pai-mei
Muerto por dentro
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Con la panza de darkiano la sotana era una lona de circo.Escaneate la sotana, impostor
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Con la panza de darkiano la sotana era una lona de circo.Escaneate la sotana, impostor
Madre mía, ¿pero vosotros habéis leído esta frase?
Hijo de la grandísima puta.
Querida sobrina:
Hablar de “moral abrahamánica” como un bloque único es problemático. Dentro de las tradiciones judía, cristiana e islámica existe una diversidad interna enorme: desde lecturas legalistas estrictas hasta corrientes místicas, liberales o incluso humanistas. No se puede afirmar que todas compartan un carácter “ontológicamente totalitario” sin incurrir en una generalización.
Segundo, el término “ontológicamente totalitario” es contradictorio. La ontología se refiere al ser, a lo que existe, no a la forma de organización política o moral. La categoría de “totalitarismo” es histórica y política, no ontológica. Afirmar que algo es “ontológicamente totalitario” equivale a decir que, en su ser mismo, no puede ser otra cosa que opresión absoluta. Esto no se sostiene, ya que incluso dentro de marcos religiosos abrahámicos han emergido movimientos emancipadores, éticas comunitarias solidarias y defensas de la libertad de conciencia.
Tercero, asociar el socialismo con una “evolución industrial” de esa supuesta moral totalitaria es un salto argumental injustificado. El socialismo surge de condiciones históricas concretas: la revolución industrial, la desigualdad derivada del capitalismo y las luchas obreras. No es una derivación teológica ni una “secularización” mecánica de la religión. Al contrario, muchos socialistas fueron críticos de la moral religiosa tradicional, y en varios contextos (como en la Comuna de París o en el marxismo clásico) hubo una fuerte confrontación con el poder eclesiástico.
Tu principal argumento es la fé y experiencias místicas.Para eso está la fe y la experiencia mística. Quien probó esto no tiene duda.
Querida sobrina:Querido tío bisabuelo, se lo disecciono, aunque intuyo que le va a entrar por un oído y le va a salir por el otro..
Las religiones abrahámicas son ontológicamente totalitarias.
Lo son.
No es una etiqueta gratuita: si entendemos el totalitarismo político como la intromisión absoluta en todos los aspectos de la vida –ideas, moral, economía, sexualidad, propiedad–, YHWH es..., tal cual.
Un panóptico que lo ve todo, lo juzga todo y lo condiciona todo. No hay un solo resquicio de libertad: cada acto, cada pensamiento, cada deseo está bajo vigilancia. Y sin opción de réplica.
No hay debate ni pluralidad, solo obediencia ciega ante lo Todopoderoso.
Si mira en otras religiones o filosofías, la diferencia es abismal.
En los politeísmo, cada dios tiene su papel acotado: uno para la guerra, otro para la fertilidad, otro para los mares. Ninguno pretende abarcar la totalidad de tu vida ni se erige en juez supremo.
Y si nos vamos a filosofías como el budismo, el taoísmo o el confucianismo en su raíz fundacional, directamente no existe ningún dios que te vigile. Son marcos de pensamiento y práctica personal.
Ahí no hay panóptico, no hay “Gran Hermano” divino. Eres libre para usar esas enseñanzas como herramientas, no como cadenas.
El marxismo, por su parte, no es más que una traducción industrial y atea del cristianismo.
Cambia los símbolos, pero conserva la estructura de fondo. Sigue siendo ese mismo dualismo moral adoptado del mazdeísmo: antes era el bien contra el mal, ahora es proletariado contra burguesía; antes era el pecado de la avaricia, ahora es la acumulación de capital; antes la salvación eterna en el cielo, ahora la utopía comunista al final de la historia.
Todo teñido de un moralismo buenista que no nace de un análisis frío y profundo, sino de una emotividad religiosa disfrazada de ciencia social.
Engels añade otra capa con su famoso 'El origen de la familia, la propiedad y el Estado', introduciendo la noción de patriarcado como pecado original secular.
Esa idea germina en el feminismo moderno, igual de moralizante y sin estudio antropológico riguroso. El esquema se repite: hay un culpable ontológico (antes el hombre caído, ahora el varón opresor) y una promesa de redención futura a través de la lucha ideológica.
Cuando el cristianismo empieza a quedarse obsoleto en una Europa industrial y cada vez más científica, el marxismo ocupa su lugar como religión sin dios.
Pero como todo abrahamismo, no se queda quieto: muta, se adapta, se reinventa. A veces con ropaje estatista, otras militarizado, otras burocrático.
Siempre con el mismo objetivo: colonizar cada rincón de la vida humana, imponer una verdad única y sofocar cualquier pluralidad.
Lo que une a las religiones abrahámicas con el marxismo es su vocación de totalidad.
No toleran lo fragmentación.
No conviven con lo diverso.
Todo debe estar bajo un solo relato, llámese dios o partido.
Su lógica es siempre la del control integral, de la vigilancia constante y de la moral impuesta desde arriba. Ahí está su verdadero parentesco, mucho más profundo que lo que la propaganda quiere admitir.
Si cambias la Biblia por el Manifiesto Comunista, el resultado es el mismo rebaño con distinto pastor.
Tranquilo, que nadie te va a llamar irrespetuoso… solo repetitivo: comparar a Dios con el tarot y con Sánchez es como decir que una pizza y un cometa son lo mismo porque ambos son redondos.Llámenme incrédulo e irrespetuoso, pero yo esto de Dios lo pongo al nivel de lo del Tarot de la @Bedela o al grado de cumplimiento de las promesas de Sánchez.
Por poner casos parecidos que nos resulten cercanos...
Por supuesto, como no has experimentado estas cosas eres incapaz de concebirlas. Te aseguro que el velo que nos separa de Dios es muy fino y fácil de rasgar. Es el demonio el que nos hace creer que es difícil.Tu principal argumento es la fé y experiencias místicas.
Ahá.
(...) Es el demonio el que nos hace creer que es difícil (...)
Tú no lo has visto.Yo sí.¡¡Ya salió el demonio!!
Este hilo es oro en barras...![]()
Crees que lo has visto. Que no es lo mismo.Tú no lo has visto.Yo sí.
De qué Dios? Del tuyo, de los islámicos? de todos los dioses del Olimpo griego?1. La inexistencia de Dios no puede demostrarse de manera absoluta.
Tú no lo has visto.Yo sí.
Un exorcismo que hice en mi parroquia con ayuda de mis dos diáconos. Fuimos tres los que lo vimos.Crees que lo has visto. Que no es lo mismo.
Un exorcismo que hice en mi parroquia con ayuda de mis dos diáconos. Fuimos tres los que lo vimos.
De todas formas quien recurre a la prostitución cruza un umbral que no se borra con el paso del tiempo, pues esa acción forma parte de su historia vital y de su identidad moral. Aunque deje de consumir durante años, la experiencia no desaparece: permanece inscrita en su biografía, marcando la forma en que se relaciona con la sexualidad, con las personas y consigo mismo. Así, ser consumidor de prostitución no depende solo de la frecuencia actual, sino del hecho irreversible de haberlo sido alguna vez.
La prostitución y la pornografía, presentadas muchas veces como expresiones de “libertad”, ocultan en realidad profundas heridas para el cuerpo, la mente y el alma. No son simples prácticas privadas: generan una cadena de sufrimiento humano y social difícil de medir.
En el cuerpo, la prostitución expone a enfermedades de transmisión sexual, a embarazos no deseados, a violencia física y a un desgaste orgánico acelerado. La pornografía, aunque no siempre implique contacto directo, degrada la percepción del cuerpo humano, reduciéndolo a un objeto de consumo, lo que abre la puerta a conductas compulsivas y a la pérdida de respeto por la salud propia y ajena.
En la mente, ambas industrias siembran distorsiones profundas. La persona prostituida suele cargar con traumas, depresión, ansiedad y un sentimiento constante de despersonalización. El consumidor de pornografía queda atrapado en una espiral de adicción, donde la dopamina sustituye al afecto real y donde la insatisfacción crece sin remedio. El deseo deja de ser un camino hacia el encuentro humano y se convierte en un laberinto de obsesiones.
En el alma, el daño es aún más silencioso. La prostitución arranca a la persona de su dignidad y la somete a la lógica del mercado: su ser se cotiza, se negocia, se compra. La pornografía anestesia la conciencia, enfría la capacidad de amar y convierte el misterio de la intimidad en un espectáculo vulgar. Ambas prácticas erosionan la noción de persona como fin en sí mismo, sustituyéndola por la idea de objeto para usar y desechar.
En conjunto, prostitución y pornografía levantan una cultura de la cosificación, donde el amor verdadero pierde terreno y donde la ternura se sustituye por la transacción. El cuerpo, que debería ser templo y lenguaje de entrega, se vuelve mercancía. La mente, que debería albergar pensamientos nobles, se acostumbra a la obsesión y al vacío. El alma, llamada a la comunión y a la esperanza, se siente rota y sin horizonte.
El camino de sanación requiere mirar de frente esta realidad, defender la dignidad de cada persona y volver a descubrir que el amor humano es más que deseo: es entrega, respeto y comunión.
En el momento en que sólo unos elegidos habéis sentido a eso que llamáis dios, y hablas de "sentir", "escuchar", "experimentar" de forma casi esotérica, demostráis que es un pufo.Por supuesto, como no has experimentado estas cosas eres incapaz de concebirlas. Te aseguro que el velo que nos separa de Dios es muy fino y fácil de rasgar. Es el demonio el que nos hace creer que es difícil.
Con la técnica de oración adecuada te aseguro que es muy fácil escuchar a Dios. Pero claro, esto hay que aprenderlo.
totalitarias” → Eso (flechitas y comillas que no son de teclado móvil/PC natural).
(Doble espaciado entre líneas).
En resumen: mucho palabreo, cero novedad. Es como gritar que el agua moja,
pero en 108 párrafos y con cara seria. (esto no tiene ni sentido contextual).
Yo creo en Dios. Y Dios existe, sí que existe, sólo que unos lo llaman de una manera y otros de otra.
¿Quién está en el cielo que nos da la vida?¿Quién nos ilumina?
¿Quién está arriba y todo lo ve y lleva puesta una corona de espinas?
¿Quién?
Uno los llaman Dios. Otros lo llamamos Sol.
No todo el mundo deifica la existencia.
Nadie.
Sólo hay una bola gigante de hidrógeno y helio que, con su radiación, permite el desarrollo del metabolismo biológico.
Un personaje imaginario inventado por Pablo de Tarso inspirada en la vida idealizada de un zelote.
Los propios judíos, donde se gesta el mito, rechazan el cuento paulino.
Yo le llamo "sólo eres un puñado de moléculas que alcanzó un nivel de autoconsciencia demasiado elevado".
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