CARTAS, EN PELIGRO DE EXTINCIÓN

ruben_clv

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5 Sep 2005
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'Hoy, no nos queda más remedio que escribirnos cartas. Todas las demás formas de comunicación se han cortado".

Carlos Fuentes


¿Existe un medio de comunicación más trascendente que las cartas? El género epistolar ha sido desde siempre el refugio de grandes artistas y pensadores, un medio que no conoce de inmediatez o entretenimiento, una "conversación" pura entre dos seres. Uno escribe cartas de amor, de despedida, para confesar o perdonar; uno escribe cartas porque sabe que la palabra que nace en el espíritu y muere en el papel por nuestra mano tiene más poder que ninguna.

No sé cuántos de vosotros habréis escrito una carta alguna vez, yo hace años que no lo hago. Hasta los 21 años me escribía cartas con una chica que nunca conocí ni conoceré. Recuerdo que en una de sus últimas cartas me comentaba que su hermano tenía un teléfono móvil -"Esto matará a aquello", que diría Frollo- poco tiempo después dejamos de escribir.

Hace un par de días leía que el 85% de los menores de 20 años nunca ha escrito una carta en su vida. Yo no tengo palabras para haceros ver qué sentí al leer algo así.

Podéis hablar aquí de vuestras experiencias personales, dar vuestra opinión, pero también me gustaría que hablásemos de cartas que han pasado a la historia por motivos evidentes, cartas como éstas:


Carta enviada por los últimos alemanes de Stalingrado (1943)

"No sé si podré dirigirme a ti una vez más. Es necesario que esta carta llegue a tus manos y que lo sepas de una vez en caso alguna vez yo vuelva. He perdido las manos a comienzos de diciembre. En la mano izquierda me falta el dedo meñique, pero lo peor es que en la derecha se me han congelado los tres dedos del medio. Puedo coger el vaso con el pulgar y el meñique. Pero me encuentro más bien inútil, cuando a uno le faltan los dedos es cuando comprende para qué sirven incluso las cosas pequeñas. Kurt Hahnke (me parece que lo conoces desde que ibas al colegio en 1937), hace ocho días, en una pequeña calle ha tocado en el piano La Apasionada. No sucede esto todos los días: el piano estaba en la calle. Cada vez que pasaba un soldado tocaba un poco... ¿En qué parte del mundo se encuentran pianos por las calles?".


Carta de Franz Kafka a Milena

"¿De dónde habrá surgido la idea de que las personas pueden comunicarse mediante cartas? Uno puede pensar en una persona distante y puede tocar a una persona cercana; todo lo demás queda más allá de las fuerzas humanas. Escribir cartas, sin embargo, significa desnudarse ante los fantasmas, que las esperan con avidez. Los besos por escrito no llegan a su destino, se los beben por el camino los fantasmas. Con este abundante alimento se multiplican en forma desmesurada. La humanidad lo percibe y lucha por evitarlo. Y para eliminar en lo posible lo fantasmal entre las personas y lograr una comunicación natural, para recuperar la paz de las almas, ha inventado el ferrocarril, el automóvil, el aeroplano. Pero ya es tarde: son evidentemente inventos hechos en el momento del desastre. El bando opuesto es tanto más calmo y poderoso; después del correo inventó el telégrafo, el teléfono, la radio. Los fantasmas no se morirán de hambre, y nosotros, en cambio, pereceremos. "

Kafka de nuevo, despidiéndose

¿Pienso que debo firmar "tuyo" ? No, nada podría ser más falso. No, yo seré siempre esclavo de mí mismo, eso es lo que soy, y debo tratar de vivir con eso.


De Kafka y sus cartas hablaré más en el futuro.


Carta de un soldado a su esposa en la Guerra de Vietnam

Querida Marilyn:

Antes de empezar esta carta quiero que me prometas olvidarla cuando la hayas leído, es que necesito hablar con alguien. Es posible que escribiendo sobre ello pueda comprenderlo un poco mejor.

Sé que no debería descargar en ti mis problemas, porque bien sabe Dios que no podrás darme una respuesta. Apuesto a que nadie en el mundo la tiene.

Me expresaré de acuerdo con mi temperamento, muy directamente, y me limitaré a los hechos.

Ayer maté a una niña de 8 ó 9 años, con la carita más dulce e inocente que nunca hayas visto con una granada repugnante en la mano.

Cuando yo y seis más íbamos en marcha, apareció ella para lanzarnos la granada. Siempre aparece la vieja alternativa de: "o ella o nosotros", pero ¿qué derecho tenía yo por todos los demonios para matar a una niña? Todo lo que puedo hacer es pedirle a Dios que me perdone, porque yo mismo no me puedo perdonar.

Parece tan absurda a veces esta maldita guerra. Puedo matar a un hombre y no sentir preocupación alguna, pero ¿matar a una niña que ni siquiera ha aprendido a distinguir entre el bien del mal? No hay hombre que tenga ese derecho, o ese deber, o como quieras llamarlo.

No tardaré mucho en largarme de aquí, pero hasta el último día de mi vida seguiré siendo incapaz de justificar esto. Realmente me pregunto qué especie de hombre, o mejor de animal, he resultado ser. Sé que Dios me perdonará, pero el caso es que yo he de vivir esta culpa conmigo.

Supongo que ésta no es la carta que esperabas de un sargento curtido y experimentado, pero hasta nosotros tenemos sentimientos. Por favor, no me malinterpretes: ahora mismo me siento amargado, dolido, y tan insoportablemente confundido que ya no se que pensar. Tú solamente acompáñame, y un día de estos volveré a ser yo mismo; por lo menos eso espero.

Una de las cosas en que siempre he creído eran los niños. Me encantan todos los niños. Pero, ¿cómo podré volver a decirlo?.

Creo que ya te he hablado mucho por ahora. Gracias por escucharme.

Dusty.


Dejo el hilo abierto, iré añadiendo más comentarios en el futuro y espero hacer un monográfico sobre Kafka no muy tarde. Ahora, leed y participad.
 
Escribí mi última carta en mayo de 2005. Era una despedida. La verdad, no creo que vuelva a escribir una.

En cualquier caso, no me dan ninguna pena. Además de que durante algunos años use el correo electrónico a la manera de las cartas, meditando las palabras y desarrollando los conceptos. Y no me pareció nada mal. Cierto es que tienen el inconveniente de la inmediatez con que se reciben lo que hace imposible mantener una relación epistolar a distancia porque habría que estar escribiendo uno al día.
 
Las cartas llevan una esencia que el correo electrónico no puede ni arrimarse. Táctil, visual y olfativa -no me refiero sólo a perfumes, el olor del papel viejo es casi de los más bonitos que hay-

Hace mucho que no escribo cartas y más hace que no recibo -música de violines-
 
Weiz rebuznó:
Las cartas llevan una esencia que el correo electrónico no puede ni arrimarse. Táctil, visual y olfativa -no me refiero sólo a perfumes, el olor del papel viejo es casi de los más bonitos que hay-

Ya, pero por otro lado el correo electrónico permitía (permite) hacer cosas que yo normalmente no hacía en las cartas:

* Formateos especiales del texto. Y no me refiero a negritas, cursivas y letras más grandes o más chicas porque yo siempre escribía el correo en texto plano.
* Citas del texto al que se respondía.
* Ascii art, que en su tiempo llegué a cultivar con cierta pericia.

Mis correos electrónicos solían gustar mucho y hasta cortejé más de una vez con ellos.
 
Es usted un don juan, señor CaCO3.

Yo nunca he sabido cortejar, ni por carta ni por correo electrónico, pero me quedo con el papel y la tinta, el placer de hacer dibujos a mano en los márgenes quizá, el rito de doblar los folios (no en cuatro partes, con dos dobleces transversales, sino en tres, con dos dobleces paralelas), el paseo hasta el estanco para comprar los sobres (también alargados), el cabreo por no encontrar un buzón cercano, la espera hasta recibir una respuesta (a veces nunca se recibía, sniff).

Hace mucho, años, que no escribo cartas. Quizá debería volver a hacerlo.
 
Pancete rebuznó:
Es usted un don juan, señor CaCO3.

He dicho que cortejaba, no que tuviese premio.

En realidad, soy un inútil, porque jamás paso de pegar la hebra; de hecho, si fuese yo un don Juan, no creo que nadie jamás le hubiesen dedicado ninguna obra literaria. :?
 
Es de justicia agradecer a Ruben el hecho de abrir tan atinado hilo.Un hilo,que en mi caso,sirve para destapar esa inmensa caja de Pandora, en la que a veces se convierte nuestro pasado.Deciros que escribí cartas, como casi todo el mundo, con poco éxito todo hay que decirlo.Hace muchos años que no envío ni recibo ninguna.Pero para mi era todo un ritual,solía leerlas durante el día varias veces,para contestarlas por la noche,siempre por la noche.El hecho de vivir en un pueblor pequeño donde el cartero siempre llegaba sobre las 14:00 y silbando casí siempre una ranchera,le daba a la espera un aire especial y si había premio o sea carta todavía mas.
 
Sigan por favor. Algunos ejemplos más, cartas de amor:



Carta de Franz Liszt a la condesa D'agoult

Marie! Marie!

Oh, dejame repetir ese nombre cien veces, mil veces. Por tres días ha vivido en mi interior, oprimiéndome y quemándome... Eternidad en tus brazos... Cielo, infierno, todo, todo en tí y de nuevo en tí... Oh, déjame loco, insano... La común, prudente estrecha realidad, ya no es suficiente por más tiempo, debemos vivir con toda nuestra vivencia, amor, y toda nuestra congoja! ¿Me crees capaz o no, de sacrificio, de virtud, de moderación, de religiosidad? Esto es para vivirlo!!! El día en que puedas decirme con toda tu alma, con todo tu corazón, toda tu mente: "Franz, permitámonos borrar olvidar, olvidar para siempre, cada cosa incompleta, penosa, y acongojante en el pasado; permitámonos ser todo para el otro, porque ahora te entiendo y perdono tanto cuanto te amo" ese día, y puede ser pronto, volaremos lejos del mundo, y viviremos, amaremos y moriremos el uno por el otro solamente.


Al bueno de Franz se le daban bien los dulces...


Carta de Marcel Proust a Madame Straus

Jueves, luego de dejarte


Madame:

Yo amo a las mujeres misteriosas, desde que tú eres una...

Sencilla y genial.

Carta de Federico Chopin a Delfina Potocka, fragmento

Fidelina, mi única, única amada:

Te aburriré de nuevo con mis reflexiones sobre inspiración y creatividad, pero como te habrás dado cuenta, estas reflexiones están directamente ligadas a tí.
He reflexionado largamente sobre la inspiración y la creatividad, y lenta, lentamente descubrí la naturaleza esencial de estos dones.
La inspiración y la creatividad vienen a mí sólo cuando me abstengo de una mujer por un largo período.
Cuando, con pasión, he vaciado mi fluído en una mujer hasta secarme, la inspiración me rehuye y las ideas no avanzan en mi mente. ¡Considera cuán extraño y maravilloso es que las mismas energías que van a fertilizar a una mujer y crear un ser humano puedan destinarse a crear una obra de arte! Y aún un hombre gasta el precioso fluído de la vida por un momento de éxtasis [...]


Una evidencia en toda regla.


Mañana más.
 
Yo he escrito pocas cartas en mi vida, y alguna sí que he recibido.

Recuerdo cuando niño que recibía cartas en cadena, de las que vaticinaban grandes catástrofes si cortabas dicha cadena. Por alguna razón tuve durante mucho tiempo la sensación que eso fue el motivo de ciertas cosas, ya se que es pueril, pero a veces no encuentro mejor explicación.

Sin embargo, la única carta que debí terminar, la única que debí echar al correo, aún no la he terminado. Y ya no tiene sentido. Nunca la echaré, sigue, al fondo del cajón, el borrador sin terminar. La he escrito mil veces en mi cabeza, pero no la he terminado en el papel.

La última carta que escribí fue con la intención de avivar un amor que se me moría entre las manos. No funcionó. Le duró la emoción dos días. Nada más. Por supuesto, la carta que nunca terminaré, también iba para ella.

Todas las cartas de amor son
ridículas.
No serían cartas de amor si no fuesen
ridículas.

También escribí en mi tiempo cartas de amor,
como las demás,
ridículas.

Las cartas de amor, si hay amor,
tienen que ser
ridículas.

Pero, al fin y al cabo,
sólo las criaturas que nunca escribieron cartas de amor
sí que son
ridículas.

Quién me diera en el tiempo en que escribía
sin darme cuenta
cartas de amor
ridículas.

La verdad es que hoy mis recuerdos
de esas cartas de amor
sí que son
ridículos.

(Todas las palabras esdrújulas,
como los sentimientos esdrújulos,
son naturalmente
ridículas).
 
Mítica la carta del mismo Groucho Marx a la Warner con motivo de una advertencia acerca de que no podían emplear el nombre "Casablanca" en la película "Una noche en Casablanca", ya que infringía la ley de propiedad intelectual.


Groucho rebuznó:
Aparentemente hay más de una forma de conquistar una ciudad y tomarla como parte de tus propiedades. Por ejemplo, la primera vez que nosotros nos pusimos a hacer esta película, no teníamos ni idea de que Casablanca perteneciera a los hermanos Warner.

Sin embargo, solo pasaron muy pocos días desde que anunciamos que íbamos a hacer la película hasta que nos llegó una larga, compleja y amenazante carta legal, avisándonos de que no debíamos usar el nombre Casablanca.

Parece ser que en 1471, Ferdinand Balboa Warner, el tatarabuelo de Harry y Jack, mientras buscaba una ferretería en la ciudad de Burbank, había llegado hasta las costas de Africa y blandiendo un increíble bolígrafo (esta parte luego había quedado ocultada por la historia) le había dado al lugar el nombre de Casablanca.

Simplemente, no puedo entender vuestra actitud, porque aunque repusieran vuestra película, creo que el público medio podrá distinguir entre Ingrid Bergman y Harpo. No tengo claro si yo podría hacerlo también, pero estaría dispuesto, por supuesto, a intentarlo con "todas mis fuerzas". Proclamáis que poseéis el nombre Casablanca y que nadie más lo puede usar sin vuestro permiso, ¿qué pasa con Warner Brothers? ¿También os pertenece eso? Probablemente tengáis derecho a usar el nombre Warner. Pero nunca la parte Brothers, profesionalmente, nosotros éramos Brothers (hermanos) mucho antes que vosotros.
Incluso antes que nosotros, ha habido otros Brothers: los hermanos Smith, los hermanos Karamazov, Los hermanos Dan… (...)

El más joven de los hermanos Warner se llama Jack, ¿también reclama la propiedad de este nombre? Porque no es un nombre muy original -se usaba incluso antes de que el naciera.

Por otro lado, se me ocurren un par de Jacks -sin contar Jack el del cuento de las judías, y Jack el destripador, que ya en sus tiempos fue bastante famoso.

Y para Harry, sin pensarlo mucho puedo pensar en dos Harrys que le precedieron: Harry Lighthouse que tuvo una fama revolucionaria, y Harry Appelbaun, que vivió en la 93, esquina Lexington.

Y no quiero entrar en duras discusiones, porque muchos de mis mejores amigos son Warner Brothers. Intuyo que todo es un error del horrible y triste departamento legal de la empresa. Controlado por alguno de esos tipos con problemas en la escuela, lleno de necesidad de fama y admiración, y demasiado ambicioso para seguir las leyes naturales de la promoción.

En fin, sea quien sea, no lo conseguirá. ¡Lucharemos hasta el final!, ¡hasta la Corte Suprema!

Ninguna estupidez de este modelo va a causar peleas entre los Warners y los Marx, y la sangre no llegará al río. Porque todos somos hermanos bajo nuestra piel y seguiremos siendo amigos después de que pase por la bobina el último rollo de "Una noche en Casablanca".

Groucho Marx.

Yo guardo muchas de las cartas que escribí y que jamás envié y todas las que me enviaron. Con el tiempo adquieren el valor que no tuvieron en su momento.
 
ilovegintonic rebuznó:
Recuerdo cuando niño que recibía cartas en cadena, de las que vaticinaban grandes catástrofes si cortabas dicha cadena. Por alguna razón tuve durante mucho tiempo la sensación que eso fue el motivo de ciertas cosas, ya se que es pueril, pero a veces no encuentro mejor explicación.

...las Cartas en cadena que se hicieron circular en la época de Julio César, bajo la firma de un ''Consejo de los veinte", integrado por personas prominentes, con su lema ''Muerte a César, por nuestra patria y nuestros dioses", mensajes que cada receptor debería enviar en el mayor secreto a otros cinco ciudadanos...

Una vez leído esto esa tontería de las cartas en cadena cobra una nueva dimensión, ¿verdad?
 
18 de abril, 1873. Frederich Nietzsche a Richar Wagner:

Código:
Respetado maestro: continuamente me asalta el recuerdo de los días de Bayreuth, y las numerosas ensañanzas y experiencias vividas en tan corto espacio de tiempo me abruman cada vez más. Comprendo perfectamente que no se mostrará muy satisfecho con mi estancia, pero esto ya no tiene remedio. Reconozco que yo me doy cuenta de las cosas demasiado tarde; ahora recordando el pasado, surgen sensaciones y pensamientos nuevos que deseo grabar a fuego en mi memoria. Sé muy bien, queridisimo maestro, que una visita como la mía no debe de resultarle muy agradable que digamos, e incluso sería insoportable en algunos momentos. Con frecuencia me decía a mí mismo que era libre e independiente, al menos en apariencia, pero en vano. En fin, le ruego me considere uno de sus discípulos que espera con la pluma en la mano y el  cuaderno ante sí... He de reconocerlo: cada día que pasa aumenta mi melancolia al darma perfecta cuenta de cuánto me agradaría ayudarle de alguna manera, poder serle útil en algo, pero soy completamente incapaz de ello, y si nisiquiera puedo aportar mi granito de arena para que usted se distraiga y alegre

caco3 escribió:

Ya, pero por otro lado el correo electrónico permitía (permite) hacer cosas que yo normalmente no hacía en las cartas:

Pienso que es bastante probable que nunca hayas recibido una carta de una persona que mínimamente te importe.
 
Recuerdo que en los apuntes que nos dió mi profesor de Filosofía en COU sobre Nietzsche se podía leer este fragmento en la primera página:

"Esta Egandina es el lugar de nacimiento de mi 'Zaratustra'. Acabo de encontrar el primero bosquejo de los pensamientos con los que se juega en él; abajo está escrito 'Comienzos de agosto de 1881 en Sils-Maria, 6000 pies sobre el mar y más alto sobre las cosas humanas." Friedrich Nietzsche, carta a Köselitz del 3 de septiembre de 1883.

Sabía cómo motivarnos el cabrito...
 
Mi vida,
Ni tú ni yo jamás podremos comprender como ocurrió aquello. Tu mirada, aquella en que me veía reflejado, arrebató de mi alma toda la fuerza vital con que yo, joven e inexperto, iba a comerme el mundo ¡Cuántos proyectos abandonados!, ¡cuántas esperanzas anegadas! Pero todo mereció la pena por esos ojos verdes, cuyo misterio termino por conducirme a mi propia destrucción.
Ahora ya nada puede hacerse, el sufrimiento ha invadido cada recoveco de mi ser, y la felicidad ha huido de mis anhelos como la golondrina huye del acechante invierno.
¡No!, ¡no!... Tus palabras no podrán hacerme cambiar de voluntad. La vida ha concluido para mí.
Muero siendo la persona más infortunada del mundo, más es posible que jamás haya existido un ser que haya amado tanto a otro como yo te amé a ti.
Siempre seré tuyo eternamente, hasta el fin de los tiempos.
Adiós, adiós…
 
¡Werther! Maravillosos todos los ojos que te leen.

Código:
A tu país llegué como quien cae a una luna de piedra, hallando en todas partes águilas del erial, secas espinas, pero tu voz allí, marinero, esperaba para darme la bienvenida y la fragancia del alhelí , la miel de los frutos marinos. Y tu poesía estaba en la mesa, desnuda

Pablo Neruda a Rafael Alberti.
 
Carta de Groucho a Hy Gardner . 26 octubre 1953

Querido hy:

Quisiera poderle escribir esas 7 u 800 palabras que me ha pedido, pero sólo conozco 600. Luego hay también otras razones.

En primer lugar, he sufrido una época de frustración con mi aguacate. Lo planté con la firme esperanza de que algún día estaría completamente cargado de frutos. Pues bien, han transcurrido 5 años y en todo este tiempo ni un solo aguacate a colgado de sus ramas. Con profunda desesperación fui a un vivero y le expliqué la situación al jardinero. cuando acabé el relato me miró con mayor desprecio todavía que el habitual y dijo: "Sr. Marx, ¿no sabes usted que los aguacates se aparean y que si quiere tener frutos debe tener uno macho y otro hembra?" Bueno Hy, podrían haberme derribado con un melón de agua. Sé que las estrellas de cine tienen que hacer algo así para dar frutos, pero no tenía la menor idea de que el aguacate macho necesitara al aguacate hembra tan imperiosamente como Lana necesita a Lex, Frankie necesita a Ava y Abbot necesita a Costello. Pensándolo mejor, quite a Abbot y Costello. La naturaleza no actúa así.

Bien, para abreviar más esta breve epopeya, compré la segunda planta y ahora tengo los dos sexos en el traspatio. han estado juntos poco tiempo y supongo que es demasiado pronto para saberlo, pero hasta ahora debo decir que no he advertido ninguna diferencia. Lo que me intriga es que nunca se miran el uno al otro. Están simplemente ahí, con la mirada perdida, severa y distante, sin mover nunca una hoja, sin hacer crujir nunca siquiera una ramita. Quién sabe, quizá se muestran precavidos cuando estoy por allí. Alguna noche cuando la luna esté llena y el abajo firmante también, me deslizaré hasta allí, me plantaré entre los arbustos y permaneceré allí hasta descubrir definitivamente si alguna vez voy a tener aguacates.

Saludos,
Groucho

Las Cartas de Groucho, Anagrama
 
De las cartas aquellas siempre queda el papel, la sensación de turbación al ver un sobre con tu nombre, el sonido del papel al rasgarse y el tacto y olor de la persona que se molestó en buscar un sobre de color, un papel bonito y la llevó hasta el correo a ponerle un sello de urgente. Quería que llegase rápidamente para que la esencia no se perdiese... Casi era más importante el ritual que la escritura, valía más la tinta y el esfuerzo puesto en ella que la idea en si.

Ahora tenemos el email, la forma más rápida y efectiva de llegar a los demás, un reenviar a tiempo hace que los destinatarios sepan de tu recuerdo, permite la relación estrecha en la distancia y no necesita apenas esfuerzo. Pero además tenemos desde hace 10 años los blogs, ventanas al mundo y balcones desde donde gritar soledades, hemos conseguido algo importantísimo: decir cosas a nadie o a todos al mismo tiempo. Podemos pensar que el destinatario de la carta se elige a si mismo.
 
Para los que vivimos en pueblos pequeños, tiene especial importancia la figura del cartero,el portador del mensaje .El de mi pueblo tiene un cuidadoso ritual.LLega al bar,bueno mas que bar es una taberna, la única que hay en el pueblo.Va directamente a la cocina,sale con una pequeña jarra de vino blanco,siempre blanco y un pincho.Se sienta en una mesa vacia su vieja bolsa de cuero llena de cartas encima del mantel, se coloca las gafas y empieza a clasificar el correo allí mismo,entre traguitos de vino y bocados de empanada,con calma pausadamente.A veces le miro y siento una sana envidia,cuando tenga su edad me gustaría vivir así, por lo menos una temporada.
 
Yo creo que todos los hombres hemos soñado alguna vez con ser carteros y/o recepcionistas de Hotel, traficantes de secretos. Eso que comentas sobre el cartero de tu pueblo es realmente bonito, una escena de otro tiempo, sin duda.

Cabe decir que durante un espacio de tiempo más o menos prolongado en la historia del hombre la figura del mensajero y el mensaje se confundían, es normal que los carteros, como herederos de aquellos mensajeros, despierten determinados sentimientos atávicos en nosotros (sobre todo de niños). Lástima que hoy día sólo los bancos y otros ladrones por el estilo recuerden para qué sirve un buzón; de traficantes de secretos a mercaderes de vergüenzas.
 
ruben_vlc rebuznó:
Yo creo que todos los hombres hemos soñado alguna vez con ser carteros y/o recepcionistas de Hotel, traficantes de secretos. Eso que comentas sobre el cartero de tu pueblo es realmente bonito, una escena de otro tiempo, sin duda.

Éso no es melancolía, es violación de la intimidad y marujero a franja de sobremesa
 
No hace tanto, Weiz, los carteros tenían que leer las cartas de algunas personas analfabetas sin que su contenido importara. Muertes, despedidas, buenas nuevas y todo tipo de mensajes se han transmitido de esta forma. El Tomate llegó más tarde.
 
Hacerlo o no hacerlo es secundario, lo importante es cómo y para qué se haga.

Y el tomate llegó a España en el siglo 16.


















:oops: Moría o hacía la coña. Edito para decir que no has entendido a qué me refería pero creo que en la primera línea lo dejo más o menos claro.
 
La historia de ese cartero me ha complacido enormemente, me ha encantado, me parece una imagen absolutamente hermosa. Un trozo del pasado hoy, el sosiego de la rutina, la tranquilidad, el amor a la costumbre, me ha llegado hasta aquí el olor del cuero, el sabor del vino, el sonido de la taberna; es, desde luego, lo mejor que he leído hoy.

Weiz, anda, cariño, no embarres esa imagen, porfa. Que no todos los días uno asiste a estas contemplaciones. Buapa.
 
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