cuellopavo
Frikazo
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Por un tributo en esta web: https://elmundano.wordpress.com/2010/01/26/tributo-a-emilio-canil-por-antonio-gonzalez-lejarraga/
acabo de enterarme de la muerte de Emilio Cañil, el fundador de Discoplay, el pasado 22 de enero. Y decir Discoplay es decir BID para los que no viven en Madrid, el boletín gratuito para los clientes de venta por correo que llegaba a primeros de mes, como una promesa de novedades forrada en papel.
Otros tiempos en provincias, mediados de los ochenta. El primer pedido que hice fue una cassette con el directo de los Stranglers, y el siguiente el Life's Too Good de los Sugarcubes y los dos de los Housemartins, en LP, antes siquiera de tener plato. Firmaba mi hermano, porque yo era menor de edad. Siguieron más pedidos, más paquetes contrareembolso de la discoteca básica en descuentos progresivos, paquetes que eran como santos griales que iba a buscar en bicicleta a la oficina de Correos para abrir con verdadera devoción.
Bah, no me quiero extender en batallitas, pero es imposible para mí separar Discoplay con la iniciación a esa música fuera de tiempo o fuera de dial; sólo tres momentos que brillan en mi memoria al lado de un paquete de cartón recién llegado: 16 Lovers Lane de The Go-Betweens, el primero de los Stone Roses y Remain In Light de los Talking Heads. ¿Dónde esta esa magia? ¿Alguien hoy mira con ansiedad las portadas de los discos? En fin, mundo viejuno. Pero gracias por todos esos BID que repasé a conciencia, haciendo números estrujados; cada peseta invertida valió la pena. Los que no conciban la espera de un mes para tener/escuchar un disco no sabrán del que estoy hablando.
Aunque espero que alguien más no pueda evitar mirar con nostalgia el lugar de donde uno viene
acabo de enterarme de la muerte de Emilio Cañil, el fundador de Discoplay, el pasado 22 de enero. Y decir Discoplay es decir BID para los que no viven en Madrid, el boletín gratuito para los clientes de venta por correo que llegaba a primeros de mes, como una promesa de novedades forrada en papel.
Otros tiempos en provincias, mediados de los ochenta. El primer pedido que hice fue una cassette con el directo de los Stranglers, y el siguiente el Life's Too Good de los Sugarcubes y los dos de los Housemartins, en LP, antes siquiera de tener plato. Firmaba mi hermano, porque yo era menor de edad. Siguieron más pedidos, más paquetes contrareembolso de la discoteca básica en descuentos progresivos, paquetes que eran como santos griales que iba a buscar en bicicleta a la oficina de Correos para abrir con verdadera devoción.
Bah, no me quiero extender en batallitas, pero es imposible para mí separar Discoplay con la iniciación a esa música fuera de tiempo o fuera de dial; sólo tres momentos que brillan en mi memoria al lado de un paquete de cartón recién llegado: 16 Lovers Lane de The Go-Betweens, el primero de los Stone Roses y Remain In Light de los Talking Heads. ¿Dónde esta esa magia? ¿Alguien hoy mira con ansiedad las portadas de los discos? En fin, mundo viejuno. Pero gracias por todos esos BID que repasé a conciencia, haciendo números estrujados; cada peseta invertida valió la pena. Los que no conciban la espera de un mes para tener/escuchar un disco no sabrán del que estoy hablando.
Aunque espero que alguien más no pueda evitar mirar con nostalgia el lugar de donde uno viene