Cannabis rebuznó:
Hostias, yo soy enamoradizo, pero mantenerme así por una década y encima con una tía que ha ido degenerando en todos los sentidos, tampoco lo entiendo.
Tiene su explicación, pero es una larga historia.
saca-al-tarado rebuznó:
Pues no le queda nada aún, no le arriendo la ganancia. Si continúa así verá que divertido le va a ser asistir al casi irremediable proceso inverso: una progresiva expansión lorzil, atocinante y tendente a lo amorfo de ese cuerpo que en otro tiempo le cautivó.
Disfrutaría como he disfrutado especialmente con otro amor (aún y cuando no le ha llegado a la suela de los zapatos del que mencioné anteriormente), dicha mujer, pese a que sentía lo mismo que yo sentía por ella, decidió irse con otro, cuyo mayor obsequio fue una cornamenta mayor a la del padre de Bambi. Estuve un par de años sin mantener contacto con ella, pero hace relativamente poco retomamos las conversaciones, y deja entrever que se arrepiente, que si me hubiera elegido a mí, las cosas hubiesen funcionado y bla, bla, bla... Demasiado tarde princesa. La conservo como una amiga, nada más.
A quien yo menciono no le deseo ningún mal. ¿Razones? Lea un poco más abajo.
Indiferencia rebuznó:
PeluKong, te digo por experiencia que fijarte y maximizar los defectos de esa persona para autoconvencerte de que no te gusta no funciona, es más, puede producir el efecto contrario. Lo único que funciona es aprender a controlar y atenuar tus emociones, relativizar, aceptar que sí, que estás enamorado y no eres correspondido pero tampoco es para tanto, cosas peores le pueden tocar a uno en esta vida.
Aunque haya dado indicios que le hagan presuponer que estoy maximizando los defectos de mi amor, se equivoca, no pretendo juzgar a nadie por el camino que decide tomar en su vida, simplemente me desagrada su elección, yo conozco sus sueños y aspiraciones y me entristece que gran parte de su tiempo lo dedique precisamente a menesteres que le alejan de éstos, no me gusta nada que se pase el día fumando porros.
También se equivoca en lo de que no soy correspondido, pues siempre ha habido una química especial entre nosotros, pero por aquel entonces, por el inicio de esta tragicomedia, yo era de aquellos que piensan en el amor de príncipes y princesas (me eduqué en un entorno familiar compuesto principalmente por mujeres), así que creía fervientemente que el destino nos depararía una ocasión especial donde revelar nuestro amor. Mentira cochina, a palos he aprendido que la vida no es justa, y lo que no te da ésta, se lo tienes que arrebatar a mordiscos si es necesario. Desgraciadamente, eso es algo que aprendí demasiado tarde.
En temas amorosos siempre he sido un cobarde, algo insólito, pues siempre he sido el más valiente de cuantos me rodean, a pesar de ser tímido e introvertido, cuando la ocasión lo ha requerido, he sacado cojones de donde ha hecho falta para defender a los míos, y hasta el día de hoy no he tenido que recurrir a la violencia para resolver ninguna situación, incluso con armas blancas en los casos más graves, mi simple palabra ha bastado siempre para arreglar los conflictos.
El caso es que un día nuestros caminos se separaron, y poco a poco me fui olvidando de ella, solían pasar meses entre cada encuentro fortuito, y, cada vez que le veía (y le veo), me quería morir, soy alguien bastante frío y no me suelen sorprender demasiadas cosas (tal vez un síntoma de depresión), pero era verle a ella y desatarse en mí la química mas salvaje, algo completamente incontrolable, hasta el punto de no salirme palabras por la boca.
Ahora hace bastante que no le veo, y eso que vive a dos minutos mi casa, pero no sé cómo reaccionaré la próxima vez que le vea, a menudo pienso que, de haberme enamorado a estas alturas de la película, en estos momentos mi lengua se encontraría en las entrañas más profundas de su faringe, una vez puesto a un lado el amor idílico irreal.
Lo que realmente no comprendo y me saca de mis casillas, es que no parece seguir la conducta rudimentaria de la mujer promedio, y lo digo completamente en serio. Contando que actualmente le veo sin ningún rasgo de divinidad, esto es, un ser humano corriente, con sus interminables defectos inundando sus pocas virtudes, como todos los humanos al fin y al cabo, y, emitiendo yo radiación beta a raudales, decepcionándole innumerables ocasiones y siendo poco hombre, en cada mirada y en cada sonrisa, he visto la alegría que siente por verme. A mí, que soy un tipo normal, con mi mirada oscura y mis frustraciones inocultables, que se me hace muy difícil mostrar un gesto amable: "Estás muy cascao", eso es lo que me decía mi tutor cuando tenía 15 años, ese soy yo, el adalid del fracaso, y, sin embargo, aún juntando todo eso, me quiere, y eso es algo maravilloso.
¿Entienden ahora por qué le sigo amando?
Agradezco sus opiniones y consejos, pero de todas formas, no era mi intención recibirlos, tan solo quería añadir un punto de vista diferente al tema, gracias por leerme.