Con ese afán de imponer desde fuera un modelo para la industria cultural se dicen muchas cosas por pura ignorancia. El mantra "que trabajen de verdad, que den conciertos" significa desconocer completamente cuál es la situación de las salas de conciertos en España (penosa, y cada vez peor), quién se lleva el dinero con ese modelo y cuántas nuevas bandas van a poder vivir de él. Eso por no hablar de la transposición a otros sectores, como el del cine que ve cómo se cierran salas todos los años, o el del libro. Es sencillamente imposible.
Y es que el debate al final siempre desemboca en la negación del derecho de la propiedad intelectual, que es donde todos estos apóstoles acaban, sin duda desconociendo que está reconocido en la Constitución de los EEUU, y que es una idea íntimamente ligada a la Ilustración y a la Revolución Francesa (Madison, Kant o Fichte lo defendieron). Ese derecho ha permitido profesionalizar la cultura y mejorar la calidad del mundo de las ideas, y es lo que ahora pretenden eliminar, basándose en una pretendida revolución tecnológica. Eso sería lo mismo que decir que el advenimiento de internet imposibilita el derecho a la privacidad, por ejemplo, y en base a ello pasarse ese derecho por el forro de los cohones, como de hecho ya se hace.
El debate es por tanto si el sector cultural tiene derecho a disponer de sus propios productos y venderlos como le de la gana, a 10 euros el CD, a un centavo la canción, gratis o como le salga de los cohones, y si no te gusta, no te lo compras. Es por lo tanto una cuestión de civismo y de respeto a los derechos de los demás.
Por eso España está tan atrasada en este tema, al nivel de China o de otros países tercemundistas. Es curioso ver que los mismos que se quejan del escaso civismo español son los que más gritan por poder seguir bajándoselo todo gratis. Es cierto que aquí sería imposible lo que pasa en el metro de Berlín, por ejemplo, donde no hay tornos y sin embargo los únicos que se colan son los turistas españoles. De hecho, en Alemania, pese a que todavía no había una ley p2p, me miraban mal cuando les hablaba de la mula a universitarios alemanes.
Por eso los países con una industria cultural fuerte a la que proteger, y a la que tradicionalmente han protegido, como Francia, UK o Suecia, tienen ya legislaciones bastante más duras que la que se ha propuesto en España. Al final esto es una cuestión internacional, con los USA, que son los que más tienen que perder, y los que controlan internet, presionando a sus aliados. Por eso tarde o temprano ese reordenamiento de internet se va a hacer. Así que llenad vuestros discos duros que esto se acaba.