¡¡¡Eeeehh eeeeeeeeeehhhhhhhhhhhhhhhhhhh eeeeeeeeeeeeeeeeehhhhhh!!! Hilo de actuaciones topboxiles.

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Vas a Ceuta y Melilla, y resulta que la mitad de guardia civil y policías son moros; el resto, gallegos y andaluces. La tropa del ejército está conformada de moros.

No digas defraudadores, dí autónomos liberales (a los que os ahogan los impuestos).
Si hijo mío, a este paso me voy a hacer funcionario yo también. Porque como sigan machacándonos a impuestos...

Cuando toda Hezpaña trabaje para el sector público; a ver quien va a trabajar en la empresa privada y de autónomo para que nos paguen el sueldo y la jubilación.
 
Editado cobardemente:
Os pongo el video de un accidente del otro dia por estas tierras.
Conducia una mujer y los dos iban sin cinto...el copiloto bueno, pero la conductora esta en la Uci

 
Si hijo mío, a este paso me voy a hacer funcionario yo también. Porque como sigan machacándonos a impuestos...

Cuando toda Hezpaña trabaje para el sector público; a ver quien va a trabajar en la empresa privada y de autónomo para que nos paguen el sueldo y la jubilación.
Sí, hazte funcionario público y aprueba una oposición libre, en condiciones de igualdad, mérito y capacidad, y me cuentas. Y a ver cuánto cobras. He estudiado lo mismo que tú, más una oposición.

Yo también estoy hasta los cojones de que me controlen mi horario funcionarios de la consejería de turno, siendo cuerpos nacionales, que viven de puta madre y a los que tú no conoces, ni tienes idea de su existencia. Estoy hasta los cojones también de aguantar a delincuentes, maleducados y chonis, de tener que pagar absolutamente todos mis tributos, mientras un 25% de la economía española tiene su origen en el dinero negro. Ser funcionario de Justicia es maravilloso. Hijo mío.
 
Editado cobardemente:
Yo también estoy hasta los cojones de que me controlen mi horario funcionarios de la consejería de turno, siendo cuerpos nacionales, que viven de puta madre y a los que tú no conoces, ni tienes idea de su existencia
Maravilloso.


Ante la ley​

[Cuento - Texto completo.]

Franz Kafka

Ante la ley hay un guardián. Un campesino se presenta frente a este guardián, y solicita que le permita entrar en la Ley. Pero el guardián contesta que por ahora no puede dejarlo entrar. El hombre reflexiona y pregunta si más tarde lo dejarán entrar.

-Tal vez -dice el centinela- pero no por ahora.

La puerta que da a la Ley está abierta, como de costumbre; cuando el guardián se hace a un lado, el hombre se inclina para espiar. El guardián lo ve, se sonríe y le dice:

-Si tu deseo es tan grande haz la prueba de entrar a pesar de mi prohibición. Pero recuerda que soy poderoso. Y sólo soy el último de los guardianes. Entre salón y salón también hay guardianes, cada uno más poderoso que el otro. Ya el tercer guardián es tan terrible que no puedo mirarlo siquiera.

El campesino no había previsto estas dificultades; la Ley debería ser siempre accesible para todos, piensa, pero al fijarse en el guardián, con su abrigo de pieles, su nariz grande y aguileña, su barba negra de tártaro, rala y negra, decide que le conviene más esperar. El guardián le da un escabel y le permite sentarse a un costado de la puerta.

Allí espera días y años. Intenta infinitas veces entrar y fatiga al guardián con sus súplicas. Con frecuencia el guardián conversa brevemente con él, le hace preguntas sobre su país y sobre muchas otras cosas; pero son preguntas indiferentes, como las de los grandes señores, y, finalmente siempre le repite que no puede dejarlo entrar. El hombre, que se ha provisto de muchas cosas para el viaje, sacrifica todo, por valioso que sea, para sobornar al guardián. Este acepta todo, en efecto, pero le dice:

-Lo acepto para que no creas que has omitido ningún esfuerzo.

Durante esos largos años, el hombre observa casi continuamente al guardián: se olvida de los otros y le parece que éste es el único obstáculo que lo separa de la Ley. Maldice su mala suerte, durante los primeros años audazmente y en voz alta; más tarde, a medida que envejece, sólo murmura para sí. Retorna a la infancia, y como en su cuidadosa y larga contemplación del guardián ha llegado a conocer hasta las pulgas de su cuello de piel, también suplica a las pulgas que lo ayuden y convenzan al guardián. Finalmente, su vista se debilita, y ya no sabe si realmente hay menos luz, o si sólo lo engañan sus ojos. Pero en medio de la oscuridad distingue un resplandor, que surge inextinguible de la puerta de la Ley. Ya le queda poco tiempo de vida. Antes de morir, todas las experiencias de esos largos años se confunden en su mente en una sola pregunta, que hasta ahora no ha formulado. Hace señas al guardián para que se acerque, ya que el rigor de la muerte comienza a endurecer su cuerpo. El guardián se ve obligado a agacharse mucho para hablar con él, porque la disparidad de estaturas entre ambos ha aumentado bastante con el tiempo, para desmedro del campesino.

-¿Qué quieres saber ahora? -pregunta el guardián-. Eres insaciable.

-Todos se esfuerzan por llegar a la Ley -dice el hombre-; ¿cómo es posible entonces que durante tantos años nadie más que yo pretendiera entrar?

El guardián comprende que el hombre está por morir, y para que sus desfallecientes sentidos perciban sus palabras, le dice junto al oído con voz atronadora:

-Nadie podía pretenderlo porque esta entrada era solamente para ti. Ahora voy a cerrarla.

FIN
 
En Ceuta porque no tienen otra alternativa, al tener delante el mar y detrás Morolandia. Donde yo vivo, que cuenta con unos 67.000 habitantes, me consta que la mayoría de los policías (locales y nacionales) viven fuera del pueblo. Muy poquitos residen aquí.
Pues como el que juega en el Villarreal o en el Rayo Vallecano que tampoco viven allí.
 
Estoy hasta los cojones también de aguantar a delincuentes, maleducados y chonis, de tener que pagar absolutamente todos mis tributos, mientras un 25% de la economía española tiene su origen en el dinero negro.
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