Me encanta el chamizo de spizo. Yo cuando estoy raro, sobre todo los domingos por la tarde, pongo en google "cabañas monoambiente" y me tiro las horas muertas viendo fotos de cabañas y me veo en ellas viviendo, en algún lugar indeterminado del páramo manchego o de algún monte toledano. Allí, solo, sin vecinos, viviendo con la única compañía de algún chucho mastín para que ladre y espante a los domingueros y los subnor del treking o los montanbikes. Con mis tablas de madera reciclado, mis palet rescatados de los contenedores, con mis formones y gubias labrando y moldeando el noble material hasta sacar cosas útiles.
El sueño de mi vida es ser autosuficiente, construir mi propia chabola, mis propios muebles (solo los básicos), unas gallinitas, un huerto, algunos frutales, los espárragos trigueros, los níscalos en octubre, los cardillos en marzo, criadillas; todo de temporada. Algunos cepos para conejos, alguna perdiz o torcaz de vez en cuando, mi liebre con arroz, y poco más. Vivir como un ermitaño, apartado de todos y de todo. Yendo al pueblo más cercano solo a por sal y café, con alguna escapada a la ciudad en busca de media hora de amor desesperado.
Esta la tengo en marcadores del chrome, me encanta, tiene lo meramente imprescindible. Sobra la tv, que en su lugar iría una pila de ropa sucia, y en vez de dos sillones orejeros (yo no espero visitas) solo uno, para leer mientras oigo el trinar de los pájaros por la mañana, la chicharra en verano y los grillos y ranas en las noches cálidas.
Me hago mis cálculos para ver cuántas placas solares necesitaría para vivir confortablemente, me lo monto a lo grande en mis fantasías, en ellas no me privo de una nevera pequeña A++, ni de mi calentador de agua caliente (de butano). Son pequeños placeres a los que me he acostumbrado y no me gustaría prescindir de ellos.
Solo me falta el terreno, un terrenito donde echar raíces y vivir tranquilo pudriéndome lentamente en armonía con la naturaleza, el cosmos y mi propia forma de ser.