No sabía si escribir esto aquí o en el de la infancia, pero qué infancia, si hace 4 años yo andaba en un hospital abandonado el 1 de noviembre grabando. Y no sabéis lo bonito que fue escuchar la grabación, después, tranquilos en casa, con mucho estrés por si se oía algo.
Pero no oímos nada.
Gracias a Dios.
Yo me hubiera trastornado más.
Y se acerca el 31 y el 1, y los concibo de toda la vida como dos días para eso. Y este año no. Ouja sola no lo veo. Me da pánico, y es una tontería que me de pánico, pero siempre me ha parecido una actividad grupal. Uno puede beberse la razón y fumarse el corazón solo. Pero la ouija, la güija, no. No, sola jamás. Es parte de su encanto, es lo único que no se puede hacer solo. Ni se me ocurre si quiera, bueno, se me ocurre, pero NO. Ni grabar psicofonías, ni nada de eso. Es una pena, pero no.
Y lo voy a echar muchísimo de menos.