Mi modesta aportación a este tema, que me complace decir que es de mi sumo agrado (soy un humilde coleccionista de botellas, de las cuales tengo más de un centenar -tampoco me lo tomo muy a pecho-), es breve.
En primer lugar:
Una cerveza muy especial para mi pequeña colección y que me trae recuerdos de un día de verano en Calella de Palafrugell, en la costa Brava de Girona. Es una "Sant Jordi", por lo que tengo entendido ahora completamente extinguida, que se fabricaba en Palafrugell i se distribuía únicamente por los pueblos de la zona. La verdad es que no era para tirar cohetes, pero tenía un gusto peculiar y, como decía Hnpyc, era la cerveza adecuada a ese momento. Me llevé la última que quedava en el bar donde la compré.
Luego, por otro lado:
1) una buena, buena: Samichlaus Bier, de 14º es la lager más fuerte del mundo. Como ya apuntó el Sr. Ruso, de un cuerpo y un gusto excepcional. También hay que decir que supone un pelotazo considerable para el organismo.
2) una común con la que comparto gran parte de mi tiempo de fiesta: nuesta querida y compatriota Voll-Damm, a mi entender la mejor cerveza que se hace en Catalunya y en el resto del Estado. Con una consistencia bastante bien lograda es un producto casi redondo. Quizá decir que, incluso más que otras marcas, pierdre muchísimo cuando se calienta un poco y se convierte en algo casi vomitivo. También va bien para coger un globo con los amigos en cualquier tasca común.
3) una algo exótica: la Barbar, cerveza con miel, de 8º. De la mano de los belgas nos llega esta especial combinación, para algunos bazofia y para otros -como es el caso- un gusto curioso que, si no se toma a menudo, deja un buen sabor de boca. He puesto como exótica esta porque me trae buenos recuerdos y porque de exóticas tengo muchas pero la mayoría son bastante malas como cerveza (Hatuey o La Matancera de Cuba, Asahi japonesa, la Cobra de India, la Lapin Kulta lapona, una jamaicana cuyo nombre no recuerdo que viene en pote de jarabe...).
4) una buena elección: mi siempre amada Judas, en su punto justo entre una cerveza consistente, fuerte, pero que se puede tomar tranquilamente en una tarde delante del ordenador. ¡Qué alegría cuando mi padre llegó con un cargamento entero del supermercado! Eso quizá la desvirtúa, porque la convierte en algo bastante común, pero para mí no pierde su encanto. Y el formato, como alguien dijo antes, es casi inmejorable.
Podría haber puesto muchas más, pero la verdad es que las tengo llenas de polvo en varios estantes, en filas de tres, y me da pereza empezar a rebuscar. Como buenas y muy recomendables añado a las dichas la Orval, la Kwak -el toque del peculiar formato en vaso de base redonda es algo que le da mucho carácter-; la Delirium Nocturnum, a mi entender una cerveza fuerte que puede acabar por hacerse pesada, y otras muchos que ni mi cerebro ni mi hígado son capaces ya de recordar.
Espero los comentarios del Sr. Soviético a mi contribución al hilo cervecero. Un saludo.