No lo dudo, hamijo, de todos modos mis experiencias con putas han sido más normales que con muchas tipas que supuestamente no lo eran, aún así no he ido apenas de putas nunca. Una vez, camino de Sabadell me equivoqué y acabé yendo con unas montañas con unas carreteras como de montaña, con muchas curvas, y en cada una de ellas había una puta apostada con su silla plegable, todas con una pinta que no invitaba a pararlas, y mucho menos a poner el pene a disposición de cualquier parte de sus sidrosos cuerpos. Yo era muy joven, 18 años y carné recién sacado, y hubo un momento que me recorrió un escalofrío por el cuerpo, cuando al reducir velocidad en una curva pude ver, como a cámara lenta, una puta cuarentona y desdentada que me sonreía peito style. Fue uno de los momentos más tensos y terroríficos de mi incipiente juventud. Fin.