Presumiría, como suelo hacer casi siempre, de mi ascendencia europea, pero ya he demostrado muchísimas veces que no me hace falta hacerlo para haceros tragar mierda como coprófagos. Entiendo que os resulta jodido vivir en la incertidumbre de no saber si vuestro tatarabuelo se llamaba Ahmed Al-Banshur, pero no la toméis conmigo, que yo y mi sangre pura no tenemos la culpa.