¿Alguna vez habeis tenido una experiencia extremadamente dolorosa? ¿Qué pensais en ese momento?. Yo os cuento la mía.
Hace tiempo padecí una otitis (infección en el oido), derivada de un inocente baño en una piscina (con la cantidad de gente que se mea, no me extraña, una vez hasta vi a un tio haciendose una gallarda, ni qué decir tiene que salí del agua echando leches). Todo empezó como una simple molestia, un leve picorcillo que no me impedía hacer mi vida normal. Entonces, una noche me desperté en medio de horribles dolores. Tenía una hemorragia bastante fuerte en el oido. Con esta pena, y una buena dosis de antibióticos, pasé la siguiente semana. Pero aquello no mejoraba. El dolor era insoportable, y mi oido rezumaba pus y sangre. Todas las mañanas tenía que cambiar la almohada, porque aquello parecía una casquería.
Me cambiaron el tratamiento: más antibióticos y gotitas. Pero seguía sin mejorar. Aquello se estaba haciendo insufrible. Mi oreja parecía un grifo de pus.
Dos semanas después de que empezara todo, el dolor era tan agudo que fui a urgencias. Me volvieron a cambiar el tratamiento. Y los gritos del médico no me tranquilizaron nada, nada...:
-"¡¡¡Pero joder!!!, ¡¡¡Pero chaval, lo que tienes ahí!!!.
Cualquiera diría que tenía un alien...
A los pocos días de esto, todavía se agravó más el asunto. Me salío un forúnculo en mitad de la infección del oido. El dolor era terrible. Me comía nolotiles como si fuesen lacasitos. Y no oia ABSOLUTAMENTE NADA por ese oido. Una puta angustia.
La infección era tan grande, que se me desplazó la mandíbula. No podía comer, ni casi hablar. Mi oreja parecía una butifarra. Mi hermano se reía de mí, porque decía que tenía una oreja de soplillo y la otra no. Hijodeputa.
En este punto, mi dolor era algo sobrenatural. El más leve roce del aire en mi oreja me hacía desear la muerte. El pus mezclado con jirones de sangre seca corrían por mi cuello. Entonces fuí a otro médico, esta vez privado. El diagnóstico era otitis infecciosa foruncular con hemorragia (cágate lorito). Me dijo que tenía que limpiarme el oido de pus, que si no no se me iba a curar. Aquello fue estremecedor.
Me mandó tumbarme con el oido malo hacia arriba y.... me aspiró el oido (os recuerdo que sólo el aire me ponía a morir). Fue un puto calvario. El aparato hacía el mismo ruido que los del dentista. Y me lo metió por el oido, hasta el fondo.. Mi cuerpo temblaba. Notaba el sudor en mi cara, y todos mis músculos se contrageron. La cabeza me daba vueltas, quería vomitar del puro dolor, tenía la sensación de que aquello no acabaría nunca. Y el dolor... agudo como cien mil cuchillos al rojo taladrándome la cabeza. Terminé llorando, no podía más, y suplicando al médico que parase.
Fue lo más extremo en toda mi vida. Os juro que ahora veo el dolor de otra manera.
Lo cierto es que después de eso empecé a mejorar. Cuando me curé, había perdido 8 kilos.
Y otra cosa, cuando vuelva a la piscina, me pienso poner tapones de corcho en las orejas. Lo juro.
Hace tiempo padecí una otitis (infección en el oido), derivada de un inocente baño en una piscina (con la cantidad de gente que se mea, no me extraña, una vez hasta vi a un tio haciendose una gallarda, ni qué decir tiene que salí del agua echando leches). Todo empezó como una simple molestia, un leve picorcillo que no me impedía hacer mi vida normal. Entonces, una noche me desperté en medio de horribles dolores. Tenía una hemorragia bastante fuerte en el oido. Con esta pena, y una buena dosis de antibióticos, pasé la siguiente semana. Pero aquello no mejoraba. El dolor era insoportable, y mi oido rezumaba pus y sangre. Todas las mañanas tenía que cambiar la almohada, porque aquello parecía una casquería.
Me cambiaron el tratamiento: más antibióticos y gotitas. Pero seguía sin mejorar. Aquello se estaba haciendo insufrible. Mi oreja parecía un grifo de pus.
Dos semanas después de que empezara todo, el dolor era tan agudo que fui a urgencias. Me volvieron a cambiar el tratamiento. Y los gritos del médico no me tranquilizaron nada, nada...:
-"¡¡¡Pero joder!!!, ¡¡¡Pero chaval, lo que tienes ahí!!!.
Cualquiera diría que tenía un alien...
A los pocos días de esto, todavía se agravó más el asunto. Me salío un forúnculo en mitad de la infección del oido. El dolor era terrible. Me comía nolotiles como si fuesen lacasitos. Y no oia ABSOLUTAMENTE NADA por ese oido. Una puta angustia.
La infección era tan grande, que se me desplazó la mandíbula. No podía comer, ni casi hablar. Mi oreja parecía una butifarra. Mi hermano se reía de mí, porque decía que tenía una oreja de soplillo y la otra no. Hijodeputa.
En este punto, mi dolor era algo sobrenatural. El más leve roce del aire en mi oreja me hacía desear la muerte. El pus mezclado con jirones de sangre seca corrían por mi cuello. Entonces fuí a otro médico, esta vez privado. El diagnóstico era otitis infecciosa foruncular con hemorragia (cágate lorito). Me dijo que tenía que limpiarme el oido de pus, que si no no se me iba a curar. Aquello fue estremecedor.
Me mandó tumbarme con el oido malo hacia arriba y.... me aspiró el oido (os recuerdo que sólo el aire me ponía a morir). Fue un puto calvario. El aparato hacía el mismo ruido que los del dentista. Y me lo metió por el oido, hasta el fondo.. Mi cuerpo temblaba. Notaba el sudor en mi cara, y todos mis músculos se contrageron. La cabeza me daba vueltas, quería vomitar del puro dolor, tenía la sensación de que aquello no acabaría nunca. Y el dolor... agudo como cien mil cuchillos al rojo taladrándome la cabeza. Terminé llorando, no podía más, y suplicando al médico que parase.
Fue lo más extremo en toda mi vida. Os juro que ahora veo el dolor de otra manera.
Lo cierto es que después de eso empecé a mejorar. Cuando me curé, había perdido 8 kilos.
Y otra cosa, cuando vuelva a la piscina, me pienso poner tapones de corcho en las orejas. Lo juro.