado, al ver a un señor mayor del poble, con bastón, le preguntó adónde iba, y éste dijo que al Juzgado. Me levanté enérgicamente, cual Super López, y le dije que yo lo acompañaba. Hacía veintimuchos grados, llevaba pantalones de pana y unas espardeñas llenas de mierda; no olía a meados.

- Pérez: ¿Así que va usted al Juzgado? Venga conmigo, vamos juntos y se agarra a mi brazo izquierdo.
- Anciano: Estoy medio ciego y sólo veo la mitad; con el bastón voy señalando las paredes de la derecha.
- Pérez: ¿Puedo saber qué quiere hacer en el Juzgado? Yo se lo hago.
- Anciano: Mi mujer, que me maltrata y me llama cabrón. Y yo le digo que si yo fuera un cabrón, ella sería una puta. Quiero un certificado de matrimonio para divorciarme.
- Pérez: Hombre, necesita un abogado para eso, tiene que ir a la Ciudad de la Justicia de Valencia.
- Sí, pero quiero un certificado de matrimonio; me enseña uno de febrero. Hay que hacer constar que, para su validez, ha de tener máximo tres meses de antigüedad.

En veinte minutos, él agarrado de mi brazo, le llevo al Juzgado a paso de tortuga y le saco el certificado correspondiente. Tenía un Parkinson ligero, que le impedía introducir o sacar su DNI de la especie de cartera que llevaba (y tenía al menos dos billetes de cincuenta).

Le dejé afuera, con su nuevo certificado y andando en las tinieblas con su bastón, siempre tentando la pared derecha. Me lo agradeció mucho, pero eso qué cojones importa,

Si hubiera olido a meados, lo habría entendido, porque ya tengo mucha mili. Mis compañeros me dijeron que de vez en cuando se enfadaba con su mujer, e iba al Juzgado a por la certificación de matrimonio, pero que nunca llegaba más allá.
Me has recordado a él.
 
Yo a los señores mayores, como tú, no los contradigo.

El otro día estaba tomando mi café de funcionario (solo del tiempo, que ya desayuno en casa), y una chica de la mesa de al lado, al ver a un señor mayor del poble, con bastón, le preguntó adónde iba, y éste dijo que al Juzgado. Me levanté enérgicamente, cual Super López, y le dije que yo lo acompañaba. Hacía veintimuchos grados, llevaba pantalones de pana y unas espardeñas llenas de mierda; no olía a meados.

- Pérez: ¿Así que va usted al Juzgado? Venga conmigo, vamos juntos y se agarra a mi brazo izquierdo.
- Anciano: Estoy medio ciego y sólo veo la mitad; con el bastón voy señalando las paredes de la derecha.
- Pérez: ¿Puedo saber qué quiere hacer en el Juzgado? Yo se lo hago.
- Anciano: Mi mujer, que me maltrata y me llama cabrón. Y yo le digo que si yo fuera un cabrón, ella sería una puta. Quiero un certificado de matrimonio para divorciarme.
- Pérez: Hombre, necesita un abogado para eso, tiene que ir a la Ciudad de la Justicia de Valencia.
- Sí, pero quiero un certificado de matrimonio; me enseña uno de febrero. Hay que hacer constar que, para su validez, ha de tener máximo tres meses de antigüedad.

En veinte minutos, él agarrado de mi brazo, le llevo al Juzgado a paso de tortuga y le saco el certificado correspondiente. Tenía un Parkinson ligero, que le impedía introducir o sacar su DNI de la especie de cartera que llevaba (y tenía al menos dos billetes de cincuenta).

Le dejé afuera, con su nuevo certificado y andando en las tinieblas con su bastón, siempre tentando la pared derecha. Me lo agradeció mucho, pero eso qué cojones importa,

Si hubiera olido a meados, lo habría entendido, porque ya tengo mucha mili. Mis compañeros me dijeron que de vez en cuando se enfadaba con su mujer, e iba al Juzgado a por la certificación de matrimonio, pero que nunca llegaba más allá.

Y la cuca sin chupar.
 
Aquí en mi país me suelen gustar los coñitos muy tiernos de 16-22 años

La edad de consentimiento sexual aquí es de 16 pero no sé en España, podría tener problemas por buscar chicas de esas edades? Quizás sea mejor subir el rango a 18-22?

Y que otras cosas debería evitar? Que hay de hablarle a chicas en la calle o hacer propuestas indecentes por WhatsApp o algo así ?
¿Tú que papel crees que tendrías en el talego; de matón o de putita de los demás presos?
 
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