Me entristecen las noticias que estáis poniendo. Las que dicen que las pobres gentes vacunadas estáis cayendo poco a poco como putos piojos.
De veras.
Fantaseaba con un gran reset, y también me han arrebatado esta satisfacción. De la misma manera que me quitasteis la libertad para pagar todo el miedo que os apresurasteis a comprar entre codazos ciegos de egoísmo. Supongo que el plan era que simplemente no lleguéis a viejos, o al menos a no muy viejos, y que vayáis sucumbiendo poco a poco mientras todavía sois productivos. Me entristece tener que compartir oxígeno con vosotros tan largo tiempo hasta que haga efecto la eutanasia que solicitasteis y reventéis súbitamente, sin previo aviso, uno a uno. Quemados y consumidos como papel de fumar por el clavo ardiendo al que os agarrasteis como asquerosas caparras.
Esclavos de relojería con fecha de caducidad, tic-tac, tic-tac. Descartables y sustituibles piecitas de un puzzle del que jamás llegasteis, ni llegaréis, a ver la foto de la tapa.
Fantaseaba con una mañana soleada de invierno de las que te abren el pecho con el aire frío y sano de la nieve. Una mañana en la que untarme vicks vaporub debajo de la nariz y montarme a un bulldozer para empujar vuestros cadáveres desnudos, despojados y ultrajados a mi antojo, a una zanja. Verter combustible sobre vosotros y pegaros el fuego purificador de la venganza fría con la txusta de un lancero de cohíba lanzada desde la sonrisa de mi boca sobre el montón de mierda marchita en que vais camino de convertiros.
Fantaseaba despues, con reir y jugar a lanzarnos bolas de nieve manchada de gris de ceniza con un monton de niños blancos y sanos. Olvidando vuestra prescindible existencia.
Pero ya no quedan niños blancos y sanos.
También pagasteis el precio del miedo entregando y envenenando su sangre pura. Ya los hicisteis enfermos y débiles desde la cuna cuando os convencieron de que fueran paridos por los vientres revenidos de una recua de yeguas viejas. Y los sentenciasteis al mismo destino de convertirse en la misma carroña de mierda que vosotros, cuando renunciasteis como exterminables cobardes hijos de perra al último y principal reducto de soberanía de un hombre libre, la autonomía de un hombre de su pellejo para adentro.
Ahora vuestro mustio linaje solo sirve para poner un plato de sopa sobre las mesas de todos los niños de importación, baratos y marrones, que no os permitieron tener a vosotros.
Disfrutad de la Aktion T4 global que habéis desatado sobre vuestras inconscientes y putas cabezas de ácaro, y sobre las de vuestra nauseabunda prole enferma, y no penséis demasiado en el día en que os va a tocar reventar a vosotros, no os vayáis a distraer mientras subís piedras por la escalera de una cantera.
Sinceramente, creo que ya podéis chapar el hilo ahora que ya todos sabemos como acaba esto;
Con un cabronazo orinando al borde de una zanja sobre los cadáveres de puta de vuestros hijos.
¡Heil Hitler!