Graeme Le Saux, inglés al que se tachaba de homosexual en la Premier.
Era el anti futbolista. Coleccionaba arte y antigüedades. Bebía vino. Leía
The Guardian (el periódico progre del Reino Unido). Vestía como un estudiante… Era el objetivo perfecto para los matones y los australopitecos que abundan en el fútbol (tanto entre compañeros, rivales y aficionados). Por donde quiera que iba (jugó en el Chelsea, el Blackburn Rovers y el Southampton) le iban llamando maricón. El problema más gordo al respecto lo tuvo con un ilustre ex jugador del Liverpool, el controvertido Robbie Fowler. En un partido entre el Chelsea y los reds en 1999, Le Saux se disponía a sacar una falta. Fowler se puso en la barrera pero de espaldas a él… y meneando el culo, en una clara provocación. Le Saux se indignó y se negó a sacar la falta. El árbitro le amonestó por retrasar el lanzamiento de la pena y al final fue otro compañero el que lo hizo. Minutos después, Le Saux le dio un cabezazo a Fowler que el árbitro no vio. Le Saux diría después: “Aquello me ofendió más que cualquier otra cosa en mi carrera. Lo que hizo (Fowler) estuvo mal y el nunca lo admitió. Todavía habla de ello como si fuera una anécdota graciosa”. Es cierto. Fowler incluyó esta anécdota en su autobiografía con mucha guasa.