Bender
Asiduo
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Hamijos forerocs, abro éste hilo para denostar una de las muchas tendencias jipis y buenrollistas que en los últimos tiempos se está instalando en la sociedad, la Discriminacion Positiva Laboral.
Con ella se reservan determinadas plazas laborales para ciertos colectivos desfavorecidos, en donde se accede a un puesto de trabajo no por méritos ni por idoneidad del candidato, sino por el hecho de pertenecer a uno de dichos colectivos y con el fin de facilitar su acceso al mercado laboral.
La idea en sí no es del todo mala, está fundamentada en ideales maravillosos, humanos, progresistas y utópicos pero sus aplicaciones prácticas por medio de reglamentos y leyes inflexibles en el día a día, y sobre todo en las administraciones públicas, tienen una obvia y nefasta consecuencia de ineptitud, ineficacia y hasta riesgos para la ciudadanía y por supuesto mucho, mucho LoL, como seguidamente os narraré en la siguiente anécdota verídica.
Recientemente ingresaron a mi padre en un hospital de la sanidad pública, achuchón rutinario, y uno de los días que estuve acompañándole salí un rato al pasillo mientras una amable chica cambiaba las sábanas y limpiaba la habitación.
Al fondo del pasillo apareció una cama dando bandazos, con su botella de suero bailando, aparentemente movida como por control remoto sin ninguna pericia, de los giros que pegaba chocaba cada metro contra la pared opuesta pese a los gritos de "cuidado!!" que emitía una señora mayor, cargada de bolsas, que trotaba a su lado.
El misterio se resolvió al pasar por mi lado, yo pegado a la pared en el hueco de la puerta como un burladero improvisado.
La cama la empujaba una celadora sorprendente.
No mediría el metro y medio ni de coña, porque la cabeza no le asomaba por encima de la estructura. Contrahecha y escorada, tenia la espalda torcida hacia la izquierda y la pierna de ese lado doblada hacia dentro haciendo como una X. La cadera le sobresalía como un yunque, y el brazo derecho era claramente mas corto que el izquierdo. Toda la pinta de tener un Síndrome Innombrable de esos.
Gruñendo por el esfuerzo, giró la cama para meterla en la habitación justo enfrente mío. El ostión contra el marco fue impresionante. La cabeza del paciente (un pobre viejo operado de próstata) se agitó como la niña del Exorcista y cayeron cachos de escayola de la pared. Movido por mi natural instinto altruista, me acerqué a ayudarla moviendo la cama y me ladró de malos modos que me apartara, que se encargaba ella. Entre maldiciones, la Cyborgceladora giró con brío la cama hacia el otro lado y...
Otro ostión contra el otro marco.
Más giros excéntricos del cuello del vejete y derrumbe de más escayola.
Por fin, mientras los familiares del otro paciente de la habitación asaltada corren a refugiarse en un rincón como cobayas frente a una pitón que se introduce en su jaula, la celadora consigue encajar la cama/ariete y meterla en la habitación, arrastrando la silla que encuentra a su paso. Gracias a la inestimable colaboración de los cobayas y a pesar de los gritos de protesta de la abnegada trabajadora, la cama queda en su sitio sin más percances y la celadora sale de la habitación, desafiante, cojeando de manera grotesca mientras se marcha enfurruñada estrangulando con la mirada a los intrusos acompañantes que obstaculizábamos el pasillo al paso de la Caravana de MadMax™.
Que no me parece mal que se meta a trabajar a gente jorobada que derecho a comer tienen como los demás, pero hombre, un poco de sentido común a la hora de asignar los puestos y las plazas no estaría de más, hoigan.
Afortunadamente mi viejo salió pronto y no llegué a saber mas del pobre vejete aquel, pero sospecho que si salió con las facultades cognitivas en su sitio, no le faltarían vértigos y cefaleas para los restos gracias al exquisito transporte proporcionado por doña enfurruñada.
Y ustedes? Conocen casos similares de bochornoso igualitarismo letal?
Con ella se reservan determinadas plazas laborales para ciertos colectivos desfavorecidos, en donde se accede a un puesto de trabajo no por méritos ni por idoneidad del candidato, sino por el hecho de pertenecer a uno de dichos colectivos y con el fin de facilitar su acceso al mercado laboral.
La idea en sí no es del todo mala, está fundamentada en ideales maravillosos, humanos, progresistas y utópicos pero sus aplicaciones prácticas por medio de reglamentos y leyes inflexibles en el día a día, y sobre todo en las administraciones públicas, tienen una obvia y nefasta consecuencia de ineptitud, ineficacia y hasta riesgos para la ciudadanía y por supuesto mucho, mucho LoL, como seguidamente os narraré en la siguiente anécdota verídica.
Recientemente ingresaron a mi padre en un hospital de la sanidad pública, achuchón rutinario, y uno de los días que estuve acompañándole salí un rato al pasillo mientras una amable chica cambiaba las sábanas y limpiaba la habitación.
Al fondo del pasillo apareció una cama dando bandazos, con su botella de suero bailando, aparentemente movida como por control remoto sin ninguna pericia, de los giros que pegaba chocaba cada metro contra la pared opuesta pese a los gritos de "cuidado!!" que emitía una señora mayor, cargada de bolsas, que trotaba a su lado.
El misterio se resolvió al pasar por mi lado, yo pegado a la pared en el hueco de la puerta como un burladero improvisado.
La cama la empujaba una celadora sorprendente.
No mediría el metro y medio ni de coña, porque la cabeza no le asomaba por encima de la estructura. Contrahecha y escorada, tenia la espalda torcida hacia la izquierda y la pierna de ese lado doblada hacia dentro haciendo como una X. La cadera le sobresalía como un yunque, y el brazo derecho era claramente mas corto que el izquierdo. Toda la pinta de tener un Síndrome Innombrable de esos.
Gruñendo por el esfuerzo, giró la cama para meterla en la habitación justo enfrente mío. El ostión contra el marco fue impresionante. La cabeza del paciente (un pobre viejo operado de próstata) se agitó como la niña del Exorcista y cayeron cachos de escayola de la pared. Movido por mi natural instinto altruista, me acerqué a ayudarla moviendo la cama y me ladró de malos modos que me apartara, que se encargaba ella. Entre maldiciones, la Cyborgceladora giró con brío la cama hacia el otro lado y...
Otro ostión contra el otro marco.
Más giros excéntricos del cuello del vejete y derrumbe de más escayola.
Por fin, mientras los familiares del otro paciente de la habitación asaltada corren a refugiarse en un rincón como cobayas frente a una pitón que se introduce en su jaula, la celadora consigue encajar la cama/ariete y meterla en la habitación, arrastrando la silla que encuentra a su paso. Gracias a la inestimable colaboración de los cobayas y a pesar de los gritos de protesta de la abnegada trabajadora, la cama queda en su sitio sin más percances y la celadora sale de la habitación, desafiante, cojeando de manera grotesca mientras se marcha enfurruñada estrangulando con la mirada a los intrusos acompañantes que obstaculizábamos el pasillo al paso de la Caravana de MadMax™.
Que no me parece mal que se meta a trabajar a gente jorobada que derecho a comer tienen como los demás, pero hombre, un poco de sentido común a la hora de asignar los puestos y las plazas no estaría de más, hoigan.
Afortunadamente mi viejo salió pronto y no llegué a saber mas del pobre vejete aquel, pero sospecho que si salió con las facultades cognitivas en su sitio, no le faltarían vértigos y cefaleas para los restos gracias al exquisito transporte proporcionado por doña enfurruñada.
Y ustedes? Conocen casos similares de bochornoso igualitarismo letal?
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